*II*

Parado ante la puerta de la casa de Christopher, dudaba si llamar o no. Aún se sentía mal volviendo a aquella rutina. Había tenido miles de amantes, a cual más increíble, pero quiso el destino que escogiera al más débil e indefenso de todos. Marty, un hombre poco más joven que él y por desgracia portador del VIH. Llevaba desde los once años con él, y el maldito virus decidió despertar cuando menos lo esperaba. Mitch, al principio, estaba asustado pero pudo darse cuenta que llevando una vida controlada, estable y yendo con las ideas claras, no sucedió nada...hasta que Marty no aguantó más y acabó muriendo de un simple constipado.

-Me vas a odiar- se dijo en voz alta el hombre

"¿Cómo puedes decir eso, Mitch?"

Le pareció oírle y ágilmente giró su rostro. No sabía si era real o era su imaginación pero le pareció verle allí, junto a él

-Eres...eres una alucinación, ¿Verdad?-

"Digamos que a medias" el rostro casi difuso de Marty le miraba

-Empiezo a perder la cabeza- se burló Mitchell. La alucinación se aproximó a la mejilla del hombre y susurró

"Mereces ser feliz y lo sabes"

Mitchell volvió a girar la cara pero ya no había nadie. Saliendo del coche lo cerró y caminó hacia la casa. Tocó a la puerta siendo recibido por Elenah la cual vestía toda de negro con un corpiño bastante ajustado y con medias de rejilla a juego

-Bienvenido, Señor-

-No es que sea de mi gusto pero haré un esfuerzo- sonrió él. Elenah, echándose a un lado, permitió el paso al hombre. Después de cerrar dio unos pasos suaves e invitó a que la siguiera. Ambos caminaron hacia el gran salón donde un pequeño número de personas, charlaban entre ellas

-Enseguida aviso al Señor Christopher- con movimientos sensuales, Elenah anduvo entre los allí presentes. Dejó que unos la tocaran y que otros incluso la abrazaran pero, educadamente, ella oponía resistencia mostrando su mano donde llevaba su alianza. Ellos, comprensibles, la dejaban. Desapareció de la vista de Mitchell por lo que éste decidió mezclarse entre el resto. Aprovechando que uno de los camareros contratados por Christopher pasaba por su lado, cogió una copa de vino y siguió su camino. Al fondo, como si de ganado se tratara, vio a tres jóvenes. Dos chicos y una chica. Más apartado de ellos, un tercer chico se mantenía agazapado, con la mirada hacia el suelo. No se movía. No le sonaba cosa que los otros tres sí. Dio un suspiro y después un trago a su copa. El asustadizo chico alzó la cara aunque solo por unos segundos. Los justos para que Mitchell pudiera verle. Vio en su rostro miedo y algo más.

-Me alegra que hayas venido- escuchó la voz de Christopher tras de sí por lo que se dio media vuelta. El hombre de dorado cabello y sonrisa afable caminó hacia él

-¿No son muy pocos para tantos?- señaló, Mitchell, con la cabeza a los chicos y la chica

-No será problema, cada cual sabe si desea o no usarlos- sonrió Christopher. Mitchell volvió a mirar al chico alejado de los otros

-Parece atemorizado - dijo

-¿Te interesa?-

-No he dicho eso-

-No ha hablado desde que Elenah lo trajo del hospital- explicó el rubio

-¿Del...hospital?- arrugó el ceño Mitchell

-Lo encontraron casi inconsciente en mitad de la calle, tenía la mandíbula partida, la nariz rota, el brazo esguinzado y montones de moratones por su cuerpo-

-¿Y eso?- se alarmó Mitchell

-No saben, pero cuando Elenah lo trajo me enseñó una marca que tenía hecha en la parte baja de la espalda - juntando sus manos prosiguió -Era de Gerry-

Los ojos del otro lanzaron chispas

-¿Estás seguro?-

-Sí, conozco una y cada cual de las distintas marcas de cada uno de nosotros- justo en ese momento, otro camarero cruzó por su lado y cogió una copa- Y las de Gerry son muy suyas-

-¿Y por qué...- Mitchell observaba al joven

-Lo ha desechado, ¿El porqué? No tengo ni idea- dio un sorbo a su vino

-No se ve mal chico- estudiaba al joven de arriba abajo. Tenía cierto aire a Marty aunque un poco más bajito y menos hecho. Su cabello, negro como el carbón, era brillante y llevaba un corte demasiado común.

-Y no lo es- afirmó Christopher- Yo diría que es demasiado...dependiente y sumiso-

-¿Cuántos años tiene?- inquirió Mitchell

-No tengo ni idea pero mayor de edad es- calmó a su amigo-¿Quieres conocerle?-

-No sé yo si...-

-El charlar no te hará ningún mal, el pobre lleva así desde que Elenah lo trajo, le vendrá bien conocer a alguien más - adelantándole, Christopher instó a seguirle a Mitchell quien no muy convencido, fue tras él.

El moreno oía las voces a su alrededor. Para él eran como zumbidos. Procuraba no levantar la cabeza por miedo a represalias por lo que no vio acercarse a ambos hombres aunque sí sus zapatos. Reconoció los del rubio pero no los otros. Se tensó y aguantó la respiración hasta que oyó su nombre:

-¿Derek?-

-Si...Señor-murmuró en un hilo de voz

-Quiero presentarte a un amigo mío- alargando la mano, Christopher le obligó a alzar la mirada -Se llama Mitchell O'Brian y quiere conocerte-

El moreno miró con miedo al otro. Una agradable sonrisa asomó en aquella cara desconocida. Parecía un buen hombre y era muy apuesto. Bastante mayor que él pero muy bien conservado. A pesar de tener rasgos maduros, sus ojos, de un profundo azul oscuro, parecían tristes. Un brillante cabello castaño le hacía parecer más joven y vestía muy elegantemente

-¿Qué tal, Derek?- Mitchell extendió su mano pero cuando el joven iba a cogerla distinguió un sello en uno de sus dedos. Empezó a respirar sin control. Christopher se extrañó

-¿Derek? ¿Te...te encuentras bien?-

El nombrado comenzó a retroceder moviendo la cabeza de un lado a otro

-No...no quiero...no...por favor, por favor, no me obligue Señor, no, no-

Mitchell y Christopher se miraron aturdidos. El primero intentó acercarse

-No voy a hacerte nada, de verdad- volvió a dejar a la vista su anillo y Derek se tiró al suelo suplicando

-No por favor, no he hecho nada, por favor, por favor, no me golpee, no me haga daño-

Los invitados incluida Elenah, se quedaron en silencio observando tanto al chico como a sus colegas. Helen, acompañada por otros dos hombres, se sorprendió.

Christopher se apresuró a agacharse y rodeó con sus manos al joven

-Derek, Derek, no pasa nada, Mitchell solo quiere conocerte, nada más, no tengas miedo-

-No me lleve con él, no me regrese con él, por favor, por favor - abrazándose al rubio, sollozaba de pavor.

-¿De qué hablas? No te entiendo...-

-Lleva...lleva su anillo, igual...igual que todos sus amigos, igual que todos esos...hombres...que me...que me...no me lleve con él, por favor - lloró como un desesperado. Mitchell se miró el anillo. Luego a Christopher. Seriamente pidió:

-Chris, vamos a hablar tú y yo...a solas-

El rubio tragó saliva. Mantenía entre sus brazos al moreno

-Dame un minuto para que diga a Elenah que haga de anfitriona y que lleve a Paddy a su cuarto-

-Adelante - permitió el castaño. Ayudándole a ponerse en pie al chico, Christopher lo llevó escaleras arriba. Llegando ante Elenah, le pidió que se comportara como una buena anfitriona a lo que ella asintió.

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