En la guerra y el amor todo se vale, y Darien se esta encargando de hacerle saber a su competencia su lugar,¡besos! gracias por todo su apoyo.
—Te amo.— Susurra Darién, con los ojos conectados a los de Miranda, mientras hacen el amor.—También te amo.— Declara ella, sintiendo una conexión y una paz que solo la tuvieron la primera vez, cuando concibieron a Alex.—Nunca me volveré a separar de ti.— Asegura él, y comienza a besarla como si no hubiese mañana.Los ojos de Miranda se cristalizan, para ella eso es algo imposible, y cedió hoy a ese amor que la consume, solo porque no podía resistirse por más tiempo, ella lo deseaba.Después de pasar casi toda la noche entregados a su amor, sus deseos y sus pasiones, durmieron uno en brazos del otro…Jamás Miranda había experimentado tal dicha antes, dormir aspirando el olor de Darién es algo inigualable.Miranda despierta con los rayos del sol ingresando por un pequeño espacio de la ventana, sonríe al sentir el abrazo posesivo de Darién.—Al fin despiertas.— Susurra él, besando el lóbulo de la oreja.—Mmmmg.— Pronuncia estirándose un poco, tiene ganas de hacer pis, pero no se quiere
Miranda y Darién solo quieren vivir su felicidad, finalmente después de tantas cosas, de tantas intrigas, de tantas mentiras…Porque aunque Darién cometió sus errores todos fueron consecuencias de varios malentendidos.El señor Hill, espera a su hija en el aeropuerto, está muy dichoso de ver de nuevo a su hija y a su nieto.No puede disimular la felicidad, una sonrisa perenne está instalada en su rostro, sus empleados están felices por él, que desde que descubrió que tiene una hija, vive una vida diferente,Alex es el primero en ver a su abuelo y sale corriendo a abrazarlo—¡No corras, te puedes caer!.— Grita Miranda.—¡Campeón!.— Grita el abuelo alzándolo en los brazos, ellos son uña y mugre todo ese tiempo separados los hizo sufrir mucho.—¡Te extrañe!.— Confiesa el niño abrazando a su abuelito y comienza a llorar, ni cuando vio a su propia madre reacciono de esa forma.—No más que yo.— Le responde el viejo, con la voz quebrada, hasta que ve la figura de Darién de pie al lado de su h
Miranda HillCuando suben a la habitación, Darién se encuentra cachondo, El se encuentra completo en este momento, tiene todo lo quien ha deseado en su vida y no se arrepiente de nada…En el caso de Miranda las cosas son diferente.—Te deseo.— Susurra estrechándola en sus brazos, y besándole en el cuello.—Darién, por favor ahora no.— Responde ella—¿Es en serio?, después de todas las cosas que hemos pasado ¿me rechazas?.— Cuestiona el incrédulo, jamás una mujer lo había recházaselo antes, no esperaba que la mujer que amaba fuese la primera.—No todo es sexo.— Se justifica ella.—Pero si es importante, para mí lo es.— le responde el, sentándose al borde de la cama frustrado.—No me siento bien.— Le responde Miranda—¿te duele algo?.— Cuestiona el, es tan practico que no comprende que es la situación en si lo que la incomoda a ella.—No puedo hacerlo, me siento mal, mi padre no quiere ni verme.— Le aclara ella.—Miranda madura de una vez por todas, no puedes complacer a todo el mundo, n
Miranda HillAl siguiente día en la empresa, nadie se atreve a hacerle un desaire de frente a Miranda, pero los ojos no mienten son el espejo del alma y en todos ellos ella puede percibir el desprecio.Se encierra a trabajar desde temprano en la oficina, hasta que Alma entra sin tocar.—¿Te parece bien lo que hiciste? .— Pregunta de forma atropellada con la voz quebrada, mientras su asistente intenta sujetarla.—Señora no vale la pena, que usted se rebaje a pelear con esta mujer.— Murmura la asistenteMiranda tenía tiempo sin ver de frente a Alma, tiene la barriga prominente y se ve demacrada.—Señora Alma, trate de calmarse por el bien del bebe.— le dice Marcos que la ve muy alterada.——No me calmo nada, ¡yo no le tengo miedo a esta zorra! Y que se atreva a hacer algo en mi contra que la vida no le va a alcanzar para pagarlo.— Grita.—Alma sal ahora mismo de mi oficina, si no quieres que llame a seguridad.— Ordena Miranda, tratando de permanecer estoica.—Llama a quien te dé la gana,
AlmaVer salir a Darién y a Miranda de la empresa, tomados de la mano y felices, hace que Alma arda de la furia.— ¡Arruine mi cuerpo con un embarazo por él y no le importo!, nada de lo que he hecho por él en todo este tiempo es suficiente. —Gimotea ella.—Pero tú quieres seguir allí, mendingando afecto. — Le responde Marco con las manos hechas puño.—Mira quien lo dice, tú que lames el piso por dónde camina esa zorra. —Le responde ella entre dientes.—Solo hago mi trabajo, ya no tengo interés en ella, Alma ¿Por qué no intentamos ser felices con nuestro hijo?— Cuestiona elAlma suelta una sonora carcajada carente de gracia—Por favor mírate, eres un pobre emplea ducho de esta empresa, ¿Qué le digo a mi papa? Te presento a tu yerno el asistente de Miranda Hill. — Le responde ella limpiándose las lágrimas.— ¿Qué tiene de malo ser un asistente?— Le cuestiona el.—A la maldita la desheredaron y no importa, Darién le dará todos los lujos a los que ella está acostumbrada ¿Qué puedes darme t
Miranda necesita desesperadamente despejar la mente y se dirige al único lugar donde puede hacerlo, la antigua academia de baile de su padre, es algo tarde pero esta confiada que su hijo está bien y necesita ese momento consigo misma a solas.Siente nostalgia al entrar a la sala de baile, enciende las luces del escenario y siente un escalofrió que recorre su columna vertebral, observa en todas direcciones, se siente observada.— ¿Hay alguien allí?— Cuestiona con la voz temblorosa y no obtiene respuesta.—Estoy loca. — Susurra y coloca la pista que necesita para comenzar su rutina, el baile siempre ha sido para ella, la forma de drenar el estrésEn este momento ella tiene todo lo que ha soñado, el hombre de sueños, un hijo precioso y sano, estabilidad…Pero ninguna mujer confía en ella, por haber destruido según ellos un hogar.Suspira de forma audible y comienza el baile, al principio sus movimientos no son como antes, pero poco a poco comienza a lograr el ritmo que necesita.De un mom
Miranda despierta en el quirófano, la luz es cegadora, el dolor de la pierna es intenso y cree que lo que está viviendo es una pesadilla de la cual despertara en cualquier momento.—¿Darién?— Susurra buscándolo con la mirada.—Todo estará bien, te prometo que haremos lo posible por salvar tu pierna.— Informa el médico.Cuando Miranda ve su pierna, comienza a gritar—Sédenla de inmediato.— Ordena el Médico, sujetándola con firmeza, ya que se quería levantar.—¡Suéltenme! ¡Mi pierna! ¡No!.— Chilla desesperada.En un momento deben sujetarla entre varias personas para poder sedarla—Es una tragedia.— Susurra una enfermera con lastima, viendo el traje de bailarina que está usando Miranda.—Señorita Smith, esto es nada, incluso si ella perdiese la pierna, lo único irremediable en esta vida es la muerte, deje de sentir lástima y haga lo que tiene que hacer.— Ordena el doctor con dureza.—Si señor.— Masculla ella entre dientes, mientras coloca la bandeja de medicamentos en el lugar que necesit
Miranda HillAbrir los ojos le cuesta, e inmediatamente cree estar en un sueño de un lado de la cama se encuentra su padre y del otro lado Darién.—¿Papa?— Susurra con voz raposa pensando que tal vez es una alucinación—Aquí estoy.— Responde el señor Hill sujetando su mano, esta temblando y eso le produce mucha ternura a Miranda.—Creí que ya no me querías.— Le responde ella con la voz quebrada.—Tú eres lo más importante que hay en mi vida ¿Cómo puedes pensar eso?— Pregunto el—Dijiste que no me querías ver de nuevo.— Le responde ella con un puchero, como una niña pequeña.—Teniendo tantas opciones, te quedaste con este bueno para nada, ni siquiera fue capaz de protegerte y ahora posiblemente nunca más….— Le responde viendo a Darién.—¿Nunca más?— Cuestiona Miranda con los ojos llenos de lágrimas, sabiendo perfectamente a lo que se refiere su padre.—Lo siento mucho, te juro que si pudiese regresar el tiempo y hacer las cosas bien contigo lo haría.— Le responde Darién que desde hace