AmbarLa soledad del departamento parecía más abrumadora de lo habitual esa noche. Estaba acostumbrándome, o al menos eso me repetía a mí misma. Desde que Axel se había marchado, el silencio era mi única compañía. El eco de los recuerdos de lo que habíamos sido resonaba en cada rincón. Y, por supuesto, el pequeño ser dentro de mí, que cada día crecía más, no me dejaba olvidar que, a pesar de todo, seguía conectada a él, aunque no quisiera.Estaba sentada en el sofá, mirando la pantalla del televisor sin prestarle verdadera atención, cuando el sonido repentino de la puerta resonó por todo el apartamento. Me sobresalté, no esperando visitas a esta hora. Fruncí el ceño mientras me levantaba, con un leve presentimiento en el pecho. Algo no estaba bien.Al abrir la puerta, el aire a mi alrededor pareció volverse más denso. Ahí estaba él: Robert King, el padre de Axel. Siempre impecable, con su traje caro y esa presencia intimidante que lograba que cualquiera quisiera alejarse de él. Su mir
AxelEl eco de las risas, el tintineo de las copas y el murmullo constante de las conversaciones llenaban la enorme mansión de Alice, pero para mí, era todo un ruido ensordecedor. Las luces cálidas y la decoración impecable hacían que la fiesta pareciera perfecta, como si todo estuviera en su lugar. Las familias King y Hamilton estaban reunidas en lo que pretendía ser una celebración del próximo gran paso: el compromiso oficial entre Alice y yo.Sonreí, fingiendo que todo iba de maravilla. La fachada perfecta, como siempre. Los socios y aliados de ambas familias circulaban entre los invitados, hablando de negocios, haciendo promesas veladas y sellando acuerdos con una copa de champán en la mano. Esto no era una fiesta; era una negociación encubierta. Y yo era el trofeo que sellaba la unión entre las familias.Alice estaba al otro lado del salón, rodeada por un grupo de mujeres que no dejaban de alabar su vestido, un diseño exclusivo que, como todo lo relacionado con ella, debía ser pe
AmbarEra una noche tranquila, y el aroma de la cena llenaba el departamento. Me encontraba en la cocina, moviéndome de un lado a otro mientras preparaba una comida más elaborada de lo habitual. Kate estaba sentada en la mesa, mirándome con una mezcla de curiosidad y extrañeza. Sabía que algo le rondaba la mente, porque cada vez que intentaba abrir la boca para decir algo, se detenía como si no supiera cómo empezar."Vamos, suéltalo", pensé para mis adentros mientras seguía con la cena.—¿No crees que estás cocinando mucha comida? —preguntó finalmente, con su tono habitual, pero con un trasfondo de duda.Sonreí para mí misma. Sabía que mi amiga estaba intentando disimular. Quizás pensaba que por estar embarazada, mi apetito había aumentado considerablemente. Aunque lo cierto era que había algo más detrás de mi motivación por cocinar tanto esa noche.—Bueno, sí, ya sabes... el bebé —respondí con una risita, tratando de no darle demasiada importancia.Kate se quedó en silencio un moment
AmbarLa risa de Kate resonó en la pequeña cocina de mi departamento mientras yo retiraba la pasta en la sartén. Ya era de noche y la cena estaba casi lista, pero la conversación con mi mejor amiga había captado toda mi atención. La cena podía esperar. Kate se movía inquieta, claramente sorprendida y sin poder creer lo que acababa de ver.—Así que… ¿Axel y tú ya es algo oficial? —preguntó, con los ojos muy abiertos y una sonrisa traviesa. Se acomodó mejor en la silla, cruzando los brazos, esperando una respuesta.No pude evitar reírme. La expresión de Kate era un poema . Esa mezcla de incredulidad y emoción. Era casi imposible no contagiarse de su energía, pero lo que más me hacía reír era cómo me sentía por dentro: completamente feliz .—Digamos que sí, algo así —respondí, con una sonrisa enamorada que no podía ocultar. Sentí mis mejillas calentarse al recordar cómo había llegado hasta este momento. Axel había sido claro, decidido y valiente. Después de tanto drama y confusión, él ha
AxelMe recargué en el respaldo de la silla de cuero, observando a Dave mientras ajustaba los últimos documentos sobre la mesa. La oficina estaba envuelta en una calma tensa, el tipo de calma que precede a una tormenta. Todo estaba llegando a su punto culminante, y no había marcha atrás.—¿Tienes todo listo? —pregunté, con los dedos tamborileando sobre el escritorio, mi mente trabajando a mil por hora. La boda falsa con Alice sería el desenlace perfecto, pero necesitaba que cada pieza encajara sin fallos.Dave me lanzó una mirada tranquila, aunque conocía ese brillo en sus ojos. Él también sentía la adrenalina del plan.—Todo está bajo control —respondió, colocando los documentos sobre la mesa—. El juez falso es amigo mío desde hace años, y nadie sospechará nada. Es abogado de verdad, con credenciales impecables, pero hará lo que le pedimos. La ceremonia será totalmente creíble, aunque en realidad no tendrá validez legal.Sonreí, satisfecho. Habíamos llegado lejos con este plan, y aho
AxelEl sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla era lo único que rompía el silencio mientras me encontraba en una de las terrazas de la casa de playa de mi familia. El aire estaba cargado de tensión. A lo lejos, los primeros invitados comenzaban a llegar. La boda falsa, el gran día en el que todo nuestro plan se pondría en marcha, estaba a punto de comenzar.Miré hacia abajo, observando a los asistentes que ya se acomodaban en los asientos dispuestos en el jardín frente a la playa. Mi familia y la de Alice estaban allí, perfectamente ignorantes de lo que estaba por suceder. No era la boda que todos esperaban, ni la que Alice había estado presumiendo en los últimos días. Esto sería el inicio de su caída, y el fin del control de mi padre sobre mi vida.Sentí pasos detrás de mí y, al girarme, encontré a Dave, vestido con un traje impecable, aunque su mirada tenía ese brillo cómplice que ambos compartíamos desde que comenzamos a trazar este plan.—¿Todo listo? —preguntó,
AxelEl eco de mis pasos resonaba en el gran salón vacío. Todos los invitados se habían ido ya, dejando atrás una atmósfera de tensión, sorpresa y traición. Alice estaba devastada, su rostro pálido y lleno de lágrimas, y su padre, Robert, había salido furioso de la sala tras la humillación pública que le había causado. Pero ahora, con el lugar en silencio, era hora de que las piezas del rompecabezas finalmente cayeran en su lugar.Me dirigí hacia mi oficina, donde Dave me esperaba junto a una carpeta gruesa que contenía todos los documentos que habían firmado durante el evento. Las pruebas de la traición de Robert y su familia estaban en esas páginas.—¿Listo? —preguntó Dave con una media sonrisa—. Está todo aquí. La verdad completa.Asentí mientras tomaba asiento. Había llegado el momento de enfrentarme a lo que realmente había sucedido, y lo que Alice, quizás ingenuamente, había ignorado. Su padre era mucho más peligroso de lo que jamás hubiera imaginado.—Es hora de que todos sepan
AmbarLas horas pasaban lentamente, como si el tiempo se hubiera estirado de una manera cruel y agonizante. Estaba sentada en el sofá, mi teléfono en la mano, esperando con desesperación una llamada de Axel. Él siempre llamaba, especialmente en días importantes como este. Pero ahora, el silencio era abrumador, y una inquietud inexplicable comenzó a crecer en mi pecho, como una sombra envolvente que no podía ignorar.Intenté tranquilizarme, diciéndome que tal vez estaba ocupado, que todo saldría bien, pero el mal presentimiento no desaparecía. Cada minuto que pasaba sin noticias, el nudo en mi estómago se apretaba más. Algo andaba mal. Lo sentía en los huesos.Miré el reloj: las nueve, luego las diez, y aún nada.El sonido del timbre rompió el silencio de la noche, haciéndome saltar del sofá. Corrí hacia la puerta, esperando, rezando que fuera Axel... pero al abrirla, vi a Kate. Mi amiga había venido porque la llamé hace horas, pero ahora, viéndola, su presencia solo me recordaba que A