―Es imposible… ―musitó Nohemi en un susurro.Aquello escapaba de toda lógica y razonamiento. Ella era una científica, todo lo que no tuviese basamento en las leyes naturales era imposible de racionalizar.Miró a Charles en busca de ayuda, él era como ella, ambos se dedicaban a disciplinas serias; brujas, magos, dioses y personas que cambiaban de forma eran, como mínimo, disparatadas.Sin embargo, los ojos del doctor Turner eran diáfanos, su expresión apacible, él creía en todo eso.―Que no lo puedas entender a simple vista no lo hace imposible ―mencionó Camerina―. ¿Le habías contado a alguien sobre Morgan? ―el tono divertido le crispó los nervios a la pelirroja―. Al igual que sucedió con Zeke, yo vi cómo te desvaneciste en partículas de luz ―describió con ojos soñadores―, fue una vista muy hermosa, casi como si estuviese mirando a la propia diosa… ―susurró más para sí misma que para ellos―. Charles, podría decir incluso, que Nohemi es la mágissa más poderosa del mundo… Si no fuese cas
«¿Hacer el amor con Zeke?»Nohemi no era una mujer de piel extremadamente blanca, por eso cuando se sonrojaba no solía notarse tanto; pero en ese momento, tras escucharla, las imágenes de lo que ella creyó eran sueños volvieron a su cabeza y sus mejillas se tornaron en un encendido tono rojo.Zeke encontró su reacción divertida y adorable, Charles se aclaró la garganta un tanto incómodo, mientras Camerina sonreía emocionada; solo que esta pensaba más en las posibilidades de la propia pelirroja cuando por fin aceptara su naturaleza mágica.―Yo… ―Nohemi se detuvo, tal era su estupor que se quedó en blanco y no pudo decir nada.―Está bien, Nohe ―la salvó Zeke―. No tenemos que apresurarnos a nada, podemos tomarnos el tiempo necesario, yo sé que, para ti, esto es repentino, abrumador y difícil de aceptar.Después de eso, ella se excusó dispuesta a marcharse, sin embargo recordó que no tenía sus pertenencias. Los hermanos se retiraron de la mesa justo cuando ella anunció que se iría, Charle
Nohemi se escabulló del penthouse después de almorzar, para variar fue una comida regular, con temas de conversaciones típicos de cualquier persona.El sitio pautado para encontrarse no quedaba demasiado lejos del campus, un trayecto de diez minutos en auto era todo lo que llevaba; normalmente solía tomar un bus para llegar allí, pero en ese momento tuvo que detener un taxi.Faltando cinco minutos para la hora pautada, la pelirroja entró en el café. Agradeció el calor que proporcionaba el local, pues la ciudad había experimentado una caída drástica de la temperatura justo después del mediodía y el frío se intensificó. En la radio del taxi estaban especulando si ese año nevaría, pero su ciudad no estaba tan al norte como para disfrutar de un blanco invierno. A menos claro que sucediera una ola de frío, pero la última ocurrió cuarenta años atrás.Una camarera le preguntó qué quería beber apenas se sentó a la mesa; ordenó un chocolate caliente.―Sin malvaviscos, por favor.―Está bien, en
La gente de Midryt, LTD., abandonó el hotel del congreso el domingo al mediodía. Después de la reunión privada entre los cuatro CEOs, cada quien decidió diseñar su propia agenda privada; la más ambiciosa fue la de Artyom ―Tyoma― Novikov; que invitó a desayunar a los hermanos Baagh con la finalidad de dar el primer paso de su plan.Una vez en el avión, Tyoma se sumió en el mutismo, en apariencia concentrado en el trabajo. Midryt era el respaldo de muchas compañías de seguros por todo el mundo, así que la pila de pendientes solo se apiló durante los días que estuvo en la estúpida convención.Faddei sabía muy bien los motivos por los cuales su hermano estaba furioso; no solo no pudo llevar a cabo con éxito el asesinato de Zeke Karras, el Supresor Th tuvo buenos resultados, y si eso no era suficiente, el maldito sarnoso tenía tanta suerte que había encontrado a su basherte.Al menos antes, aún cabía la posibilidad de que el griego perdiera el control de la bestia.―Estaré en mi casa ―anun
Tyoma regresó a su mansión y duró tres horas en la tina de hidromasajes, el agua caliente corrió por su cuerpo, golpeando sus músculos, aliviando un poco el dolor que los atenazaba. Allí mismo comió y bebió como si hubiese estado perdido en una isla sin nada a su alcance durante una semana. Solo cuando se sintió un poco mejor, abandonó el cuarto de baño.Envuelto en una fina bata de dormir de seda, se dirigió a su estudio, un agradable y crepitante fuego caldeaba la estancia, el brillo de las llamas del hogar se reflejó en las solapas de su bata y sobre su torso desnudo. A duras penas lograba tolerar el roce de la tela del pantalón, y estaba que se arrancaba la estúpida cosa de los hombros.Irina se encontraba allí, sosteniendo en sus manos una bandeja con un largo vaso de vidrio lleno de vodka. Él se aproximó, tomó la bebida y conteniendo el gruñido de su garganta se acomodó en la butaca esponjosa al lado de la chimenea.―Ordena un vuelo a la India ―dijo, posando sus ojos en el fuego
Charles recibió un mensaje de sus subordinados directamente al chat del grupo, invitándole a que se uniera a la fiesta de Navidad del Laboratorio 3. Era una celebración improvisada que harían esa noche, ya que casi todos ellos tenían sus residencias de origen en otras ciudades. Por ejemplo, Megan era hija de un reconocido hombre de negocios de Ciudad Capital, fue la primera y la única de los Rogers que tomó un camino científico. Solo Max y Nohemi eran nativos de allí. ―¿Puedo ir? ―preguntó Camerina, parecía un hada traviesa bailando alrededor de él; en verdad era imposible deducir que eran hermanos, mucho menos que ella era la mayor de los dos. ―No, aunque ellos dicen que es una fiesta, es más una cena en algún restaurante ―respondió él. Luego la abandonó en la sala antes de que pudiese quejarse. Solo alcanzó a escuchar cómo lo llamaba aburrido. Al notar la ausencia de mensajes de la pelirroja, decidió buscarla en alguna de las tantas estancias del penthouse; el segundo piso consta
―¡Bájame! ¡Troglodita! ¡Déjame! ―vociferó la pelirroja tratando de zafarse de Zeke, pero para su sorpresa, el brazo de ese hombre parecía hecho de acero y no lograba soltarse de su agarre―. ¡Qué me bajes te dije! ―exigió, dándole puñetazos en los omoplatos.Aquello era humillante, él la cargaba como si fuese un saco de papas; y no solo eso, sino que ella estaba segura de que Zeke disfrutaba la situación, lo hacía a propósito con el único fin de llamar la atención de todos los presentes y que notaran que él estaba con la pelirroja.Afuera del restaurante se encontraba uno de los automóviles de lujo del CEO, al lado de la puerta, a la espera, estaba Calvin, que mantuvo una expresión neutral, como si lo que viesen sus ojos no fuese nada del otro mundo.―¡Túúú! ¡Eres un bruto! ―Nohe quería gritar su nombre, pero no deseaba que al otro día hubiese titulares en todos lados de cómo el CEO Karras de la Corporación Kappa sacaba a hombros a una mujer―. ¡Bájame ya! Aaaah… ―soltó un gritito cuand
Ambos alcanzaron el orgasmo casi al mismo tiempo; una vez que los espasmos de Nohemi apretaron su polla Zeke no pudo contenerse más, la siguió ciegamente hasta el borde del precipicio y saltó.Se derramó en su interior con un jadeo ronco, se movió solo un poco más y luego se dejó ir hacia adelante, apoyando parte de su peso en un brazo, mirando a la mujer desnuda debajo de él, con su larga cabellera roja extendida sobre la cama y su espalda, en una composición sensual que avivó más su deseo.Experimentó una dicotomía, por un lado se sentía embriagado, sus sentidos alterados le otorgaban a todo es un tinte onírico que le hicieron pensar que estaba soñando; pero por el otro, se encontraba lúcido, en pleno uso de sus facultades.Podía escuchar la respiración acelerada de ella, ver la capa de sudor que cubría su espalda, la piel sonrosada producto de la sangre que corría por sus venas, agitada por la intensidad del placer. Y aunque sabía que lo que sus ojos veían era real, que la pelirroj