Arthur debía calmar a ese necio corazón, que dolía por pensar en la posibilidad de que Charlotte tuviera sentimientos por ese joven, y de ser así ¿Qué haría?Inmerso en sus pensamientos no es consiente de la expresión de dolor que su rostro demuestra, a los ojos de Charlotte parece sumergido en la agonía. Ella se siente sorprendida por lo que sus ojos han llegado a apreciar, de nuevo estaba contemplando otras facetas de Arthur, se estaba llegando a convencer de que este hombre si era humano.-¿Su majestad?...- Pregunta preocupada por su repentino cambio.Arthur está por responder para calmarla, pero escucha detrás de Charlotte observa a una mujer cargar a un niño, ambos llevan capa como él, lo que no es normal. La gente del pueblo no tiene la necesidad de vestir de esa forma estando en una fiesta, esto no le da buen presentimiento e intenta llegar con esas personas, pero Charlotte es rápida, pone sus manos sobre el pecho de Artur captando su atención, el parece deslumbrado y su corazó
¿Qué estaba sucediendo?Esa era la repetitiva pregunta que Charlotte se hacía desde que había finalizado el baile de la primavera. Hay algo extraño con Arthur, alrededor de ella se comporta de una forma que jamás lo vio actuar, es como si ella fuera especial para él, lo que no tiene sentido. Si no hace mucho que se conocen, ¿Qué era lo que inducía a Arthur a actuar de un modo… Gentil? Y otra gran pregunta que no salía de su mente, era el latido de su corazón. ¿Por qué palpitaba tan fuerte? Tal vez sería por nervios a que alguien los vea y mal entienda la situación, o porque él la asesinó e inconscientemente se asunta al tenerlo tan cerca… No, porque el día de caza no se sintió así hasta que él… —¡Demonios!...— Grito de dolor al pincharse con una aguja.—¿Qué te sucede? Estás rara desde el baile de la primavera…— Comentó Dalin.—Nada, solo estoy estresada porque en unos días habrá una reunión del consejo en el castillo y ellos esperan que Williams ya sepa dominar algunos temas…— Mint
—Señorita Charlotte, yo…Charlotte no lo dejó aproximarse ni un centímetro más y corrió de vuelta a la sala, de donde provenían los gritos de felicidad y euforia. Su amiga brincaba de alegría, como si fuera una niña. Ella se aproxima a su encuentro, la aprieta entre sus brazos con fuerza gritando que Wilfred le acaba de proponer matrimonio. Charlotte no sale de su asombro, solo mira a Wilfred y él está ahí parado sonriendo con naturalidad. No se ve como un hombre que está feliz por su compromiso, se veía muy.. normal. Claro no le podía decir esto a Dalin en esos momentos, incluso ya estaba a punto de llorar, es testigo de lo enamorada que está su amiga de Wilfred y de seguro se debe sentir como en un cuento de hadas, porque solo en ellos, alguien con un buen título se fijaría en un campesino.—¿No estás feliz por mi noticia?Pregunta al alejarse de su amiga, se le había hecho extraño no oír ni una sola palabra, además de que no se veía nada contenta, tampoco se veía molesta ¿Entonces
Charlotte arregló su cabello una última vez frente al espejo. Ya ha pasado una semana desde que Dalin se fue, las cosas se han puesto algo pesadas, su trabajo ahora era mayor, sin la ayuda de Dalin todo era más pesado, y debía encontrar un equilibrio para poder entregar sus diseños, darles clases a sus niños y al príncipe Williams.Su corazón se quebranta cuando piensa en sus niños, ellos extrañaban mucho a Karla y no comprendían cómo se habían ido de la nada. Charlotte había dicho que un familiar había aparecido y se habían ido, no quiso hablar del matrimonio de Dalin, cree que lo mejor es mantener resguardada la vida de su amiga.La puerta sonó y ella inhaló profundamente, caminó hasta la puerta y sorpresivamente esta vez quien esperaba por ella era Ethan.—Ethan ¿Qué haces aquí?—Hoy he venido yo, para llevarla al palacio. Señorita Charlotte.—Me tomaste por sorpresa.—Era la idea.El ofrece su mano para ayudarla a subir, Charlotte la toma y sube al carruaje, seguido sube el y golp
Charlotte comprende ese sentimiento así que se sienta a su lado y solo guarda silencio, le extiende un pañuelo y Amalia lo toma sin decir nada.Había cometido un gran error, después de tantos años, se había armado de valor para hacer saber sus sentimientos a Estela. Desde hace unos días había tomado la decisión, se dijo a sí misma que tal vez las cosas podrían salir distinto a lo que realmente piensa. Tal vez, solo tal vez, Estela podría corresponder a sus sentimientos, y podría quemar estas ansias por querer besarla y tocar, tocar cosas que están prohibidas.Hoy se había armado de valor, no había ido a saludar a Charlotte porque no lograba salir de su habitación por estar pensando en cómo resultarían las cosas. No había tomado desayuno porque con los nervios iba a vomitar todo lo que comiera y no, no quería eso. Solo se dedicó a estar encerrada en su habitación pensando en cómo iniciaría, pensó demasiado que estaba comenzando a tener dolor de cabeza, y aún así no lograba convencerse
Una semana ya llevaba tras los muros de la gran casa Lee, esta familia que había tenido la desgracia de quedar sin hijos, la habían recibido en su casa para formar de ella una doncella. En toda esa semana había estado bajo intensivas clases de modales, debía mejorar su forma de hablar. Siempre tener una buena postura y una expresión agradable, su risa debe ser delicada y al momento de comer debe comportarse como toda una dama. Debía acostumbrarse a todo lo que para ella era nuevo, al conocer a los padres de Wilfred, no podía mostrarse impresionada por cualquier cosa que hablaran o vieran, al ser supuestamente de una buena familia, debe estar acostumbrada a este tipo de cosas. Aunque no ha sido fácil, son muchas cosas que Dalin jamás imaginó tener en su vida, y ahora las tenía al alcance, su vida estaba dando un gran giro y no podía estar más agradecida.Ya no habrían noches de preocupación por qué comerían ella y su hija al día siguiente, pensando cómo iban a sobrevivir y aunque una v
Por primera vez en su vida Amalia se sintió acompañada y apoyada, el abrazo y palabras de consolación por parte de Charlotte eran más que gratificantes. Ya no se sentía sola, su mayor secreto había sido confiado a la institutriz de su hijo y ella se mostraba tan comprensiva, ante algo que no es normal para la sociedad. Charlotte por su parte recordaba que en su niñez oyó hablar a las criadas de que ciertas personas tienen gustos distintos y para nada aceptables. Hombres que deseaban y pecaban con otros hombres, mujeres que compartían caricias indebidas entre ellas. Nunca se había cruzado con este tipo de personas, pero Charlotte no tenía un pensamiento crítico ante el tema. Nunca le preguntó a su padre, él tampoco lo mencionó. Las mujeres que ese día hablaron del tema, jamás lo volvieron hacer. Por lo que creció aislada del tema, y ahora que conoce a alguien, y no alguien cualquiera, si no que la reina, pues de alguna manera le es extraño, pero siente que no está mal. Y en caso de q
Caminó un poco para dispersar su mente, hasta terminar en el salón de estudio de su hijo. —Hola…— Entró llamando la atención de su hijo que corrió a sus brazos. —¿Cómo estuvo tu día, mi pequeño príncipe? —¡Muy bien! —Me alegra oír eso, ¿Por qué no vas con Lina por un bocadillo a la cocina?...— Lina; que así se llama la criada que acompaña por ahora a la reina; le extiende su mano al niño, y antes de tomarla se despide de su profesora. —¿Se encuentra bien, su majestad?...— Pregunta Charlotte, cuando están solas. —Estela no aparece aún. —¿Y si le pide ayuda al rey? —No, definitivamente no. No creo que me ayude. Charlotte se vio a sí misma reflejada en Amalia. —No creo que voy a decir esto…— Susurró para sí misma. —A veces pensamos que las personas pueden ser solo que nosotros vemos, pero ellos pueden ser más de lo que creemos. Amalia lo pensó un poco, recordó la vez que Arthur le ofreció que podía ordenar que no llegaran más cartas de su madre, él no era ciego para v