— Buenos días — nos dijo Arturo viendo con sus preciosos ojos los tenia hinchados

— No has dormido muy bien amigo, vaya ojos hinchados qué tienes — le dijo José mientras se reía

— He dormido muy bien, invitame más veces a tu casa anda callate, me voy a poner una taza de café, haber si me despierto, vaya nochecita — dijo Arturo riéndonos José y yo

— ¿Y Amelia? aún no se ha levantado? — preguntó Arturo

— Estara a punto de levantarse, Alice se queria marchar sin decirle nada a nadie, pero Amelia me mataría si la dejó marcharse sin despedirse de ella — dijo José

— Y sin despedirse de mí, claro, yo si que te mataría si la hubieras dejado marchar — respondió Arturo

— Bueno ya que estáis despiertos, voy a recoger mis cosas, porque cuando mi niña se levante, me marcho y esta vez no me vais a retener — les dije

— Arturo, venga dile algo a Alice, que se nos marcha — dijo José

Me marché al dormitorio riendome, recogí mis cosas que tenía esparcidas por el dormitorio, cuando escuche sonar mi móvil