Noah regresó a su casa, aturdido por la revelación de Nicolás. Sacarlo de la cárcel sin tener ninguna garantía de que cumpliría su parte era un riesgo bastante alto, pero empezó a considerarlo. En ese instante, llamó a un abogado para comentarle el caso de Nicolás.Las semanas transcurrieron rápidamente y Arantza obtuvo su licencia de conducir luego de aprobar su examen teórico y práctico. Landon la había ayudado bastante a mejorar como conductora, así que pudo pasar la prueba.Mientras tanto, Noah realizó un trato con el exgerente. Haría todo lo posible por sacarlo de la cárcel a cambio de que le brindara la dichosa información que guardaba con tanto recelo. Fue así que el abogado que contrató para llevar el caso de Nicolás logró conversar con el juez que había dictado su sentencia y le prometió que le pagaría una suma exorbitante de dinero si lo dejaba libre por buen comportamiento. Al principio, el juez no quiso aceptar ya que Carla había movido todos sus hilos para que Nicolás pe
Landon permaneció callado por un instante, entornando los ojos.—¿Haces todo esto solo para alejarme de Arantza? —cuestionó con sorna—. Qué ridículo eres.—¿Quieres ponerme a prueba? —agregó Noah.—De verdad que no te entiendo. ¿Crees que sacándome del camino lograrás que Arantza se fije en ti? —le dedicó una sonrisa burlona—. He estado lejos de esta ciudad durante cinco años y en ese lapso no has podido hacer nada para ganarte su amor. No es mi culpa que hayas fracasado.—Tú sabías que Arantza estaba enamorada de ti, que te amaba, y lo utilizaste a tu favor para reconquistarla siendo Landon. Sin embargo, en cuanto se entere de lo que le ocultas, se sentirá decepcionada, engañada, y una vez más terminará contigo, tal y como lo hizo hace cinco años. ¿Y sabes quién estará a su lado para consolarla? Yo —asumió.—Exacto, tú estarás con ella para consolarla, pero jamás pasarás de ser algo más que eso, un hombro sobre el cual llorar —señaló—. Jamás saldrás de la zona de amigos.—Eso está po
El presidente se quedó impactado tras oír aquello, pues no podía concebir la idea de que su madre se convirtiera en una criminal. Era consciente de que lo hacía para protegerlo y también para protegerse, pero no quería que recurriera a esos métodos. No deseaba que su madre se manchara las manos y que terminara arruinando su propia vida.—Mi madre no es una asesina.—No lo sé, y no tenía ganas de averiguarlo. Ese fue el motivo por el cual me quedé callado. Estaba solo, nadie quería apoyarme porque todos le temían a Carla —indicó—. Sin embargo, después de tanto tiempo, finalmente encontré a alguien con quien compartir el mismo objetivo: Destruir a los Parodi.—Noah es tan cretino como tú. Fue él quien te sacó de la cárcel, ¿no? Se lo nota muy desesperado, a tal punto de confiar en un viola-dor —espetó.—No soy un viola-dor y lo sabes.—Solo porque Arantza te lo impidió, pero si ella no hubiese estado allí, te habrías convertido en uno —aseveró. —Arantza… —resaltó—. Escuché que ahora es
Landon escuchó que su celular comenzó a sonar y, tras ver que se trataba de Carla, salió de la habitación para contestar.—Mamá —pronunció.—Landon, ¿dónde te has metido? —Estoy en casa de Arantza.—Vente para acá, tenemos que hablar de un asunto importante.—Si es por Nicolás, ya sé que lo liberaron. Me marcó al móvil y me citó en un restaurante.—¿Ese miserable se atrevió a llamarte? —Lo hizo para decirme que sabe mi secreto. Mamá, ¿porqué no me lo dijiste? ¿Porqué me ocultaste que Nicolás lo sabía? Tampoco me comentaste que fuiste a verlo en la cárcel.—No tenías por qué saberlo, no quería que cargaras con esa preocupación.—Pues por no habérmelo dicho, me tomó completamente desprevenido. Ahora quiere vengarse de nosotros por haberlo metido en prisión, ignora el hecho de que si estuvo allí fue por su propia culpa.—¿Vengarse? Qué ridiculez. Él no puede hacer nada en contra de nosotros, no tiene nada ni es nadie, tampoco tiene quién lo ayude. Está solo.—No está solo, mamá. El imb
Landon salió de la casa de Arantza y se dirigió a la suya, encontrándose con su madre cuando estaba por entrar a su habitación.—¿Qué haces aquí, Landon? —preguntó Carla—. Creí que te quedarías toda la noche con Arantza.—Mamá… —pronunció, con el ánimo decaído—. Ya lo sabe, lo sabe todo.—¿A qué te refieres?—Me escuchó hablando contigo por teléfono y descubrió mi secreto —exhaló con pesadez y pasó la mano por su pelo—. Quise hablarlo, pero está muy enfadada. Me pidió que me fuera y que la dejara sola.—Eso… es preocupante —dijo, angustiada—. ¿Cómo podemos estar seguros de que no se lo dirá a nadie?—Yo confío ciegamente en ella. Sé que, sin importar cuán enojada esté, nunca hará nada para perjudicarme.—Espero que así sea, porque si Arantza intenta hacerte daño a propósito, se convertirá en mi enemiga.Landon fijó sus ojos en Carla y la miró ceñudo.—Mamá, no quiero que, por ningún motivo, lastimes a Arantza —declaró—. Pase lo que pase entre ella y yo, solo es asunto nuestro. Sabré c
Nicolás se hallaba en su vivienda cuando escuchó que alguien tocó la puerta. Solía vivir en una casa más grande y lujosa antes de ir a prisión, pero la perdió durante los años que estuvo en la cárcel, así que actualmente vivía en una más pequeña.Se aproximó a la entrada y, al abrir la puerta, vio a una mujer intimidante detrás del umbral.—C-Carla —pronunció con nerviosismo—. ¿Q-Qué haces aquí? ¿Cómo lograste encontrarme? —la mujer avanzó dando unos pasos, los cuales hicieron que Nicolás retrocediera.—No fue nada difícil dar con esta casucha. Por otro lado, ¿porqué te sorprende tanto verme? Buscaste a mi hijo para provocarlo, para amenazarlo, ¿y pensaste que me quedaría de brazos cruzados?—Ustedes tienen que pagar por lo que me han hecho.—Ni siquiera eres lo suficientemente hombre para asumir tu culpa, eres tan cobarde que prefieres responsabilizarnos a nosotros, y ¿sabes qué? No tengo ninguna intención de lidiar con cargas que no me corresponden. Tú eres el único culpable de tus
Transcurrieron los días y Arantza y Landon trabajaron pacíficamente sin tocar el asunto de Lenya. Landon decidió respetar la posición de la muchacha y no presionarla para que ésta tuviera el tiempo y el espacio suficiente para llegar a una elección.Por supuesto, la ansiedad se había convertido en su compañera habitual nuevamente, pero intentó llevar las cosas con calma. Si atosigaba a Arantza con lo mismo, ella podría terminar apartándose definitivamente.Aun así, se demostraban su amor con pequeñas acciones, mediante miradas y toques suaves, sin cruzar ninguna línea. Sin importar las circunstancias, Arantza seguía amando a Landon con todas sus fuerzas y era inevitable transmitírselo en cada gesto.Cierta mañana, Arantza ingresó a la oficina de Landon para entregarle unos documentos, pero en lugar de regresar a su puesto, permaneció observando a su jefe durante unos minutos.—¿Sucede algo? —preguntó Landon al notar la mirada insistente de su secretaria.—No… Quiero decir, sí —titubeó
Arantza se hallaba en el sótano de la casa de Noah, pero ella no lo sabía. Se quedó mirándolo con el pasmo reflejado en su rostro, sin poder dar crédito a lo que estaba sucediendo.—Noah, ¿qué… significa todo esto? ¿Traerme aquí fue idea tuya? —preguntó, inquieta.—No me mires así, Arantza. Todo es tu culpa —manifestó—. He estado a tu lado durante cinco años, pero a pesar de todo lo que he hecho por ti, nunca fuiste capaz de amarme.—Yo te lo advertí, Noah. Te dije desde el principio que, si te quedabas a mi lado con la esperanza de que terminara queriéndote, estarías cometiendo un error.—Lo sé. Decidí ser tu amigo bajo mi propio riesgo, pero tú ni siquiera te esforzaste.—Estuve a punto de darte una oportunidad, estuve dispuesta a dar ese paso…—¡Pero lo echaste todo a perder con la llegada de ese sujeto! —exclamó—. Solo porque apareció diciendo que era el hermano de Lenya, no fuiste capaz de mantenerte firme, flaqueaste al instante y dejaste que te consumieran los recuerdos que ten