Charlotte comprende ese sentimiento así que se sienta a su lado y solo guarda silencio, le extiende un pañuelo y Amalia lo toma sin decir nada.Había cometido un gran error, después de tantos años, se había armado de valor para hacer saber sus sentimientos a Estela. Desde hace unos días había tomado la decisión, se dijo a sí misma que tal vez las cosas podrían salir distinto a lo que realmente piensa. Tal vez, solo tal vez, Estela podría corresponder a sus sentimientos, y podría quemar estas ansias por querer besarla y tocar, tocar cosas que están prohibidas.Hoy se había armado de valor, no había ido a saludar a Charlotte porque no lograba salir de su habitación por estar pensando en cómo resultarían las cosas. No había tomado desayuno porque con los nervios iba a vomitar todo lo que comiera y no, no quería eso. Solo se dedicó a estar encerrada en su habitación pensando en cómo iniciaría, pensó demasiado que estaba comenzando a tener dolor de cabeza, y aún así no lograba convencerse
Una semana ya llevaba tras los muros de la gran casa Lee, esta familia que había tenido la desgracia de quedar sin hijos, la habían recibido en su casa para formar de ella una doncella. En toda esa semana había estado bajo intensivas clases de modales, debía mejorar su forma de hablar. Siempre tener una buena postura y una expresión agradable, su risa debe ser delicada y al momento de comer debe comportarse como toda una dama. Debía acostumbrarse a todo lo que para ella era nuevo, al conocer a los padres de Wilfred, no podía mostrarse impresionada por cualquier cosa que hablaran o vieran, al ser supuestamente de una buena familia, debe estar acostumbrada a este tipo de cosas. Aunque no ha sido fácil, son muchas cosas que Dalin jamás imaginó tener en su vida, y ahora las tenía al alcance, su vida estaba dando un gran giro y no podía estar más agradecida.Ya no habrían noches de preocupación por qué comerían ella y su hija al día siguiente, pensando cómo iban a sobrevivir y aunque una v
Por primera vez en su vida Amalia se sintió acompañada y apoyada, el abrazo y palabras de consolación por parte de Charlotte eran más que gratificantes. Ya no se sentía sola, su mayor secreto había sido confiado a la institutriz de su hijo y ella se mostraba tan comprensiva, ante algo que no es normal para la sociedad. Charlotte por su parte recordaba que en su niñez oyó hablar a las criadas de que ciertas personas tienen gustos distintos y para nada aceptables. Hombres que deseaban y pecaban con otros hombres, mujeres que compartían caricias indebidas entre ellas. Nunca se había cruzado con este tipo de personas, pero Charlotte no tenía un pensamiento crítico ante el tema. Nunca le preguntó a su padre, él tampoco lo mencionó. Las mujeres que ese día hablaron del tema, jamás lo volvieron hacer. Por lo que creció aislada del tema, y ahora que conoce a alguien, y no alguien cualquiera, si no que la reina, pues de alguna manera le es extraño, pero siente que no está mal. Y en caso de q
Caminó un poco para dispersar su mente, hasta terminar en el salón de estudio de su hijo. —Hola…— Entró llamando la atención de su hijo que corrió a sus brazos. —¿Cómo estuvo tu día, mi pequeño príncipe? —¡Muy bien! —Me alegra oír eso, ¿Por qué no vas con Lina por un bocadillo a la cocina?...— Lina; que así se llama la criada que acompaña por ahora a la reina; le extiende su mano al niño, y antes de tomarla se despide de su profesora. —¿Se encuentra bien, su majestad?...— Pregunta Charlotte, cuando están solas. —Estela no aparece aún. —¿Y si le pide ayuda al rey? —No, definitivamente no. No creo que me ayude. Charlotte se vio a sí misma reflejada en Amalia. —No creo que voy a decir esto…— Susurró para sí misma. —A veces pensamos que las personas pueden ser solo que nosotros vemos, pero ellos pueden ser más de lo que creemos. Amalia lo pensó un poco, recordó la vez que Arthur le ofreció que podía ordenar que no llegaran más cartas de su madre, él no era ciego para v
El carruaje que transportaba a la señora Lee y a Dalin, ya cruzaba las fortalezas de los guardias. Cómo todo carruaje que entra y sale, debe ser revisado. Los pasajeros deben bajar y responder preguntas rutinarias. La señora Lee explica que se hallan ahí porque trae a su sobrina para conocer a sus futuros suegros, él guardia asiente y luego de que sus soldados hayan requisado el carruaje, les da el visto bueno dejándolas pasar. Pasa alrededor de media hora hasta que por fin logran divisar los sembrados y casas, de a poco comienzan a ver mucho más y en lo más alto estaba el castillo.Cuando el carruaje entra en el área del mercado, Dalin pide detenerse un momento, estaban cerca de la casa de Charlotte. Le pide a la señora Marleck que la espere un segundo y se baja con su hija. A pasos apresurados caminan hasta llegar a la casa de Charlotte, puede oír las voces de los niños; ha llegado en plena hora de clases. Toca la puerta ansiosa, no sabía que iba a decir. Luego de esa pelea tenía e
Él mayordomo pidió que avisaran a las invitadas que pronto estaría lista la mesa, por lo que ya deberían de estarse arreglando para bajar.Una criada fue hasta la habitación de la Vizcondesa y le informó, la señora agradeció. Ella ya se encontraba lista, pasó a la habitación de Dalin y la encontró dormida. Se dio un leve golpe en su frente, se acercó hasta la cama y la llamó hasta lograr despertarla. Dalin escucha a la señora Lee que debe apurarse porque pronto deben bajar, eso significaba que Wilfred había llegado. Dalin corre de un lado para el otro, se da una ducha rápida y se pone un vestido que la señora Lee le ha elegido para conocer a sus futuros suegros. Las damas de compañía la ayudan a verse hermosa y peinan su cabello, lo dejan suelto y toman un mechón detrás de las orejas sujetándolos con un hermoso broche. Un poco de joyería, nada extravagante y ya Dalin se hallaba lista para bajar.Tocan la puerta en señal de que la mesa estaba servida, con calma bajan. La vizcondesa le
El día estaba precioso y a Charlotte le habría encantado ir con Karla, de picnic, pero mañana ya debía presentarse en el castillo para la llegada del concejo y aún no había ido a buscar el vestido. Seguía dudando de ir a esa boutique, miraba el sobre que Arthur le había dado y pensaba en dejarlo e ir con algunos de los vestidos que ya tiene, pero debía aceptar que ninguno era adecuado para la situación, por lo que terminaría aceptando el detalle de Arthur. —Vamos Karla…— La niña corrió feliz hacia su tía, Charlotte le había regalado un vestido nuevo. Claro, no se había aguantado la emoción y se lo puso a penas oyó que debían salir. Tomadas de las manos salieron de la casa, no había prisa por llegar, así que caminaron con lentitud. Compraron un par de dulces y disfrutaron de ellos sentadas en una fuente, luego continuaron su camino hasta llegar a la calle Druzy. La calle es conocida por sus deslumbrantes tiendas, todas tienen apariencias costosas y es porque lo son. Solo gente con mu
Suspira frustrada y deja de lado su trabajo, va hasta la cocina y prefiere preparar la cena. A la hora de comer llama a Karla, la niña se despide de sus amigos y entra a la casa. Va a lavarse las manos y luego regresa para sentarse a comer. Disfruta de la comida y le habla a Charlotte de cómo son las cosas en la casa que viven ahora. La niña se sincera diciendo que tiene miedo, le enseñan muchas cosas y la señora que le enseña es muy estricta le exige que debe ser perfecta y sin errores al momento que conozca a los padres de Wilfred. Ella no quiere seguir con eso, tiene miedo a fallar y provocar un problema para su mamá que estaba tan entusiasmada con su nueva vida. Charlotte siente pena por Karla. Se supone que son de familia noble, por ende, Karla debe ser una niña refinada. Si no se mostraba de esa forma, llamaría la atención de muchos y eso no traería nada bueno. Para ayudarla la animó diciendo que no era difícil, y ella se lo iba a demostrar. Mientras Karla se quede le iba a e