Caminó un poco para dispersar su mente, hasta terminar en el salón de estudio de su hijo. —Hola…— Entró llamando la atención de su hijo que corrió a sus brazos. —¿Cómo estuvo tu día, mi pequeño príncipe? —¡Muy bien! —Me alegra oír eso, ¿Por qué no vas con Lina por un bocadillo a la cocina?...— Lina; que así se llama la criada que acompaña por ahora a la reina; le extiende su mano al niño, y antes de tomarla se despide de su profesora. —¿Se encuentra bien, su majestad?...— Pregunta Charlotte, cuando están solas. —Estela no aparece aún. —¿Y si le pide ayuda al rey? —No, definitivamente no. No creo que me ayude. Charlotte se vio a sí misma reflejada en Amalia. —No creo que voy a decir esto…— Susurró para sí misma. —A veces pensamos que las personas pueden ser solo que nosotros vemos, pero ellos pueden ser más de lo que creemos. Amalia lo pensó un poco, recordó la vez que Arthur le ofreció que podía ordenar que no llegaran más cartas de su madre, él no era ciego para v
El carruaje que transportaba a la señora Lee y a Dalin, ya cruzaba las fortalezas de los guardias. Cómo todo carruaje que entra y sale, debe ser revisado. Los pasajeros deben bajar y responder preguntas rutinarias. La señora Lee explica que se hallan ahí porque trae a su sobrina para conocer a sus futuros suegros, él guardia asiente y luego de que sus soldados hayan requisado el carruaje, les da el visto bueno dejándolas pasar. Pasa alrededor de media hora hasta que por fin logran divisar los sembrados y casas, de a poco comienzan a ver mucho más y en lo más alto estaba el castillo.Cuando el carruaje entra en el área del mercado, Dalin pide detenerse un momento, estaban cerca de la casa de Charlotte. Le pide a la señora Marleck que la espere un segundo y se baja con su hija. A pasos apresurados caminan hasta llegar a la casa de Charlotte, puede oír las voces de los niños; ha llegado en plena hora de clases. Toca la puerta ansiosa, no sabía que iba a decir. Luego de esa pelea tenía e
Él mayordomo pidió que avisaran a las invitadas que pronto estaría lista la mesa, por lo que ya deberían de estarse arreglando para bajar.Una criada fue hasta la habitación de la Vizcondesa y le informó, la señora agradeció. Ella ya se encontraba lista, pasó a la habitación de Dalin y la encontró dormida. Se dio un leve golpe en su frente, se acercó hasta la cama y la llamó hasta lograr despertarla. Dalin escucha a la señora Lee que debe apurarse porque pronto deben bajar, eso significaba que Wilfred había llegado. Dalin corre de un lado para el otro, se da una ducha rápida y se pone un vestido que la señora Lee le ha elegido para conocer a sus futuros suegros. Las damas de compañía la ayudan a verse hermosa y peinan su cabello, lo dejan suelto y toman un mechón detrás de las orejas sujetándolos con un hermoso broche. Un poco de joyería, nada extravagante y ya Dalin se hallaba lista para bajar.Tocan la puerta en señal de que la mesa estaba servida, con calma bajan. La vizcondesa le
El día estaba precioso y a Charlotte le habría encantado ir con Karla, de picnic, pero mañana ya debía presentarse en el castillo para la llegada del concejo y aún no había ido a buscar el vestido. Seguía dudando de ir a esa boutique, miraba el sobre que Arthur le había dado y pensaba en dejarlo e ir con algunos de los vestidos que ya tiene, pero debía aceptar que ninguno era adecuado para la situación, por lo que terminaría aceptando el detalle de Arthur. —Vamos Karla…— La niña corrió feliz hacia su tía, Charlotte le había regalado un vestido nuevo. Claro, no se había aguantado la emoción y se lo puso a penas oyó que debían salir. Tomadas de las manos salieron de la casa, no había prisa por llegar, así que caminaron con lentitud. Compraron un par de dulces y disfrutaron de ellos sentadas en una fuente, luego continuaron su camino hasta llegar a la calle Druzy. La calle es conocida por sus deslumbrantes tiendas, todas tienen apariencias costosas y es porque lo son. Solo gente con mu
Suspira frustrada y deja de lado su trabajo, va hasta la cocina y prefiere preparar la cena. A la hora de comer llama a Karla, la niña se despide de sus amigos y entra a la casa. Va a lavarse las manos y luego regresa para sentarse a comer. Disfruta de la comida y le habla a Charlotte de cómo son las cosas en la casa que viven ahora. La niña se sincera diciendo que tiene miedo, le enseñan muchas cosas y la señora que le enseña es muy estricta le exige que debe ser perfecta y sin errores al momento que conozca a los padres de Wilfred. Ella no quiere seguir con eso, tiene miedo a fallar y provocar un problema para su mamá que estaba tan entusiasmada con su nueva vida. Charlotte siente pena por Karla. Se supone que son de familia noble, por ende, Karla debe ser una niña refinada. Si no se mostraba de esa forma, llamaría la atención de muchos y eso no traería nada bueno. Para ayudarla la animó diciendo que no era difícil, y ella se lo iba a demostrar. Mientras Karla se quede le iba a e
Charlotte quiere gritar de frustración ¡¿Qué era esto?! Siente que cada día Arthur es más directo y eso provoca demasiado en ella y no le agrada para nada. No debía olvidar que él hombre frente a ella la había asesinado.—Gracias…— Intentó no dejarse desmoronar por esas palabras. —Bueno, con respecto al consejo. ¿Qué debo hacer cuando lleguen?—Tu-—¡Arthur!...— Wilfred entró sin avisar y casi se lleva un regaño por ello, pero Wilfred lo interrumpió antes de quejarse. —La madre de la reina llegó y ha cerrado la puerta de la habitación de la reina con llave. Nada bueno se escucha por lo que dice la criada.Charlotte no entendía qué pasaba, si se trataba de la madre de Amalia, no debía suceder nada malo, pero la preocupación en el rostro de Arthur y verlo correr hacia la salida le hizo preguntar.—¡Su majestad! ¿qué sucede?—Charlotte, quédate aquí. no salgas hasta que esa mujer se vaya.—Pero…—Sé que ustedes ahora se ven como amigas, y que tal vez quieres ir con ella…— Charlotte asien
Se excusó diciendo que debía ir al salón de estudio, donde seguro la estaba esperando él príncipe. Con esto pensaba que tal vez se podría librar de Arthur por un momento, y así no sentirse tan ansiosa cómo se sentía en esos instantes, pero de nada sirvió, pues él caminó a su lado sonriendo encantado. Notó como ella se sintió nerviosa al ver sus manos enlazadas, había sido un movimiento inconsciente lo que hizo, pero no se arrepentía de nada si le preguntaban. Mientras caminaban a su encuentro con él joven príncipe, hablaron sobre lo que pasaría con la presencia del consejo. Charlotte no debía inquietarse, el consejo hablaría con él niño haciéndole preguntas básicas que Williams ya debía saber a su edad. Dependiendo de qué conteste el niño y su manera al hacerlo, haría que el consejo dé su visto bueno hacia Charlotte. Por último observarán la clase de hoy en día para calmar sus dudas. Aunque Charlotte sabía que lo estaba haciendo bien, aún así sentía una leve preocupación por lo qu
Luego procedieron a ser espectadores de cómo Charlotte imparte las clases, entre ellos cuchichean y no creen que esa mujer se halla criando en la pobreza. Su nivel de conocimientos, su manera de ser, de expresarse verbal cómo físicamente les hacía dudar de los orígenes de la muchacha. Ellos miraban atentos a todo, de cómo era tan clara al momento de explicar y cómo él joven príncipe parecía absorber todo como una esponja. —Creo que esa mujer miente…— Murmura Carlos, uno de los viejos. —Recuerden que muchas jovencitas que son exiliadas de su familia, luego continúan su vida fingiendo que jamás pertenecieron a una familia noble. Esto para evitar problemas y chisme de la sociedad. —Además sus conocimientos son tan especiales que parece que no perteneció a cualquier familia…— Esta vez habla Simon. —Además miren esa ropa, se viste igual que la difunta reina Sofía y actúa cómo ella…— Martín nota los gustos similares y su forma de ser. —Shhh…— Federico calla a su amigo. —Sabes que no