Benjamín observó a la chica con una media sonrisa, recorriéndola de pies a cabeza. —¿Desde cuándo sabes que eres la heredera de la tercera rama de los Amorín? —inquirió.—Mi abuelo siempre me ha dicho que soy una chica integrante de una de las familias más importantes y poderosas del mundo y que estaba destinada para ti, sin embargo, fue hace unos meses que me enteré de que soy Amorín y que tú eres de otra rama de la familia y que debía casarme contigo para obtener el poder —pronunció ella sin titubeos.Benjamín giró su vista y la posó en Tomás Anderson, quien permanecía con una expresión seria, por unos cuantos segundos cruzaron miradas, cada uno tratando de dilucidar a qué atenerse frente al otro. Al mismo tiempo, el joven por segundos tomaba su celular y escribía algo, aunque la mayoría de las veces lo hacía sin ver. —Ya veo que has renunciado a la Celedón Amorín, aunque hiciste una buena elección, no confío del todo en ti ¿Quién me garantiza que una vez casado con mi nieta no l
A Benjamín le parecía que todo era mentira, como si estuviera en un sueño o en una realidad virtual, le costaba asimilar que eso fuera la verdadera realidad.—¡Esposa no! —a su mente llegó el recuerdo cuando ella estaba parada con sus ojos cubiertos por una venda y las palabras que pronunció, era un tormento imaginarse lo que ella estaría pensando en ese momento—. Yo solo quería desenmascarar a los culpables, porque si ellos seguían sueltos no íbamos a poder ser felices, estaba obligado a actuar, hacerlos creer que no me importaban, de esa manera ellos pensarían que no podían chantajearme. De haber sabido este resultado, habría cedido. Ahora tampoco tendré paz, ¿Cómo la tendría? Si me quedé sin Ana Sofía… lo perdí todo. Corrió hacia la edificación, donde grandes lenguas de llama lo abrazaban.—¡Ana Sofía! —gritó con todo el tono que le permitía la voz, iba a correr hacia el interior y su padre lo detuvo.—¡No puedes ir!—¡Suéltame! ¡Qué ya no me importa un carajo! —exclamó con dolor,
Genaro sintió que su cuerpo temblaba, se pasó las manos por la cabeza en un gesto de desesperación.—¡Estoy enloqueciendo! ¿Cómo puedo ver a Valeria si lleva veintidós años muerta? —se sentó en uno de los sofás, sosteniéndose la cabeza con las manos en un gesto de desesperación, al mismo tiempo que trataba de tranquilizarse.Barton se le acercó y le tocó el hombro, negando con la cabeza.—Ella es real… la verdad es que no estaba muerta, se hizo pasar como tal… —las palabras del hombre lo hicieron reaccionar y caminó hacia donde estaba la mujer, mientras Valeria lo mirada con su rostro pálido, porque a ella le dio también una gran impresión verlo después de tanto tiempo.—Dime ¿Por qué? ¿Por qué abandonaste a Ana Sofía? Te acepto que no me quisieras ver a mí, que desearas alejarte, que te hayas cansado de mí, pero ¿Por qué de ella? Le hizo falta el amor de una madre, siempre viví engañado, creyendo que Estela había sido una mejor madre con mi pequeña, no fue así y yo quizás por iluso,
Las palabras de su madre penetraron en la nubla de su mente, y se dio cuenta de que tenía razón, Patricio era muy unido a su hermana, de hecho se quedó en Villa Madera por estar cerca de ella y protegerla, además, de acuerdo con su carácter, no sería capaz de abandonar de esa manera a su sobrino, ni a su cuñado ante una noticia como esa.Cómo impulsado por un resorte se levantó y corrió hacia el baño, tenía casi la certeza de que eso era cierto, Ana Sofía n había muerto en ese accidente, eso lo llenó de euforia y una nueva vitalidad.—¡Debo encontrar a Patricio! —exclamó con una mezcla de esperanza, alegría y temor.Se duchó en menos de cinco minutos, cuando salió a la habitación, su madre ya no estaba, se vistió con prisa y salió después de dos semanas, retomando sus ganas de vivir, a la sala del departamento, lo primero que vieron sus ojos, fue a su pequeño Alejandro, estaba parado en el corral como mirando hacia la puerta con una expresión de tristeza, cuando su hijo escuchó los pa
Ana Sofía despertó en una habitación que no conocía, el techo y paredes blancas, bastante pulcras y con un fuerte olor a antiséptico, estaba un poco oscuro, su visión era borrosa producto del sueño. El dolor era tan fuerte que se vio obligada a levantar la cabeza para poder ver. Estaba en una cama, con sábanas desconocidas. El pitido de la máquina y el olor a sangre le produjo un vuelco en el estómago.Ella intentó apartar las sábanas, mas el mínimo esfuerzo le resultaba bastante doloroso, vio acercarse ese rostro desconocido y se echó hacia atrás un poco nerviosa, cuando de pronto lo escuchó llamar a un tal Patricio, este también se acercó y ambos se quedaron mirándola con interés.Vio los rostros de los desconocidos, sus rasgos tenían muchas similitudes, pensó, apesar de ello, no reconoció a ninguno. Darse cuenta de eso, la desesperó, no sabía si debía llorar o gritar, así que prefirió permanecer en completo silencio; porque sintió miedo de estar prisionera en su propio cuerpo, pris
Benjamín levantó la mano y con la punta de los dedos acarició suavemente el rostro de su esposa, en su interior tenía muchos sentimientos encontrados, rabia, tristeza, dolor, porque él permitió que eso sucediera, empezó a llorar sin dejar de sostenerle la mano.—Lo siento mucho, mi amor, te juro que nada de lo que escuchaste en esa transmisión era cierto… ¿Cómo no me vas a importar, si por ti he aguantado cualquier cosa?En ese momento los hermanos de Ana Sofía reaccionaron, Erasmo miró a su gemelo y lo reprendió.—¿Cómo se te ocurre traerlo aquí? ¿Acaso estás loco? ¿Quieres ponerla en peligro? —enfatizó indignado.Mientras tanto Patricio se acercó a Benjamín y se quedó viéndolo con molestia.—¡Aléjate de mi hermana! —exclamó con una expresión dura— ¿Acaso crees que te la mereces después de cómo la trataste frente a todo el mundo? Creí que eras lo mejor para ella, ahora lamento haberme equivocado, no eres el hombre que se merece Ana Sofía. Ella merece a alguien que la ame, la proteja,
—¿Qué ocurre? —preguntó Ana Sofía, aterrada ante el repentino giro de los acontecimientos.Benjamín no respondió, solo la miró con ojos llenos de dolor y tristeza, porque a pesar de todo lo que hizo para protegerla, era evidente que su esposa y su hijo aún estaban en peligro.—Espérame un momento sí, ya te explico —expresó el hombre saliendo de la habitación, miró a todos los lados para percatarse de que estaba solo.Fuera de sí, Benjamín salió del cuarto, ya las autoridades del hospital habían llamado a la policía, y estos se estaban haciendo cargo del hombre, por su parte él decidió llamar a Sirio. —Tío Sirio, soy yo, necesito hombres para proteger en la habitación de Ana Sofía, está viva y la encontré, alguien intentó asesinarla, al parecer estos enemigos, conocían que estaba viva y donde la traje —expresó sin dejar de sentirse preocupado.—Ya mando a un grupo para allá, mientras envío a buscar a los hombres que tenemos de confianza en Wollemia —. Un suspiro se escuchó al otro lad
Benjamín la sentó en la cama y también él lo hizo junto a ella, suspiró profundo al mismo tiempo que la tomaba por los hombros. —Escúchame bien, y lo que estoy diciendo no es mentira, sé que te suena a ciencia ficción, a historia rebuscada por quienes manejan la teoría de las conspiraciones, yo también lo creí así, cuando me lo comentaron… sin embargo, abrí la mente y comencé a investigar y encontré mucha información interesante, incluso me cuestioné, porque como todos estos años he permitido que me manipulaban como lo hacen con millones de personas en el mundo. Ella lo observó, suspiró y luego comenzó a hacerle pregunta, entretanto, pensaba que quizás debía escucharlo, no perdía nada. —Está bien, habla y cuéntame todo lo que sabes producto de esas investigaciones interesantes que has hecho ¿Y las razones por las cuales crees que lo ocurrido conmigo se relaciona de alguna manera? —Primero, debo decirte que nada de esto es cosa nueva, leí en algún libro que hace miles de años los mi