El día estaba precioso y a Charlotte le habría encantado ir con Karla, de picnic, pero mañana ya debía presentarse en el castillo para la llegada del concejo y aún no había ido a buscar el vestido. Seguía dudando de ir a esa boutique, miraba el sobre que Arthur le había dado y pensaba en dejarlo e ir con algunos de los vestidos que ya tiene, pero debía aceptar que ninguno era adecuado para la situación, por lo que terminaría aceptando el detalle de Arthur. —Vamos Karla…— La niña corrió feliz hacia su tía, Charlotte le había regalado un vestido nuevo. Claro, no se había aguantado la emoción y se lo puso a penas oyó que debían salir. Tomadas de las manos salieron de la casa, no había prisa por llegar, así que caminaron con lentitud. Compraron un par de dulces y disfrutaron de ellos sentadas en una fuente, luego continuaron su camino hasta llegar a la calle Druzy. La calle es conocida por sus deslumbrantes tiendas, todas tienen apariencias costosas y es porque lo son. Solo gente con mu
Suspira frustrada y deja de lado su trabajo, va hasta la cocina y prefiere preparar la cena. A la hora de comer llama a Karla, la niña se despide de sus amigos y entra a la casa. Va a lavarse las manos y luego regresa para sentarse a comer. Disfruta de la comida y le habla a Charlotte de cómo son las cosas en la casa que viven ahora. La niña se sincera diciendo que tiene miedo, le enseñan muchas cosas y la señora que le enseña es muy estricta le exige que debe ser perfecta y sin errores al momento que conozca a los padres de Wilfred. Ella no quiere seguir con eso, tiene miedo a fallar y provocar un problema para su mamá que estaba tan entusiasmada con su nueva vida. Charlotte siente pena por Karla. Se supone que son de familia noble, por ende, Karla debe ser una niña refinada. Si no se mostraba de esa forma, llamaría la atención de muchos y eso no traería nada bueno. Para ayudarla la animó diciendo que no era difícil, y ella se lo iba a demostrar. Mientras Karla se quede le iba a e
Charlotte quiere gritar de frustración ¡¿Qué era esto?! Siente que cada día Arthur es más directo y eso provoca demasiado en ella y no le agrada para nada. No debía olvidar que él hombre frente a ella la había asesinado.—Gracias…— Intentó no dejarse desmoronar por esas palabras. —Bueno, con respecto al consejo. ¿Qué debo hacer cuando lleguen?—Tu-—¡Arthur!...— Wilfred entró sin avisar y casi se lleva un regaño por ello, pero Wilfred lo interrumpió antes de quejarse. —La madre de la reina llegó y ha cerrado la puerta de la habitación de la reina con llave. Nada bueno se escucha por lo que dice la criada.Charlotte no entendía qué pasaba, si se trataba de la madre de Amalia, no debía suceder nada malo, pero la preocupación en el rostro de Arthur y verlo correr hacia la salida le hizo preguntar.—¡Su majestad! ¿qué sucede?—Charlotte, quédate aquí. no salgas hasta que esa mujer se vaya.—Pero…—Sé que ustedes ahora se ven como amigas, y que tal vez quieres ir con ella…— Charlotte asien
Se excusó diciendo que debía ir al salón de estudio, donde seguro la estaba esperando él príncipe. Con esto pensaba que tal vez se podría librar de Arthur por un momento, y así no sentirse tan ansiosa cómo se sentía en esos instantes, pero de nada sirvió, pues él caminó a su lado sonriendo encantado. Notó como ella se sintió nerviosa al ver sus manos enlazadas, había sido un movimiento inconsciente lo que hizo, pero no se arrepentía de nada si le preguntaban. Mientras caminaban a su encuentro con él joven príncipe, hablaron sobre lo que pasaría con la presencia del consejo. Charlotte no debía inquietarse, el consejo hablaría con él niño haciéndole preguntas básicas que Williams ya debía saber a su edad. Dependiendo de qué conteste el niño y su manera al hacerlo, haría que el consejo dé su visto bueno hacia Charlotte. Por último observarán la clase de hoy en día para calmar sus dudas. Aunque Charlotte sabía que lo estaba haciendo bien, aún así sentía una leve preocupación por lo qu
Luego procedieron a ser espectadores de cómo Charlotte imparte las clases, entre ellos cuchichean y no creen que esa mujer se halla criando en la pobreza. Su nivel de conocimientos, su manera de ser, de expresarse verbal cómo físicamente les hacía dudar de los orígenes de la muchacha. Ellos miraban atentos a todo, de cómo era tan clara al momento de explicar y cómo él joven príncipe parecía absorber todo como una esponja. —Creo que esa mujer miente…— Murmura Carlos, uno de los viejos. —Recuerden que muchas jovencitas que son exiliadas de su familia, luego continúan su vida fingiendo que jamás pertenecieron a una familia noble. Esto para evitar problemas y chisme de la sociedad. —Además sus conocimientos son tan especiales que parece que no perteneció a cualquier familia…— Esta vez habla Simon. —Además miren esa ropa, se viste igual que la difunta reina Sofía y actúa cómo ella…— Martín nota los gustos similares y su forma de ser. —Shhh…— Federico calla a su amigo. —Sabes que no
Luego de la cena, hablaron sobre la boda. Dalin que hablaba con gran emoción sobre los detalles con la madre de Wilfred y la señora Lee, busca que su futuro esposo no se aparte con su padre y que participe de la charla. A Wilfred no le interesaban esas cosas, eso era algo que solo las mujeres veían, normalmente los esposos aportan poco para las ideas. Aún así no hizo más que sonreír y opinar lo que se le ocurriera, pero a la primera palabra que aportó, su madre le dijo que no era necesario.En silencio se retiró y su padre lo acompañó hasta el jardín, ambos se erizaron al sentir la brisa fría. Su padre prendió su pipa y tomó asiento, con su mirada al horizonte le dijo a su hijo.—Espero y sepas lo que estás haciendo.Wilfred sonrió.—¿Dudas de que realmente me he enamorado?—Dudo de muchas cosas hijo, pero quiero confiar que tus planes son para un bien.—¿Quitarme de encima a mi madre, cuenta cómo un bien?Ambos ríen, por fin veían descansar a Karol luego de sus insistencias con su ma
Dobló con cuidado la carta y la metió dentro del sobre y selló, la carta la guardó en uno de los bolsillos internos de su abrigo y abrió la puerta. Justo Dalin estaba por tocar la puerta, ella sonríe encantada de verlo, necesitaba hablar con Wilfred y él mayordomo le había dicho dónde encontrarlo. —Dalin, ¿Sucede algo? —Necesito hablar contigo. Wilfred se hace a un lado y la deja pasar cerrando la puerta. —Ay Wilfred estoy muy emocionada. Todo funcionó muy bien. Ella lo abrazó tomándolo desprevenido, a esta acción le costó reaccionar como era debido, pero poco a poco la fue abrazando. Debía mantener su papel, para que Dalin siguiera con la idea de casarse. —Lo hiciste muy bien, Dalin…— Ella alzó su mirada, sus ojos se vieron fijamente y se atrevió a besarlo. Nadie sabe las inmensas ganas que ha tenido de querer hacerlo y no poder. —Dalin… —Perdón, se que no está bien, pero mi amor por ti me impulsa a perder la cordura…— Ella se aleja y ventila su rostro al sentirlo caliente. —H
Los días pasaron, Karla ya había regresado a Gerbet junto con Dalin, su amiga había pasado por su casa antes de marcharse, le agradeció sus cuidados y se marchó junto con su hija, prometiendo que pronto se volverían a ver.Luego de eso habían pasado semanas y Charlotte no volvió a saber de Dalin, agradece a Wilfred por reconfortar diciendo que estaba bien y que no faltaba mucho para que regresaran.En estos días Charlotte y Meilin se han hecho mucho más cercanas, la chica en agradecimiento a Charlotte le había prometido protegerla.Meilin era hija de un general que pertenecía al imperio oriente, la chica había crecido bajo una crianza distinta a la de sus hermanas. Mientras ellas crecían para florecer como una bella flor de primavera, Meilin desenvainaba una espada y luchaba contra su padre. Aunque a ella de igual forma le agradaba vestirse de manera linda y educada, maquillarse y ser muy femenina, al no perder su feminidad, su padre le dejó sostener una espada y luchar a su lado.Era