Asiento sin responder y entro al fin dando un suspiro sonoro,— ¿Dios mío, que pecado abre cometido en otra vida, para que todo me salga mal?— Pregunto en voz alta haciendo reír al niño Ahora debo pensar que voy a hacer para aumentar mis ingresos, no tengo mucho tiempo libre la verdad. —Quédense tr
—Sirve un tercero para el niño.— Ordena Valente. —Enseguida señor.— Responde ella, dando media vuelta. —Se ve delicioso.— Dice el niño. —Esta delicioso, tengo a la mejor cocinera del mundo.— Dice él. —Rita trae el resto de la comida, y comenzamos a comer después de dar las gracias a Dios por los
Andrew Cole Después de salir de él “apartamento” de Isabella, se me ocurren varias cosas que puedo hacer para presionarla y que de una vez por todas se aleje de mi amigo. Es increíble que aun siga aparentando no recibir nada de él, lo más seguro es que este guardando el dinero que le da Valente en
Alma me ve y niega con la cabeza desaprobando mi comportamiento, yo no debo rendirle cuentas a nadie, ni siquiera a mis padres de mi vida. Pienso subiendo hasta mi habitación, me doy un baño y me acuesto a dormir con mi conciencia tranquila seguro de que estoy haciendo lo correcto. —Hola.— Susurra
Me voy a mi club favorito, que fue el club encontre a la chica de mis fantasías —Hola ¿Por qué tan solo?.— Pregunta, con una sonrisa mientras mastica un chicle. —Te esperando, una copa de champaña para la señorita.— Le pido al barman —Gracias que lindo eres, soy Dayana.— Se presenta dándome la ma
Me da un beso suave en la mejilla, y comienza a moverse sobre mí, bailando aun…Pero no sé qué me pasa, mi cuerpo no reacciona, es como si estuviese apagado. Comienzo a tocarla, para excitarnos mutuamente…Y nada, estoy desesperado porque mi hombría no reacciona, ¡nunca me había pasado algo como eso!
—Que la pases bien.— Se despide y yo solo levanto mi mano, cuando el arranca a toda velocidad, sé que se molesto por lo que dije, quizás estuvo demás, pero tengo un problema, no tengo mucho filtro a la hora de decir las cosas. Llamo a Valente para que me abra el gran portón eléctrico, lo hace casi
Isabella Holmes —No lo sé.— Respondo dudosa. —Dalila, ha preparado, tu comida favorita, para la cena no la puedes despreciar.— insiste él. —Es tan dulce.— Respondo encantada, desde la primera vez que pise esta casa todo el personal me ha tratado de una manera especial. —¿Te vas a ir?.— Me pregun