Genaro sintió un sudor frío, recorrerle la espina dorsal, un fuerte dolor se instaló en su pecho, se mareó y hubiese caído de bruces al suelo, si no es porque Ana Sofía lo sostuvo y evitó su caída.—Papá ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? —interrogó preocupada mientras lo ayudó a recostarse en el sofá.—Estoy bien hija, es solo un pequeño mareo, ya se me pasará —replicó el hombre apretando los ojos y llevando su mano a la sien para apretarla.—Vamos a llevarte al médico, no puedes quedarte en casa si te sientes mal —afirmó Ana Sofía, en ese momento su madre la tomó del brazo y la haló a su lado con fuerza.—¡Tú eres la única culpable! —exclamó Estela molesta — ¿Acaso pretendes matar a tu padre? Sacas unas tonterías ¿Cómo no voy a hacer tu madre, eres mi penúltima hija? Además, tu caída fue un accidente, yo me giré, no me di cuenta de tu cercanía y por eso te golpeé sin querer con la sombrilla —se justificó la mujer con una aparente expresión de inocencia.—Tú y yo sabemos que no es así… no sigas
Benjamín caminó a la habitación de su padre, pensó en reclamarle, pero cuando lo vio tan pálido, terminó desistiendo, sin embargo, él si no perdió oportunidad en hacerle su reclamo.—¿Qué le hiciste a mi amiga? ¿Por qué se fue? —Benjamín lo observó con las cejas alzadas, como si no le importara, esto causó molestia en su padre—. ¿No me digas que la corriste? ¿Cómo fuiste capaz de hacerlo? Ella me auxilió, me cuidó cuando me encontraba solo, por tu bien BGrey, espero que no te hayas atrevido a intimidarla.Por más que Benjamín hizo intento de controlar su risa, no pudo hacerlo, incluso comenzó a toser, cuando trataba de contenerse, le parecía demasiado cómico, que su padre le reclamara haber echado a su amiga, tenía tantas ganas de restregarle que su famosa amiga, era nada más y nada menos que Ana Sofía, su esposa, a la mujer a quien odiaba con todo su ser por ser hija de Genaro Celedón. —¿En serio esa chiquilla es tu amiga? —inquirió sin poder controlar su tono de burla.—¡Si lo es!
Benjamín, al ver la determinación en Ana Sofía y su expresión de circunspección, supo que no había escapatoria, no tenía ninguna excusa para hacerla valer en ese momento, la única salida era contarle la verdad, aunque no pudo evitar sentir un leve temor en su interior.—Ana Sofía, es algo un poco… —sus palabras fueron interrumpidas por Nidia, que venía con Alejandro cargado y llorando.—Señor, ¿Está bien? Siento mucho no haber podido sostener a Alejandro a tiempo y por mi culpa lo golpeó… lo siento señora, el bebé le dio un cabezazo a su padre en la boca.Ana Sofía se quedó pensativa, más antes de poder hablar apareció su padre, los dos se miraron fijamente y en tono molesto pronunció.—Has tomado algo que me pertenece, Ana Sofía me has robado —expresó su padre con seriedad y la joven negó con la cabeza.—Creo que ha llegado la hora de hablar —ella extendió la vista hacia los otros—. Por favor, necesito que me dejen a solas con mi padre, solo será por unos breves instantes.Benjamín y
La mujer lo observó despectivamente, y miró a Ana Sofía con la misma actitud mientras Genaro soltaba su mano con fuerza, como si el contacto con la mujer le repugnara. —¿Crees que aceptaré eso? ¿Piensas que después de estar casada tanto tiempo y aguantar que me pusieras los cuernos con la madre de esta y hacerme el hazmerreír de toda la ciudad, voy a renunciar a estas alturas? Pareciera que no me conocieras —expresó alejándose de ellos.—Es verdad, no te conozco o sí, solo que por un tiempo me dejé engañar, creí en un cambio genuino de tu parte, pero no fue así, aunque prometo que desde ahora en adelante no volveré a caer en tu trampa, y si salvo la empresa no creas que será para dejártela a ti y a tus hijos, estás equivocada, si la empresa se salva, será Ana Sofía quien asuma la responsabilidad total de la empresa por encima de todos, porque ellos no tienen la capacidad de ella para hacerlo —pronunció con firmeza. —Eso lo veremos, después de todo, la última palabra no se ha dicho t
Ana Sofía sentía como una especie de corriente eléctrica la recorría de pies a cabeza, la lengua de Benjamín devoraba la suya con una apremiante necesidad, al mismo tiempo que percibía como la recostaba en la cama, era tan embriagante sus besos que la hacían olvidar al resto del mundo. Le arrancó las prendas con premura, sus ojos estaban nublados y oscurecidos por el deseo, dejó sus senos al descubierto, arrancándole el brasier y lanzándolos a un lado de la cama, empezó a besarlos con suavidad, para después introducirlos y chuparlos perdiendo el control.Ana Sofía sentía su corazón a punto de salírsele por la boca y el hormigueo en su piel se agudizó al sentir la mano de Benjamín llegar a su entrepierna y acariciarla a través de la tela de su tanga, de su boca salió un gemido, sintiendo que su cuerpo iba a encenderse producto de la pasión, percibió un líquido emanar de su femineidad, abrió sus piernas de par en par de manera involuntaria, estaba totalmente excitada.Él siguió bajando
Benjamín estaba demasiado feliz, había sido la sensación más extraordinaria de su vida estar con ella y lamentaba no haber podido hacerlo como quería mirándose a la cara. Alejandro empezó a llorar y debieron acostarlo junto con ellos. Él era de poco dormir y ese día debido a la emoción, el sueño huyó totalmente, los observaba dormir profundamente, los besó a ambos, los miró por un par de segundos más y se levantó a ducharse, antes de llegar a su habitación, recibió un mensaje. Recibido de número desconocido «Buen día, señor, obtuvimos información que el jefe directo de los mercenarios que atacaron a nuestros hombres y fueron responsables de asesinar al falso Benjamín, está en Villa Madera, incluso se hospedó en el hotel Grand South Palace». Enviado a número desconocido «Gracias, voy a investigar». Se terminó de arreglar, cuidando en no dejarse en evidencia por su aspecto, por eso prefirió usar su antigua ropa y no la que le compró Ana Sofía, después salió, momento que aprovec
Ante las palabras de Benjamín, Liana se puso nerviosa, se quedó mirándolo sin poder simular la palidez en su rostro.—¿Por qué me preguntas eso? Sabes que soy tu amiga… sería incapaz de ir en tu contra —habló la mujer tratando de controlar su nerviosismo.—Eso espero Liana, sabes que no perdono la traición… no quieras obligarme a tomar decisiones que sean de tu agrado, porque nadie me va a obligar a hacer lo que no quiero… no te le vuelvas a acercar a Ana Sofía, ella es intocable, por esa mujer me convierto en cualquiera, en un marido mantenido, en un niñero, en un yerno despreciado… por ella soy capaz de todo, por proteger a mi familia, soy capaz hasta de matar. No quieras conocer la versión mala de mí. Porque te juro que no te va a gustar… por cierto, es sorprendente como últimamente a los Anderson les está yendo demasiado bien ¿No crees? Quizás es hora que tengan sus propios problemas para que se ocupen de sus asuntos y dejen los míos para que yo los resuelva.Se levantó para irse
Los hombres sonrieron contentos al escuchar las palabras de su jefe, cortaron, haciéndole saber que le informarían de las resultas, vieron hacia atrás y miraron a Benjamín en la misma posición, no podían creer su buena suerte, pensaron que el hombre les daría mayor esfuerzo, pese a ello, lo sintieron más fácil de lo que creían. —No puedo creer que todo esté saliendo tan sencillo, este hombre ni siquiera tuvo la leve sospecha de lo que hacíamos, es solo un pobre tonto, además, la chica hizo un excelente trabajo. Ahora solo nos queda, cumplir con la última parte del plan.Así lo hicieron, llegaron a un hotel de baja categoría de la ciudad y entraron en el mismo auto al estacionamiento, donde lo aparcaron, entre los dos lo cargaron, aunque esta vez lo sentían más pesado, por lo cual debieron hacer un mayor esfuerzo para llevarlo hasta la habitación, donde ya una mujer lo estaba esperando desnuda en la cama para fotografiarlo, sin embargo, cuando cerraron la puerta, enseguida Benjamín r