Ante el silencio de los presentes, el hombre con el emblema del águila real sigue insistiendo a sus compañeros para convencerlos de tomar el poder.«La mayoría de nuestros miembros tienen años en la organización, cualquiera de nosotros estaría más capacitado para dirigirnos, lo ideal es que elijamos democráticamente a nuestro líder, no podemos permitir que un recién llegado que no conoce el mundo, ni siquiera como funcione nos rija». Esta vez las palabras provocaron de nuevo murmullos entre ellos. Al cabo de un rato, tomó la palabra la persona identificada con el emblema de un castor.«Estoy de acuerdo con águila real, cualquiera de nosotros podemos tomar la dirección de esta organización, somos más competentes que cualquier recién llegado». Expresó ante la aceptación de la mayoría.Ana Sofía, cuando Benjamín entró a su despacho a la reunión con el grupo de la sociedad, también fue detrás de él, mientras escuchaba hablar vio los documentos contentivos de las reglas del grupo sobre el
Benjamín abrió la puerta de la habitación para que pasara Patricio, cuando lo hizo se quedó viendo a su hermana, quien estaba recostada en la cama con los pies cruzados, como si se tratara de una niña.—Hola, hermano, ¿Qué sucede? ¿Por qué tienen esa cara de susto? —interrogó la chica mirándolo con curiosidad.—Se me olvidaba que eras Doris —bromeó Patricio, aunque con su cara seria y ella lo miró con una expresión de aparente enfado.—Si me recuerdas puedo saber de qué se trata —expuso ella sin dejar de observarlo con curiosidad.—La situación es la siguiente, ¿Recuerdas que no eres hija de mi madre, sino del amor de la vida de mi padre? —le preguntó Patricio para esperar a ver su reacción.—Eso lo supe por Benjamín, él me lo dijo—respondió recordando lo que le había contado su esposo cuando le dijo como se conocieron y se casaron y las razones por las cuales le ocultó su identidad.—Bueno, el caso es que sospechamos, porque incluso tú antes de perder la memoria lo hacías, que muy po
Nada preparó a Genaro para ese duro golpe, sentía su corazón herido, le costaba creer que durante todos esos treinta años su vida fue una mentira, se pasó la mano por la cabeza con desesperación, sentía que su vida ya no tenía sentido.Lloró por lo que pudo haber sido, lloró por la vida que no pudo tener, por la mujer que amaba, lloró por esos hijos que creyó ser suyos y aunque los amaba como tal no lo eran. Patricio y Ana Sofía se sentaron uno a cada lado, tristes, por instantes arrepentidos de haberles revelado esa verdad. Hay momentos que uno no sabe si el menor mal es mantener una mentira para no hacerles daño a los interesados.No tenían palabra para consolar a su desolado padre, quien no hablaba, no se quejaba, no protestaba, solo se sumía en ese tenso silencio, mientras sus lágrimas bañaban su rostro de forma descontrolada. Lo vieron llorar hasta quedarse dormido en el sofá, en un sueño lleno de pesadillas, donde cuatro de sus hijos le eran arrebatados de sus brazos.Benjamín a
Estela no podía creer que esa verdad que ocultó por tantos años se hubiese revelado, sus manos empezaron a temblar, tenía miedo de su futuro, de la vergüenza frente a la sociedad, del desprecio de sus hijos, no podía negarlo, porque ante semejante prueba no tenía nada como refutarla, buscaba en su cerebro una justificación válida para haber engañado a Genaro durante esos treinta años y no la encontró.Genaro la miró con una mezcla de ira, decepción y dolor en los ojos. Siempre había sospechado que ella le ocultaba algo, pero nunca se habría podido adivinar esa verdad. —¿Por qué el engaño? Aún te hubiera podido justificar el hacer pasar tu primer embarazo como mío, sin embargo, no entiendo las razones para serme infiel con los otros chicos.Estela lo observó con ira, se le acercó de manera peligrosa como si quisiera brincarle encima.—Yo te amé, vivía por tus ojos, anhelaba ser tu esposa, me imaginaba casándome contigo vestida de blanco en el altar y que me mirabas con adoración ¿Qué
Ana Sofía empezó a comer cuando salió su padre, pero la comida le sabía mal, no porque estuviera mal preparada, sino porque tenía una sensación acartonada en la boca, no podía estar tranquila, tenía una corazonada que le impedía relajarse, Benjamín la vio tan intranquila y como estaba a su lado tomó su mano y le preguntó las razones.—¿Qué sucede? Te veo inquieta como si no quisieras estar aquí ¿Te está preocupando algo? —interrogó Benjamín con preocupación, porque no le gustaba ver ninguna angustia en su mujer.—Sí, ¿Qué tal son esos hermanos míos? —antes del hombre poder aclararle lo hizo ella—. Bueno, te explico, Erasmo me parece bien y Horacio también, este último apoya mucho las decisiones de su gemelo, me refiero a los otros, a Tulio y a Montes, no sé, la sola mención de ellos me causa una mala sensación y una terrible inquietud.—A decir verdad, si me preguntabas unos días antes si confiaba en ellos, te habría respondido que en ninguno de ellos cuatro, aunque debo reconocer que
Genaro la observó con asco, por completo consternado ante las palabras de la mujer, era increíble el nivel de maldad y conspiración de Estela, sin embargo, esta fingió no haber dicho nada y actuaba como si ella fuera inocente y la tuvieran culpando de algo que no hizo.—Lo que quiero decir, es que tuve oportunidad de salir con cualquiera y te escogí a ti, ¿Para qué me sirvió? Si toda la vida has amado solo a la madre de la bastarda de tu hija y nunca me has complacido como mujer, siempre siéndole fiel a una mujer que nunca te amo, ni a ti, ni a tu hija, es que Ana Sofía, no inspira amor, hasta su adorado Benjamín la negó —espetó con malicia, sus palabras, produjeron una expresión de dolor en el rostro de Ana Sofía y eso hizo reaccionar a Genaro.—¿Cómo te atreves a hablarle de esa manera mi hija? —expresó Genaro, enojado—. Voy a hacer lo que debí hacer desde un principio, te vas a ir de mi casa y de mi vida. Y no quiero volver a verte nunca más.Entonces Genaro Celedón se dirigió a T
Ana Sofía observó a su esposo con una intensa mirada y de forma intimidante, tratando de hacerlo confesar, sin embargo, Benjamín no se sintió aludido, solo se sonrió, la agarró por la cintura y la haló hacia su cuerpo, para su buena suerte estaban solos. Los padres de Benjamín se habían ido, bueno su madre detrás de su padre quién decidió presentarle la demanda de divorcio y cuando esa mujer vio el libelo, estaba por completo aterrada, se quedó muda por varios segundos, para después delante de todos hacerle la confesión más romántica y emotiva que su hijo le vio hacer en su vida. Y el pequeño Alejandro había salido con su tío Patricio y su abuelo, además, le dieron el día libre a los empleados, por eso la casa estaba sola para ellos.—Entonces, Benjamín, ¿Vas a hacer votos de silencio? —pronunció Ana Sofía, al borde de perder la paciencia, y con una evidente expresión de molestia.—No, prefiero hacer algo mejor con mi esposa —respondió el hombre con tranquilidad.—¿Me estás diciendo l
Valeria se quedó viendo a Ana Sofía con los ojos bañados en lágrimas, el día que la vio por primera vez, quiso lanzarse en sus brazos y darle todo el amor que había guardado durante todos esos años para ella, y tener que contener esos sentimientos ha sido lo más doloroso.Ella entró sin mediar palabras, se acercó a Ana Sofía, la abrazó, llorando, desconsolada, Ana Sofía permaneció impasible, en completo silencio porque no sabía qué decir, ni siquiera como reaccionar. «¿Debería echarla? No creo, quizás debería darle oportunidad de que exponga sus razones» pensó, esperando a que sucediera lo que tenía que suceder.—Yo lo siento mucho hija, te juro que jamás quise hacerte daño, mas en esa oportunidad mi padre me dijo que si no me alejaba de ti, ella sufriría las consecuencias —excusó entre lágrimas.— Siempre te he amado, como no hacerlo si eres parte de mí… pensé en ese momento que estaba haciendo lo correcto. Además, creí que estarías bien con tu padre… por favor, Ana Sofía, perdóname.