POV DE AMELIACuando vi a esos lobos gruñendo y mostrándome los dientes, entré en pánico. Pero no podía desesperarme, tenía que proteger a mis hijos. Moriría luchando.— Lobitos buenos. No les haré daño, solo estoy de paso. ¿Qué tal si sigo mi camino y ustedes el suyo? — Dije temblando y tratando de sonar firme. Ellos me gruñeron en respuesta.— Escuchen, no caeré sin pelear. No dejaré que me devoren a mí y a mis hijos. — Dije y di un paso atrás. Los cuatro se movieron despacio, gruñendo.Maldición, si me quedo aquí parada, me devorarán fácilmente. Todo por culpa de ese infeliz que tenía que secuestrarme. No estaría en esta situación si no fuera por él. Creo que tengo más oportunidades huyendo de estas bestias que quedándome quieta.Sin pensarlo mucho, empecé a correr y los cuatro vinieron tras de mí. Nunca había corrido tan rápido en toda mi vida. Fui corriendo entre los árboles para tratar de dificultar que me atraparan. Mi corazón latía descontroladamente. El bosque era un laberint
POV DE MAGNOSAmelia se desmayó. Me acerqué y coloqué mi mano en su cuello para comprobar si tenía pulso.—Magnos, verifica si está bien —dijo Cosmo ansioso.—Está viva, solo se desmayó —respondí. Cosmo suspiró aliviado. La tomé en mis brazos y comencé a caminar por el bosque, cargándola.—¿Estarán bien los cachorros? —preguntó Cosmo preocupado.—La llevaremos al hospital y Helio nos dirá después de examinarla —comenté.—Tenemos que vigilar a Amelia. Ha demostrado ser muy astuta. No podemos arriesgarnos a que escape de nuevo y lastime a nuestros cachorros en su huida. Helio dijo que su embarazo es de alto riesgo —mencionó Cosmo.—Amelia no tendrá oportunidad de escapar otra vez —prometí.En el camino, me encontré con los cuatro patrulleros que habían encontrado a Amelia. Ahora estaban en forma humana. Se inclinaron ante mí y uno de ellos habló.—Alfa, ¿me permite hablar? —pidió permiso.—Puedes hablar —autoricé con voz impaciente, pues quería llegar pronto al hospital. Me detuve y los
POV DE AMELIAAl despertar, sentí que estaba acostada en una cama y me dolía la cabeza. Abrí los ojos, pero la claridad me molestó haciéndolos doler, así que los cerré de nuevo. Había tenido una pesadilla horrible. Me estiré y sentí dolor en todo el cuerpo. Algo me incomodaba alrededor del pie, abrí los ojos, me senté en la cama y me acostumbré a la luz. Cuando pude ver con claridad, noté que mi pie estaba inmovilizado, observé a mi alrededor y me encontraba en una habitación de hospital.—No, esto no puede ser real.Murmuré desesperada, sin poder creerlo. Pero cuando miré mis brazos tuve la certeza de que era verdad, que estaba viviendo una pesadilla. Mis brazos estaban lastimados con arañazos, resultado de mi huida por el bosque. Comencé a recordar todo lo que había pasado.—Si todo es verdad, entonces ¿Magnos es un lobo? —pensé con desesperación. Empecé a respirar con rapidez y a entrar en pánico. Me costaba respirar, comencé a llorar y solo empeoró la situación. Las máquinas empe
POV DE MAGNOSDurante dos días, estuve pendiente de Amelia y nuestras crías. Cecilia y Helio me informaban de todo lo que pasaba con Amelia. A Cosmo no le gustó no poder estar al lado de las crías. Yo quería quedarme, pero tengo mis responsabilidades con mi manada.Estoy esperando a que Amelia despierte para hablar con ella. Olí a mi hermana en el pasillo de mi habitación, viniendo hacia acá. No tardó en tocar la puerta.— Adelante — dije. ¿Qué hace en casa? Cecilia debería estar en el hospital cuidando a Amelia y mis crías. Entró con una gran sonrisa.— Buenos días, hermano — dijo Cecilia contenta. No sé por qué tanta alegría tan temprano.— Buenos días, Cecilia. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el hospital? — pregunté.— Vine a casa por ropa limpia. Ya vuelvo para allá. Quiero estar ahí cuando Amelia despierte. Helio dijo que debería despertar hoy. No sé cómo los humanos pueden dormir tanto — comentó Cecilia.— No te apures, yo voy al hospital ahora. Puedes descansar un poco —
POV DE AMELIAEstaba sentado frente a mí, mirándome fijamente como un depredador que observa y analiza a su presa. Su mirada sobre mí era fría y cruel, causándome escalofríos nada agradables por todo el cuerpo.—Quiero explicarte cómo serán las cosas de ahora en adelante. Ahora que sabes lo que soy, no necesito fingir —dijo, refiriéndose a lo que vi en el bosque. Ni siquiera sabía si lo que vi en el bosque era real.—No entiendo de qué estás hablando —dije, armándome de valor, haciéndome la desentendida. No puedo dejarme dominar por el miedo ahora, tengo cuatro hijos que proteger.—¿No entiendes? ¿No recuerdas lo que pasó en el bosque antes de desmayarte? —preguntó, pareciendo impaciente. Este ser siempre estaba de mal humor.—No me acuerdo, mi memoria está confusa, no logro recordar nada. Solo recuerdo encontrarme con cuatro lobos y despertar aquí —dije, mintiendo descaradamente. Se levantó y se acercó, quedando muy cerca de la cama. Me retraje por instinto.—¿Sabías que eres pésima
POV DE MAGNOSEsta humana cree que tiene poder de elección. Tendré que enseñarle su lugar en mi vida y en esta manada. La miraba y sentía el aroma maravilloso de su miedo. No entendía cómo podía sentir su miedo, pero no su esencia única. Si pudiera, facilitaría mucho las cosas, pues sería imposible para Amelia esconderse de mí. Necesito mantener a esta humana donde pueda verla. Amelia tiene un arma poderosa contra mí, su falta de olor. Pensaba mientras salía de la habitación de Amelia y me dirigía hacia Helio, que estaba en el pasillo esperándome.—Ella no puede sospechar que nadie aquí puede sentir su olor. Si se entera de que puede pasar desapercibida a nuestro olfato, intentará escapar. —Comentó Cosmo en mi mente.—Mantendremos vigilancia constante sobre Amelia. Y prohibiré que alguien le diga que no tiene olor. —Dije.—Magnos, sé que no te agradan las brujas, hechiceros, magos, elementales o cualquiera que use magia. Pero necesitamos consultar a uno de estos seres de confianza del
POV DE AMELIACuando Magnos salió, yo seguía temblando de miedo. Oír su risa siniestra me hizo sentir un terror que nunca había experimentado. Sentí unas ganas enormes de salir corriendo para salvar mi vida. Pero por desgracia tenía el pie derecho inmovilizado. Así que solo pude encogerme y soportar su aura abrumadora y tenebrosa. Sentía miedo de ese ser hasta en el alma. Pero tenía que superar ese miedo por el bien de mis hijos. Estaba en una situación delicada aquí y, como él se encargó de dejar bien claro, no tenía elección. Mis pensamientos y sentimientos eran un caos. ¿Cómo se podía creer en este absurdo que Magnos me contó? Pero ¿cómo no creer en lo que mis ojos me mostraron?Era necesito asegurarme de que mis bebés estarán bien. No sé cómo nacerán mis hijos, si tendrán pelo, orejas puntiagudas o hocico de lobo. Debo admitir que eso me preocupaba. Pero no dejaré de amarlos si nacen diferentes. Lo que más me inquietaba era que quiera quitármelos. No podía permitir eso.Será nece
POV DE MAGNOSEsperaba sentado en el pasillo mientras Helio arreglaba todo para dar de alta a Amelia. De repente, escuché a Helio llamándome a través de la conexión mental. ¿Habrá pasado algo con Amelia?, pensé.—¿Qué sucedió? —pregunté.—No pasó nada, alfa —respondió. Suspiré aliviado.—Entonces, ¿por qué me llamas en vez de agilizar el alta de la humana? —pregunté, impaciente por tener que estar sentado aquí esperando. Tengo muchas tareas, soy un alfa muy ocupado.—Perdone, alfa. Vine a pedir permiso para hablarle a Amelia sobre la enfermedad —dijo apresuradamente.—¿Por qué quieres contárselo? —pregunté.—Amelia preguntó por qué ella y los cachorros son la esperanza de la manada. Creo que sería bueno que lo supiera, no sabemos si los cachorros se verán afectados y Amelia es una médica genetista. Puede ayudarnos —explicó Helio. Pensé que no habría problema en que Amelia lo supiera. Antes de dar mi permiso, tuve una idea para comenzar el castigo de esa humana irritante.—Te autorizo