Florencia, encantadora ciudad, capital de la Toscana Italiana, lugar dónde surgió la confesión de dos almas que cargaban el peso de un amor no pronunciado, una amor que los estaba ahogando frente a la necesidad de ser dichas... Con el transcurso de los días, Eloise descubrió que Leonardo Pocaterra, era aún más encantador de lo que hubiese podido imaginar, y esta faceta de hombre enamorado le encantaba, después de confesarse su mutuo amor, Leo se había vuelto muy tierno, realmente cariñoso, la llenaba de constantes atenciones, de besos, de noche le hacía el amor con ternura ó simplemente le brindaba la protección de sus brazos. Solían salir a pasear, para que Leo le hiciera un recorrido por la ciudad que le vio nacer, la llevaba de la mano, mientras hacía maravillosos recorridos, lugares históricos que mostraban la hermosura del arte y el Renacimiento, nada más maravilloso que conocer lugares increíbles como; Piazzale Michelangelo, Gallerie Degli Uffizi, Piazza del Domo, Ponte Vecchi
—¿Se supone que ahora querrás ser su amiga?— preguntó con dolor. —Lo siento, Gi, no quiero hacerte enfadar. —Lo sé — respondió Giorgia mirando fijamente a su amiga—¿Qué significa eso, entonces?, ¿Has aceptado que esa mujer se quede con el corazón de Leonardo?, ¿Me darás la espalda Giulia?—preguntó con dolor. —Bien sabes que no— le tomó la mano y la presionó con cariño — te quiero muchísimo, jamás te daría la espalda, Gi. Intento mantener la mejor postura posible, debo asumir el hecho de que Eloise es la madre de mis futuros sobrino, eso no puedo cambiarlo, he podido compartir un poco con ella y descubrir que es una buena mujer...—Dime la verdad, Giulia— Giorgia la miró con ojos cargados de lágrimas — ¿Crees que Leonardo la ame?...—ella la miró fijamente, sintiéndose incapaz de romper el corazón de su amiga—¿Debo resignarme a que lo he perdido?— las lágrimas se deslizaron libremente por las mejillas. —No estoy preparada para renunciar a él. —Sé que es difícil, pero deberías plante
Leonardo solucionó los asuntos pendientes en el viñedo y salió de inmediato para la casa, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, estaba ansioso por ver a Eloise, por pasar tiempo con ella y con sus hijos... Eloise, había llegado y había llenado su mundo de colores, todo parecía más agradable, mucho mejor...Al entrar a la casa, se encontró con su madre que caminaba hacia la puerta principal de la casa. —¿Vas de salida, madre?— preguntó con tono cargado de amabilidad. —Si, hijo. Iré a visitar a Gianluca, está furioso con nosotros, con justa razón, y deseo apaciguarlo un poco.—No necesitamos de ellos, no sé por qué te empeñas en esforzarte por mantenerlos felices, en todo caso serían ellos los preocupados porque llevemos a cabo la sociedad. —No solo se trata de negocios, sino de años de amistad. Además, es natural que esté furioso, hijo mío, has menospreciado a su hija, Giorgia no hace más que llorar, Gianluca es un padre preocupado, la sociedad es cosa de segundo plano ahor
Leonardo comenzó a reír de felicidad... sus hijos, qué alegría, y esa dicha se la estaba dando Eloise, su adorada Eloise... Un segundo llanto agregó aún más felicidad... Miró a su amada a los ojos y ella sonrió a pesar de parecer muy cansada. —¡Santo Dios, que alegría!— exclamó Leonardo sin poder contener las lágrimas. — han nacido mi amor, nuestros hijos han nacido...—¿Quiere cortar los cordones, papá?— le preguntó el médico con una enorme sonrisa al observar la emoción de sus ojos, y las lágrimas de felicidad que lo inundaban. Papá, él ahora era un papá, su corazón se llenó de amor y orgullo. El padre de aquellas dos hermosas criaturas... Cuánto había cambiado su vida en aquellos minutos.—Por supuesto — respondió feliz, observó como limpiaban a sus hijos, mientras seguían ocupados en Eloise, evitó mirar allí, dónde se estaba realizando la operación, realmente se sentía muy agradecido con ella, por atravesar todo eso, para darle sus hijos... Pronto se acercaron dos enfermeras co
Giorgia sintió tanto dolor, con cada día que pasaba, crecía su desesperanza y la seguridad de que no podría recuperar a Leonardo, los recuerdos de sus encuentros la torturaba y la mantenían de pie, una extraña mezcla de añoranza y desconsuelo. La manera en la que él la tocaba, la forma en la que conocía su cuerpo, sus puntos más sensibles ...Hijos... ahora él tenía hijos con otra; Enzo y Florencia, ellos pudieron ser hijos suyos... Decidió que necesitaba un trago... o unos cuántos, salió de su habitación con rumbo al pequeño salón de su elegante casa, al llegar decidio que una copa de vino no aplacaría el fuego que la consumí, necesitaba más, mucho más que eso.—No es típico de mi, pero lo necesito—dijo con voz temblorosa, sirviéndose un poco de whiskey, el favorito de su padre, y tomándolo de un largo trago, el líquido le quemó por dentro, y aún así parecía no ser lo suficientemente fuerte como para apagar su dolor. Un segundo vaso, un tercero... mientras las lágrimas se deslizaban
Mara se dedicó a escribir, escribió y escribió, tomando las sugerencias de Jonas y añadiendo además las cosas que salían de su corazón. Era duro despedirse de Eloise, y esperaba realmente que ella pudiese perdonarla, y llegará el día en que la buscara y pudiesen hablar no solo de madre a hija, sino también de mujer a mujer y poder expresarle, lo muy arrepentida que estaba de haberla traicionado y lastimado, pero aunque quisiera no podía arrepentirse de amar a Jonas, no, él le había devuelto el deseo de vivir, las ganas de volver a enamorarse y había despertado en su piel, nuevamente el deseo. Estaba enamorada, si, enamorada como una adolescente y sabía que con esfuerzo podría explicarle a su hija y con esfuerzo, ella terminaría entendiendolo. Jonas volvió y le entregó el vaso, Mara sonrió y bebió,mientras seguía escribiendo y bebiendo, pronto a acabó la carta y suspiró—Terminé— dijo y parecía triste. Jonas, la tomó y leyó, mientras ella terminaba de beber, luego asintió.“Eloise, hi
Después de una larga espera, Eloise fue trasladada a su había, se sentía dolorida, pero realmente feliz, allí junto a su cama, una pequeñas incubadora dónde sus hijos aprecian dormir plácidamente, el médico aseguraba que al ser gemelos, lo mejor sería dejarles juntos en la misma incubadora para que no sintieran la ausencia del otro. —No están en incubadora por ningún mal motivo, señora, han dispuesto de mi presencia para que la ayude en todo — sonrió. —Gracias— agradeció feliz. —¿Estás bien, mi amor?— preguntó Leonardo, sonriendo, después de inclinarse para depositar un beso en su frente. —Estoy bien, siento dolor, pero estoy agradecida por tenerlos. —Leo asintió. 'Yo también estoy agradecido de que todo saliera bien, ahora los tengo a los tres conmigo. —un ligero llanto reclamó la atención de los tres adultos. —Es la pequeña princesa —dijo la enfermera — debe tener hambre. Ven preciosa— se ocupó de sacarla— ayudaré a tu madre para que te amamante — Eloise sintió un poco de preo
Tres dís más tarde, Eloise se encontraba en el jardín de la mansión Pocaterra, Jeannette y Giulia, se encontraban con ella, cada una con un bebé en brazos, mientras Leonardo estaba sentado junto a ella, la tenía tomada de la mano y realizaba un dulce masaje circular en su mano, la imágen era realmente adorable y Eloise estaba agradecida, Giulia también parecía dulcificada ante la presencia de los gemelos, se dirigía a ella de manera más tranquila y le había regalao un par de hermosas sonrisas que se habían ganado el cariño de Eloise, y en el fondo la entendía, no la culpaba, Giorgia había estado con ella desde niñas, eran amigas y ella estaba enamorada de Leonardo, era obvio que estaría de su lado, así que intentaba no tomarlo de manera tan personal. —¿Cómo te sientes hoy, Eloise?— la dulce voz de Jeannette reclamó su atención. —Estoy bien, agradecida de poder estra de nuevo aquí, no me malinterpreten, en la clinica me han tratado de maravilla, pero el ambiente de esos lugares no me