El ambiente en la isla era relajado, las risas y las conversaciones llenaban el aire a medida que el equipo disfrutaba de una merecida convivencia después de un día agotador pero productivo. La música suave acompañaba el sonido de las olas que golpeaban suavemente la orilla, creando una atmósfera casi perfecta. La mesa estaba llena de comida, copas de vino y bebidas alcohólicas. Todos parecían soltarse con la euforia de la jornada.Ambar estaba sentada al final de la mesa, con un vaso de jugo de naranja en la mano, sintiendo el peso del cansancio sobre sus hombros. Sonrió al ver a sus compañeros bromeando y hablando en voz alta, pero sus ojos no podían evitar buscar a Axel. Él estaba cerca, no demasiado lejos, asegurándose de que nada le faltara, como si su presencia fuera una sombra protectora a su alrededor.Cada vez que alguien le ofrecía una copa de vino o un cóctel, Axel intervenía con una sonrisa suave pero firme, dejando claro que Ambar debía seguir con su jugo.—No quiero que
AxelDejé a Ambar dormida en la habitación, su respiración suave marcaba el ritmo del silencio en la oscuridad. Me quedé mirándola un momento más, incapaz de apartar la vista de su rostro relajado. Parecía tan vulnerable, tan perfecta. Y yo... aún no podía creer que en pocos meses sería padre. Salí de la habitación en silencio, cerrando la puerta con cuidado, dejando atrás la paz momentánea que ella me brindaba.Caminé por el pasillo, sumido en mis pensamientos. El aire frío de la noche me despejó un poco la cabeza, pero no lo suficiente para sacarme de este torbellino de emociones. Yo, Axel King, el hombre que siempre lo tuvo todo bajo control, ahora me encontraba peleando por una segunda oportunidad con la única mujer que me había importado de verdad."¿Qué demonios me pasó?", pensé, pasando una mano por el cabello. No era el hombre que solía ser. Antes, lo único que me preocupaba era cerrar negocios, disfrutar de mi libertad, y, bueno, aprovechar el hecho de que las mujeres siempre
AxelEl terreno que estábamos explorando era mucho más accidentado de lo que parecía a primera vista. Senderos estrechos, llenos de piedras y maleza, se entrelazaban a lo largo de la ladera, subiendo hacia la cima de una colina con una vista espectacular de la isla. Todos en el equipo estaban comentando sobre lo impresionante que sería construir allí, pero mi mente estaba en otra parte.—Este lugar es perfecto para un desafío —comentó Dave, con su típico aire despreocupado, atrayendo la atención del grupo mientras caminábamos—. Siempre he sido bastante bueno en esto. Apuesto a que podría ganarle a cualquiera subiendo esa colina en menos de cinco minutos.Las chicas del equipo comenzaron a murmurar entre risas y adulaciones. Podía sentir la atención que Dave atraía sin esfuerzo, y cómo disfrutaba de ello. Las miradas de algunas de mis colegas se dirigieron a él con admiración, pero cuando vi a Ambar sonreír, algo dentro de mí se agitó.—¿De verdad? —dijo Ambar, con un tono que sabía qu
AxelLa noche había caído sobre el resort, y tras un largo día de recorridos, carreras, y... perder a Ambar por un momento de puro pánico, finalmente la calma había vuelto. Nos habíamos despedido del equipo, entre risas y bromas, mientras cada uno se retiraba a sus habitaciones para descansar.Pero yo no había olvidado algo importante.Caminé hacia Dave, que estaba al borde de su habitación, y le di una palmada en la espalda.—Oye, amigo —le dije con una sonrisa medio burlona—, creo que me debes algo, ¿no?Dave levantó una ceja, fingiendo no entenderme, pero la sonrisa juguetona en su rostro lo delataba. Finalmente, sacó de su bolsillo un juego de llaves y me las entregó.—Todo está listo. —Me guiñó un ojo, como si estuviéramos conspirando algo grande—. Considera esto un favor que te cobraré más adelante.Reí, negando con la cabeza. Sabía que Dave me estaba ayudando, y en cierto modo, aceptaba que no lo hacía solo por deber. Aunque no fuera el tipo de hombre que se involucrara demasia
Después de una exitosa jornada en la isla, todos se encuentran en el aeropuerto esperando sus respectivos vuelos de regreso a la ciudad. El ambiente es relajado, pero lleno de cansancio y satisfacción por el trabajo bien hecho. Dave se acerca a cada uno de los miembros del equipo, agradeciéndoles por su esfuerzo.—Buen trabajo a todos, fue un éxito. Ahora, a descansar y disfrutar del fin de semana —dice Dave con una sonrisa relajada, estrechando manos y despidiéndose.Ambar, ligeramente agotada pero contenta, se encuentra conversando con una de sus compañeras cuando de repente Alice, la inversionista, se acerca a Axel con una sonrisa radiante.—Axel, debo decir que estuviste increíble durante todo el proyecto. Realmente me has impresionado —dice Alice, en un tono que insinúa algo más que solo admiración profesional.Ambar, al escuchar esas palabras, levanta la mirada, notando cómo Alice se inclina un poco más de lo necesario hacia Axel, buscando cualquier excusa para estar cerca de él
El sol apenas iluminaba la ciudad mientras Axel y Ambar caminaban hacia la oficina. Había una sensación de calma en el aire, pero Axel, siempre observador, sentía que algo no iba bien. No era solo la tensión interna que había vivido por semanas con Ambar, sino algo más. Sin embargo, decidió ignorarlo, al menos por el momento, mientras se preparaban para la reunión crucial del día.Cuando entraron a la sala de juntas, todos ya estaban presentes. Dave revisaba los documentos del proyecto, las conversaciones fluían suavemente, pero entonces, Alice, con su acostumbrada sonrisa arrogante, se levantó de su asiento. Axel apenas le prestó atención al principio, hasta que las palabras que pronunció resonaron en la sala como una bomba:—Quiero dar la bienvenida a una persona muy especial. Algunos de ustedes ya me conocen como representante, pero hoy tengo el honor de presentarles a mi padre, el verdadero inversionista detrás de este proyecto.El silencio se apoderó de la sala cuando un hombre a
El sonido de la lluvia golpeaba suavemente contra las ventanas de la mansión de los Kane. Dentro, el ambiente era tenso. En el estudio principal, iluminado solo por la luz suave de las lámparas, se encontraban dos hombres de negocios, serios, acostumbrados a cerrar tratos que movían mercados y fortunas. El Sr. Kane, con su porte firme, estaba sentado detrás de su amplio escritorio de caoba. Enfrente, Robert Williams, padre de Alice, se inclinaba hacia adelante, con una sonrisa calculadora en los labios.—He venido a hacerte una propuesta —dijo Robert, cruzando las manos frente a él—. Una que puede beneficiar a ambos.El Sr. Kane lo observó con frialdad, como si evaluara cada palabra antes de procesarla. Era un hombre que no perdía el tiempo con frivolidades, y Robert lo sabía.—¿Qué tipo de propuesta? —preguntó finalmente, levantando una ceja.Robert se recostó en la silla, dejando que el silencio tomara la sala por unos momentos. Estaba disfrutando del momento, saboreando el poder qu
Axel estaba revisando algunos documentos en su oficina cuando su teléfono vibró sobre la mesa. Miró la pantalla y frunció el ceño al ver el nombre de su padre. No era común que lo llamara durante el horario de trabajo, y mucho menos con la urgencia con la que la llamada había llegado.Suspiró y contestó.—¿Qué sucede? —preguntó con tono serio.—Tenemos que hablar —respondió su padre, con esa voz grave y firme que Axel conocía tan bien—. Es importante. Ven a la casa esta noche.—Estoy en medio de algo. Si es tan urgente, puedes decirme ahora —respondió Axel, sin ocultar su frustración. Sabía que su padre nunca hacía nada sin una razón oculta.—Es sobre nuestro futuro... y el de la empresa. —Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y luego la bomba cayó—. Robert Williams ha propuesto un acuerdo de negocios. Y parte de ese acuerdo es un matrimonio entre tú y su hija, Alice.Axel sintió que la sangre le subía al rostro. Sus manos se tensaron en el teléfono, pero intentó mantener l