Maya

Me detuve antes de llegar a la casa. Me agaché junto con Maya y acaricié su cabeza.

—¿Qué voy a hacer con Maya? —suspiré. Jack se puso a mi lado y tomó su patita.

—Lo que creas que es mejor. No sé cuánto tiempo estaremos en Alemania. Pero si prefieres llevarla, no hay problema.

—¿De verdad?

—Claro. Yo feliz de tenerla con nosotros. —tomó el cabello largo de la cabeza de Maya y la zamarreó de un lado a otro juguetón—. Además, no quiero separarlas.

Maya nos miró jadeando y sonreí. Tiene razón. Me regalaron a Maya cuando mis padres se

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