―Calvin, cancela todas mis citas de los próximos días ―anunció Zeke, sin siquiera mirarlo. Sostenía a Nohemi con firmeza y no podía apartar los ojos de ella.―Sí, señor ―respondió tras aclararse la garganta. Cuando miró en derredor supo que el verdadero problema iba a ser la cantidad de rumores que se generarían esa mañana.Zeke Karras, el CEO conocido como ‘La Bestia’, el hombre dominante, frío, distante e intimidador, cargaba a una mujer en un brazo, mientras que con su otra mano acariciaba delicadamente la mejilla. Sus ojos, que siempre generaban escalofríos y dejaban sin habla a mucho, eran tan cálidos y gentiles que podrían hacer brotar flores en los arbustos.En realidad, toda la escena era bastante llamativa y comenzaba a arrancar suspiros de todas las empleadas que iban llegando en ese momento.Calvin incluso podía imaginarse los encabezados que en pocos minutos comenzarían a surgir por todos lados.―¿Quiere que llame a un auto? ―ofreció resignado.―No es necesario ―denegó Zek
Aunque los Karras ya habían sido informados del retorno de Nohemi, les llevó casi una semana verla. El recibimiento en la mansión fue suntuoso, y Zeke tuvo que competir con su madre, Rose y varias mágissas por su atención.Daria la saludó con efusividad pero de forma fugaz, regresó al lado de Li en silencio, intentando evadir sus ojos. Nohemi la miró con una sonrisa compasiva, sin embargo, en cierto modo, también estaba aliviada.No iba a romper a una familia, tampoco iban a perder a ningún miembro, por primera vez desde que todo eso comenzó, se sintió en control de lo que sucedía.―Cuéntanos, Nohe… ¿Dónde estuviste? ―inquirió Melissa, sus ojos ávidos de curiosidad despertaron risitas en más de uno.―Pues… ―se aclaró la garganta, ella no deseaba contarlo todo, bajó la vista a su plato de comida, pensando en una buena excusa para su larga ausencia. Antes de que el silencio expectante de los comensales se hiciese incómodo, sintió un apretón en su mano, giró la cabeza y encontró que Zeke
Nohemi miró por el rabillo del ojo a Zeke, este se encontraba sentado a su lado, leyendo desde su tableta, en un estado imperturbable. Ella no sabía si reír o llorar, después de todo, no pensó que la advertencia de que no se separarían iba a ser tan literal.El avión tomó tierra al final de la tarde, así que decidieron ir al penthouse. Una hora después se apareció Megan, en sus manos llevaba dos botellas de vino tinto y una bolsa con dos cajas de alitas de pollo, tamaño familiar.Zeke se retiró a su habitación en silencio, su actitud comprensiva hizo suspirar a Meg.―Todo un caballero… ―dijo la morena, mirándolo con ojos brillantes―. ¿Tiene algún hermano mayor y soltero que pueda presentarme? ¿Tal vez su asistente? Es muy atractivo… ―sonrió guiñándole el ojo; la pelirroja soltó una carcajada y negó.―Calvin está felizmente casado, su esposa es súper simpática, te caerá genial cuando la conozcas ―respondió―. Y los dos hermanos mayores de Zeke están casados.―¿Dos hermanos? ―inquirió co
Les llevó menos de una semana hacer todos los preparativos del viaje; el entusiasmo era evidente y el interés y determinación de los involucrados se contagió con facilidad al resto de las personas. Charles tuvo que frenar a varias mágissas y taumaturgos que intentaron unirse a la expedición. ―No puede ir tanta gente, si en efecto, la Diosa vive allí, no podemos llegar todos al mismo tiempo, sería irrespetuoso ―les recordó. ―¡Pero esto sería algo apoteósico! ―exclamó Amanda―. Al menos uno de los líderes del Aquelarre debería ir… Charles se rascó la cabeza, comprendía muy bien las motivaciones de cada uno, después de todo, encontrarse e interactuar con la deidad a la que le tenían devoción era un evento único en la vida. A diferencia de otras personas, ellos tenían la certeza de que su diosa existía, tenían pruebas de ello. ―Además, debemos pensar que tal vez, Hécate, nos dé instrucciones al respecto de Nohemi ―sugirió un hombre que tenía aspecto de hípster―. Su poder… cada día que
Tenía algo de espeluznante estar en un enorme crucero de lujo sin personas. Apenas si se notaba la presencia de la tripulación, y Kun y compañía decidieron darle espacio a la pareja para que estuvieran juntos.―¿Era necesario contratar un crucero tan grande? ―preguntó Nohemi a Zeke, ambos paseaban por la zona comercial, tomados de la mano.―No lo contraté, lo compré ―corrigió él, su tono implicó que era obvio. Al ver la expresión un tanto contrariada de la mujer, sonrió―. Es más fácil pasar desapercibido así. Un crucero es el mejor disfraz para no llamar la atención, sin embargo, si venimos en un yate o algo similar y pasamos una semana en la zona, llamaremos la atención de las autoridades.»Aunque tenga dinero como para gastar en cien vidas, no significa que todo lo puedo resolver con dinero.Ella asintió entendida, en cierto modo era lógico lo que decía.Además, no se negaba el simple hecho de que se sentía bastante bien disfrutar de ese poquito de distinción.Entraron en las distin
Kun observó a la pelirroja mirando el mismo punto en el mar desde hacía una hora. Delante de sus ojos no había nada más que el mar azul que se mecía despacio.―Ya la he atrapado varias veces mirando el mismo punto ―le dijo a Zeke, ambos estaban sentados a una mesa en la cubierta principal. Aún faltaban un par de horas para la caída de la noche.―Desde anoche está así ―comentó el aludido frunciendo el ceño―. Ayer, en un par de ocasiones, la vi haciendo lo mismo.―¿De verdad crees que encontremos la isla?―Sí ―respondió Zeke sin dudar ni un instante―. Tal vez no lo entiendes, pero con Nohemi aquí, todo se va a dar rápido.―¿Por qué estás tan seguro de ello? ―preguntó Kun con interés, aunque en realidad, sentía más preocupación que otra cosa.―Porque Nohe debe hacerlo, es ella quien debe encontrar la isla, así como encontró el palacio de Circe y como fue recibida por Yuèlǎo en el palacio de jade ―explicó, su tono de voz serio hizo más pesado el ambiente entre ambos―. Mi intuición me dice
Atravesar la entrada de la cueva se sintió similar al viaje entre la puerta del palacio de jade al mundo de Yue; sin embargo, esta vez se sintió menos aprensiva y la experiencia duró menos.Cuando llegó al final del camino, ante sus ojos apareció un lugar hermoso, pero al mismo tiempo parecía un tanto tenebroso.Al ver su expresión, Hécate soltó una risita y descansó su brazo sobre el hombro de Nohemi.―Soy la diosa de la oscuridad ―habló con un tono alegre―. Mis dominios se encuentran en el Inframundo, ayudo a las almas perdidas a encontrar la luz.―Si esto es el Inframundo, ¿por qué hay cielo?El edificio en el que se encontraban era un templo, de altas columnas oscuras que resplandecían con su propia luz; más allá de las columnas, se extendía un vasto campo de flores, sus colores tan intensos que casi parecían negras. Entre ese mar de oscuridad aterciopelada, aparecían toques blancos, que irradiaban luz blanca como si sobre la alfombra de flores hubiese llovido trozos de luna.A pe
Fuera de la cueva las horas pasaban muy despacio, tanto que incluso Zeke y Kun notaron el extraño fenómeno. Al ver las caras confundidas e irritadas, Charlas soltó una risita y llamó a cada uno por su nombre, lanzándole a su vez una lata de café que ambos atajaron en el aire.―Estamos en un lugar que, técnicamente no existe en el mundo humano ―les dijo, sentándose sobre una roca, justo al lado de la lámpara LED que iluminaba el lugar justo al lado del lago―. Es como la isla de Circe o el palacio de jade, al ser un lugar habitado por un dios o por tener una alta concentración de poder mágico, suceden fenómenos difíciles de explicar.―¿Significa que aquí pasa el tiempo más lento? ―preguntó Kun, acuclillándose mientras bebía el café caliente―. ¿Cuánto tiempo pasaremos aquí? ―Miró los cuatro bolsos con provisiones y tiendas para dormir.Habían ido preparados, inclusive en el bote había muchas más cosas, así que en realidad no temía pasar hambre o necesidades de primera mano.―No lo sé, es