Narrador OmniscienteAmbar caminaba de regreso a casa, su mente aún enredada en los eventos del día. La presentación había sido agotadora, y aunque su desempeño fue profesional y firme, no podía quitarse la sensación de incomodidad que le había dejado Axel. Sabía que en algún momento lo vería de nuevo, pero no esperaba que fuera tan pronto ni en un contexto tan crucial para su carrera.Apretó los labios, recordando la mirada de Axel durante la reunión. ¿Qué estaba buscando realmente? ¿Era su presencia una coincidencia, o había algo más detrás de todo esto? Sabía cómo funcionaba el mundo de los negocios, pero con Axel, las cosas nunca eran tan simples.El sol se estaba poniendo cuando finalmente llegó al edificio, y el familiar zumbido del portero no se escuchaba. “¿Dónde estará?” se preguntó, extrañada, mientras subía los escalones hacia su departamento. Al llegar al pasillo, se encontró con una escena peculiar: Kate estaba allí, conversando con el portero, quien sostenía unas llaves e
Narrador OmniscienteDesde el momento en que Axel apareció en la presentación de los inversionistas, algo en la vida de Ambar comenzó a desmoronarse. No era solo la sorpresa de verlo de nuevo después de tanto tiempo, sino la incomodidad que le producía saber que, de alguna manera, estaba constantemente cerca. Demasiado cerca.Cada día parecía que había más coincidencias. Al principio, pensó que era pura casualidad, pero pronto se dio cuenta de que Axel estaba en todas partes. Lo vio en la tienda de la esquina, comprando café justo cuando ella pasaba a recoger algo. Lo cruzaba en los pasillos del edificio, intercambiando apenas una mirada, y sentía su presencia en cada rincón. Aunque trataba de ignorarlo, había algo en su cercanía que le provocaba una mezcla de emociones que no lograba descifrar del todo.Aquella tarde, mientras volvía a casa después de un largo día de trabajo, notó que Axel caminaba a unos metros de distancia, pero no intentó acercarse. Solo estaba allí, en su campo de
AmbarTrabajar como asistente personal de Axel King era un tormento constante. Cada día me recordaba lo mucho que lo odiaba… y lo mucho que aún me afectaba su presencia. Después de todo lo que había pasado, era imposible ignorar el calor que se instalaba en mi pecho cuando él estaba cerca, la tensión que se apoderaba de mí cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Y lo peor de todo: él lo sabía.Hoy era un día particularmente tenso. Nos encontrábamos en la sala de juntas, con todo el equipo reunido. Frente a nosotros, Dave Simons, nuestro jefe, anunciaba el inicio del nuevo proyecto de la empresa: "Mystikós," una isla paradisíaca que prometía atraer a turistas de todo el mundo.—Este será un complejo vacacional diferente —explicó Dave con su voz profunda y segura—. No solo será un escape de la rutina, sino una conexión con la naturaleza, respetando el ecosistema de la isla. Por eso elegimos Mystikós, cuyo nombre en griego significa magia. Queremos crear algo que no solo sea visualmen
AmbarMis latidos resonaban en mis oídos cuando Axel se acercó aún más, su rostro tan cerca del mío que podía sentir su respiración contra mi piel. No sabía qué hacer. Una parte de mí quería retroceder, poner distancia entre nosotros, pero la otra parte, la que todavía recordaba lo que sentíamos, me obligaba a quedarme en mi lugar, paralizada.Sus ojos, oscuros y llenos de una determinación que nunca antes había visto, se posaron en mis labios. El momento se volvió pesado, como si el tiempo mismo se detuviera a nuestro alrededor. Mi corazón dio un vuelco. ¿Iba a besarme? ¿Iba a dejar que lo hiciera?Cuando sus labios estaban a punto de tocar los míos, una voz detrás de nosotros rompió la tensión como una bofetada de realidad.—¿Se están demorando mucho? —La voz de Dave sonaba tranquila, pero había algo más en su tono. Algo que me decía que había notado más de lo que estaba dispuesto a admitir.Me aparté bruscamente de Axel, como si me hubieran atrapado haciendo algo indebido. Sentí el
AmbarMi corazón latía a mil por hora. No sabía si era por el baile, por el dolor que sentía cada vez que veía a Axel, o por la sensación de poder que estaba comenzando a recorrerme. Las palabras de Dave resonaban en mi cabeza. Si Axel realmente quería recuperarme, tendría que demostrarlo. Y esta vez, yo pondría las reglas del juego.Después de la fiesta, Axel me encontró en el jardín de la empresa, donde el aire nocturno aún estaba cargado de la energía del evento. Lo vi caminar hacia mí, su expresión seria, con los ojos llenos de arrepentimiento.—Ambar —dijo suavemente, su tono lleno de culpabilidad—. Lo siento por lo que pasó esta noche. No es lo que piensas…—¿De verdad? —lo interrumpí, cruzándome de brazos. Esta vez, no iba a dejar que sus disculpas me suavizaran como antes—. Porque lo que vi fue bastante claro, Axel. Dejas que esa mujer, Alice, te coquetee como si yo no existiera.Él dio un paso más cerca, sus manos alzándose en gesto de súplica.—No fue así. Te lo juro. No est
AmbarEra un día más en la oficina, con el equipo trabajando en los últimos detalles para el gran proyecto del complejo vacacional. Estábamos reunidos en la sala de juntas cuando Dave entró con una sonrisa en el rostro.—Bueno, equipo —dijo con entusiasmo mientras todos volteaban a mirarlo—, tenemos buenas noticias. El proyecto Mystikós está listo para la siguiente fase, y nos vamos de viaje a supervisar el progreso. Será un viaje de tres días para asegurarnos de que todo esté funcionando como debe ser.Las miradas emocionadas y los susurros de emoción llenaron la sala. Sabía que el viaje significaba mucho para la empresa, pero para mí, también significaba estar más cerca de Axel. Él estaba sentado al otro lado de la mesa, y nuestros ojos se cruzaron por un breve momento antes de que desviara la mirada. Desde que habíamos acordado la lista de deseos, las cosas entre nosotros eran... tensas, pero de esa manera en la que ambos disfrutábamos poner al otro a prueba.—El equipo seleccionad
AmbarLa brisa cálida de la isla Mystikós seguía acariciando mi piel mientras el equipo se instalaba en el lujoso resort donde nos hospedaríamos durante los próximos días. Todo parecía ir sobre ruedas, hasta que un coche negro apareció en la entrada principal, dejando entrever una figura elegante y muy familiar. Mi estómago se tensó al instante.Era Alice, la inversionista que en la cena había mostrado demasiado interés en Axel.—¿Qué demonios hace aquí? —murmuré para mí misma, aunque una parte de mí ya sabía la respuesta.Axel estaba parado a mi lado, su expresión inmutable, pero podía notar que estaba tenso. Sabía que Alice había intentado acercarse a él antes, y aunque él había mantenido las distancias, ahora con la situación diferente, no pude evitar sentir una punzada de celos.—¡Axel, cariño! —exclamó Alice mientras bajaba del coche, su vestido de diseñador ondeando con la brisa. Se acercó a nosotros con una sonrisa de suficiencia que me irritaba de inmediato.—Alice —respondió
AmbarEl viaje a la isla había resultado más intenso de lo que esperaba. Tener a Axel cerca todo el tiempo y, además, compartir una habitación no estaba en mis planes iniciales. Sin embargo, lo que más me sorprendía era lo atento que se había vuelto de un momento a otro. Axel, el mismo que antes no me había dado razones suficientes para quedarme, ahora no solo quería estar cerca, sino que parecía realmente preocupado por cada pequeño detalle... especialmente sobre el embarazo.Esta mañana, mientras desayunábamos en la pequeña terraza con vistas al mar, él me sorprendió otra vez. Yo apenas estaba disfrutando de mi café, tratando de ignorar su presencia, cuando de repente dejó el tenedor a un lado y me miró directamente.—¿Has ido a todas tus citas médicas? —preguntó sin rodeos.Levanté la vista, algo desconcertada. No me esperaba esa pregunta, y mucho menos en medio de un desayuno tan pacífico.—¿Perdón? —dije, con la taza aún en la mano.Axel se inclinó un poco hacia adelante, apoyand