La cafetería estaba impregnada con el aroma del café recién molido cuando Marcos y Olegda se sentaron en una esquina tranquila. Marcos miró a Olegda con seriedad antes de abordar el motivo de su reunión.Marcos: (tomando un sorbo de su café) Olegda, necesito hablar contigo sobre algo importante.Olegda: (asintiendo) Claro, Marcos. ¿Qué pasa?Marcos: (suspirando) La abuela Elaine ha tenido una recaída. Creo que sería bueno que fueras a visitarla. Podría animarla un poco.Olegda: (preocupada) Oh no, eso es terrible. Por supuesto, iré a verla. ¿Cuándo?Marcos: (sonriendo) Mañana. Te pasaré a buscar por la mañana.Olegda aceptó la propuesta de Marcos con gratitud. La idea de visitar a la abuela Elaine le parecía reconfortante, y estaba dispuesta a brindarle apoyo en ese momento difícil.Al día siguiente, Marcos esperó a Olegda frente a su casa. Cuando ella salió, notó la expresión de preocupación en su rostro.Marcos: (gentil) ¿Estás lista para ir a ver a la abuela Elaine?Olegda: (asinti
La mansión estaba sumida en una tensión palpable. Ethan, alejado de Olegda, sentía que un vacío se apoderaba de él. Cada día que pasaba sin verla, el remordimiento y la soledad lo carcomían desde adentro. Su mente divagaba entre pensamientos oscuros y la sensación de haber perdido algo invaluable.Ethan vagaba por los pasillos de la mansión, suspirando con pesar. No podía quitarse de la cabeza la imagen de Olegda, la forma en que su presencia iluminaba su vida, ahora ausente como una sombra que se desvanecía. A medida que los días pasaban, la realidad de su alejamiento se volvía más dolorosa.Mientras tanto, Marcos, manteniendo celosamente el secreto del paradero de Olegda, sentía un conflicto interno. Aunque su corazón anhelaba su amor, su lealtad a la familia Marvell lo mantenía en un dilema constante. No podía evitar pensar en la posibilidad de que, al revelar la ubicación de Olegda, también pudiera desencadenar una serie de eventos impredecibles.Marcos, en una tarde melancólica, s
En el fragor de la nueva vida matrimonial, Ariadna, la reciente esposa de Mervin, enfrentaba una tormenta de emociones. La promesa de amor eterno se desvanecía rápidamente, y en su lugar, la soledad y el abandono se instalaban en su corazón. Las noches solitarias se prolongaban, y Mervin, sumergido en sus propios asuntos, llegaba tarde, desatendiendo los deberes de esposo.Ariadna: (susurrando para sí misma) ¿Qué ha pasado con nosotros? Esta no es la vida que imaginé.La verdad que se ocultaba detrás de las noches solitarias pronto se reveló cuando Ariadna descubrió la conexión de Mervin con su secretaria Emma. La sospecha se transformó en dolor cuando los secretos salieron a la luz. Ariadna, desgarrada por la traición, confrontó a Mervin.Ariadna: (con voz temblorosa) ¿Cómo pudiste hacerme esto, Mervin? ¿Tan fácilmente olvidaste tus promesas?Mervin, culpable y sin excusas, se enfrentó a las consecuencias de sus acciones. Ariadna, herida pero decidida, tomó una difícil decisión para
Olegda regresó a la empresa después de superar sus heridas físicas y emocionales. Su mirada reflejaba una determinación renovada, y la confianza regresaba con cada paso que daba. Al llegar a su oficina, una sorpresa la aguardaba: Ethan estaba allí, esperándola.Ethan la miró con intensidad, como si sus ojos contuvieran un mensaje que solo ella podía descifrar. Sin decir una palabra, avanzó hacia ella, deteniéndose a pocos centímetros de distancia. En ese momento, el tiempo pareció detenerse, y sus miradas se entrelazaron en un entendimiento silencioso.Ethan: (sereno) Olegda, he esperado mucho por este momento.Antes de que ella pudiera articular una respuesta, Ethan la tomó suavemente del rostro y la besó con una pasión contenida durante demasiado tiempo. La conexión entre ambos era innegable, y el beso desató una marea de emociones reprimidas.La puerta de la oficina se cerró con un suave clic mientras Ethan giraba la llave, encapsulando el mundo exterior. La oficina se convirtió en
Marcos, envuelto en una tormenta de celos, ideó un plan para alejar a Ethan de la vida de Olegda. Aprovechando sus conexiones en Londres, tramó un negocio tentador para mantener a Ethan lejos de la ciudad y, lo que es más importante, lejos de Olegda.La llamada que cambiaría el rumbo de las cosas llegó un día soleado en la mansión de los Ferry. Marcos, con una sonrisa maquinadora, habló con Ethan.― Tengo una oportunidad de negocio en Londres que no puedes dejar pasar. Te abrirá puertas y será una experiencia enriquecedora ―le comunicó Marcos, disimulando sus verdaderas intenciones.Ethan, intrigado, escuchó la propuesta con interés.― Londres es un mercado clave, y creo que tu presencia allí sería un gran impulso para nuestros negocios ―insistió Marcos, ocultando la verdad detrás de sus palabras elocuentes.Ethan, tentado por la perspectiva de un nuevo desafío, aceptó la oferta sin sospechar las intenciones ocultas.En Londres, mientras Ethan se sumergía en su nuevo proyecto, Olegda
El lugar tenía un aspecto precioso a la luz del atardecer. Recién me puse en camino a las seis y, como era verano, todavía había luz. Pero el sol estaba bajo en el cielo, arrojando un brillo oscuro sobre todo.Mirando a mi alrededor, podía imaginarme a Olegda aquí. Los campos verdes y los graneros rurales eran tranquilos, pacíficos y hermosos.Fui al primer granero en la entrada, porque parecía una especie de oficina.Entré a una habitación que tenía muchos equipos agrícolas en estantes y una gran mesa de picnic llena de papeles y muestras de semillas para plantar. Allí estaba sentada una mujer de mediana edad. Levantó la vista de las notas que estaba tomando.- ¿Usted está perdido? - preguntó.Respiré profundamente. Tuve que actuar con calma. No quería que los colegas de Olegda chismorrearan sobre ella.—Estoy buscando a Olegda Ferry—, dije. — Soy un amigo de la familia. —Este fue un momento en el que mi edad jugó a mi favor. Fácilmente podría parecer un tío amigable o un viejo amig
Olegda Punto de VistaCuando vi a Ethan entrar en la vinoteca, casi escupo mi bebida.Mi silla estaba frente a la entrada, así que lo vi pasar junto a la mesonera y escaneaba la habitación.Nate, el amigo de mi hermano, completamente ajeno, charlaba sobre su viaje con los chicos a Cabo.¿Qué diablos estaba haciendo Ethan aquí? Este era el peor momento posible para encontrarlo. Me recosté en mi silla, aunque era inevitable que él me viera.Por una fracción de segundo, consideré la posibilidad de que estuviera aquí en una cita con otra mujer. La ira, ardiente y feroz, corrió por mi sangre. ¿Cómo te atreves? ¿Cómo se atreve a pensar que podría dejarme y encontrar a otra persona, aunque eso era exactamente lo que estaba haciendo?Entonces Ethan me vio y, como una pantera que acababa de divisar a su presa, empezó a moverse por la habitación.¡Oh, él estaba aquí por mí!Debería haberme enojado. Debería haberme sentido violada. Debería haberme ofendido porque pensó que podía interrumpir mi
La dirección proporcionada por Marcos llevó a Mervin a un pequeño pueblo costero, donde las olas acariciaban la orilla y el faro se alzaba como un guardián solitario. El viento salado jugueteaba con sus cabellos mientras caminaba hacia la casa de Olegda, sintiendo el peso de la incertidumbre en cada paso.Mervin golpeó la puerta con determinación, y Olegda, sorprendida por la visita, abrió con cautela. Sus ojos se encontraron en un silencio tenso antes de que Mervin rompiera la barrera.─ Olegda, necesitamos hablar. Marcos me dio la dirección, y... ─ Mervin titubeó, buscando las palabras adecuadas.─ ¿Marcos? ─ Olegda lo miró con sorpresa y un dejo de nerviosismo.─ Sí, Marcos. Está preocupado por ti. Me contó lo que está sucediendo aquí. ─ Mervin exhaló profundamente, tratando de calmar las emociones que amenazaban con desbordarse.Olegda, sintiendo el peso de la verdad, invitó a Mervin a entrar. Se sentaron en la sala, donde el murmullo del mar llegaba como un susurro distante.─ ¿P