Laura y Clara comían el helado mientras conversaban, Clara más confiada le decía frases y le contaba con pocas palabras cómo conoció a su papá. Alondra discutía por teléfono. “¿Crees que te miento? Eso es lo que cuesta la colegiatura. ¡Por Dios Gabo! ¿Cuándo te he mentido? ¡Nunca!”. Ella se cubrió la frente cansada. “¡Sabes que! si no quieres dar ese dinero está bien, yo lo pagaré, sé que tu mujercita lo necesita más que tu hija…” Ambas niñas miraban como Alondra peleaba por teléfono. Clara giró su cabeza y observó la calle por la ventana encontrándose con una figura familiar. Parpadeó algunas veces. “¡Es él!”. Exclamó Clara. Laura giró a ver que veía. “¿Quién?”. Clara sonrió de oreja a oreja. “Mi papá”. Laura se asomó por la ventana había mucha gente caminando. “¿Dónde?”. Clara apuntó enfrente donde estaba Roger asomándose a una panadería. “¡El!”. Ella bajó de la silla y salió rápido de la heladería, Laura se quedó quieta mirando a la niña y después giró con su mamá que seguía
Pilar miró detenidamente a la niña y después a Roger. “Esa niña… tiene unos ojos muy parecidos a los tuyos”. Roger estaba en trance mirando a la niña alejarse ignorando las palabras de Pilar. Una hermosa sonrisa se formó en sus labios al recordar la promesa que le hizo. Al regresar a la hacienda, Lili corrió hasta su hija, revisándola completamente. “¿Estás bien?”. Estaba muy preocupada, Alondra la llamó informando sobre el accidente y que ya iban rumbo a casa. Clara llevaba una pequeña bandita de flores en cada rodilla donde tenía raspones y una en la mano. Alondra nerviosa le decía. Fue en un instante, ella salió de la heladería y cruzó, gracias a Dios un hombre la atrapó y salvó su vida… De verdad lo siento Lili, nunca antes había pasado algo como esto yo…” Lili apretó su hombro negando, fue un descuido, pero todo estaba bien. Lili se agacho a la altura de su hija. “¿Por qué cruzaste la calle?”. Clara miraba a su madre en silencio, no diría nada de su padre. Lili después de u
Lili sonrió abrazando a la mujer por los hombros. “Esto traerá más trabajo y beneficios a nuestra isla”. La mujer negó. “No lo sé, amo este lugar por ser tranquilo y estable, pero sé que todo cambia con el paso del tiempo”. Lili pensó en sus palabras, era cierto ahora la isla sería más visitada y conocida por el centro ambiental y la vida tranquila podría acabarse. Antes de entrar al lugar, el teléfono de Roger sonó. “Lo contestare, entra”. Pilar accedió y entrando al recinto encontrándose con la mesa de degustación, sus ojos se iluminaron había comido poco en el hotel, ella tomó algunos alimentos y se giró topándose de frente con un niño que le tiró su bebida al chocar con ella, Pilar levantó al niño del suelo. “¿Estás bien?”. El niño asintió y corrió asustado lejos de ella, Pilar examinó la mancha en el vestido largo que llevaba y trato de limpiarla con una servilleta. Lili noto lo que pasó y se acercó. “Lo siento señorita, el niño no se fijó, disculpe”. Lili esperaba que la
Roger trataba de mirar la cara del chico, pero no fue posible hasta que se levantó a dar las gracias haciendo una reverencia, Omar se acercó a él, abrazándolo del hombro, fue cuando Roger observó al niño detenidamente por un momento pensó en el mismo cuando era pequeño, Pilar por su parte también estaba asombrada con el parecido del niño y Roger Lili se fue después de la interpretación de su hijo, tenía que supervisar las mesas donde los invitados comerían, estuvo muy ocupada verificando hasta el último detalle, cuando terminó el evento musical se les informó por el micrófono que pasarán a las mesas, toda la gente se unió en el gran patio, Pilar buscaba entre la gente a Lili, cuando al fin la encontró notó que ellos pasarían junto a ella, empezó a temblar, no quería caminar hasta ella. Roger la miro. “¿Te sigues sintiendo mal?”. Ella asintió. “¿Podemos irnos?”. Roger nunca antes la había visto en ese estado. “Si, vamos”. Caminaron a la salida, Roger tenía la intención de buscar a
Lili se acercó al micrófono. “Buenas tardes a todos, estamos muy agradecidos de que nos acompañen el día de hoy, la isla se engalana con su presencia, hoy mi hijo y yo dedicamos estas piezas a todos los presentes… Disfrútenlas”. Ella miraba al frente y no vio a Roger que estaba a la derecha, caminó hasta donde estaba el violín y lo tomó entre sus manos acomodándose y Bruno se apoderó del piano, ambos hicieron un asentimiento tácito y empezaron a tocar. Roger no dejaba de verlos a ambos, esta vez el niño mostraba su cara y él estaba más cerca para poder mirarlo, era alto y de tez clara, su cabello era castaño, Pilar también notó al niño, miraba entre Roger, Bruno y Lili. Clara llegó hasta él y estiró su ropa, Roger giró encontrándose con la gran sonrisa de la niña. “¡Viniste!”. Roger no sabía qué hacer si seguía mirando a Lili o a la pequeña. Clara le dijo apuntando a Lili. “Mamá está ahí… ¿La recuerdas?”. Ella quería que su padre se acordara de su mamá y así podrían volver a estar
El señor Arturo se acercó a Roger. “Es bueno verte muchacho… Solo escúchala”. Roger estaba feliz de ver de nuevo al hombre, ya era más viejo y tenía su cabello lleno de canas. Al quedar solo Lili miraba detenidamente a Roger quien caminaba por la habitación desesperado. “¿Por qué Lili? ¿Por qué no me dijiste de ellos?”. Lili trató de calmarse. “Son solo mis hijos, siempre ha sido así”. Él se acercó molesto. “¡Son míos! ¡Tenía derecho de saber de ellos! de estar a su lado, de verlos crecer”. Lili dejó caer sus lágrimas negando. “¿Qué querías? Qué te buscara y dijera, estoy embarazada”. Ella se burló. “Después de verte con cuanta mujer se te acercaba en televisión, me di cuenta que no habías cambiado nada”. Roger se sentó a su lado tomándola de los hombros. “Lili, te lo dije, solo son noticias falsas, te he buscado por tanto tiempo, no puedo olvidarte, día con día te recuerdo, cuando duermo, cuando trabajo… siempre”. Él estaba exaltado. Lili lo miraba fijamente sin aceptar sus pal
Lili caminaba por la entrada de la casa esperando a Roger. “Ya es tarde”. Omar la detuvo tomándola de las manos. “Estarán aquí en un rato, no estés nerviosa”. Lili se alejó de él. Minutos después… Roger llegó a la entrada. Clara se asomó por la ventana del coche. “Hola señor José”. El hombre con la escopeta escuchó la voz de la pequeña, le habló amablemente. “Hola señorita Clara”. Observo a Roger, ya Lili le había avisado que vendría a dejarlos, era el chisme del momento, el papá de los gemelos había aparecido. “Puede estacionarse en la orilla”. Roger esperó a que abriera el gran portón, al estacionarse Bruno salió del auto rápidamente, Roger observó a Omar abrazando a Lili de la cintura en la puerta de entrada. Clara golpeó el hombro de su padre. “El novio de mamá vive aquí, pero ellos no duermen juntos”. Roger acarició la mejilla de su hija. “Gracias por decirme”. Clara salió del auto tomando la mano de su padre mientras Roger admiraba la gran hacienda. Caminaron hasta la gent
El señor Arturo suspiró. “A veces la respuesta la tienes enfrente pero no quieres verla… cuando uno ama hace hasta lo imposible porque esa persona sea feliz, aunque no estén juntos…” Omar escuchó atento. “Eres un buen hombre Omar, todavía no pierdes la batalla”. Se fue dejándolo perdido en sus pensamientos, para el señor ambos hombres eran dignos de su hija, pero Lili tenía la última palabra sobre esto. Omar se quedó un rato más en el comedor sólo, las palabras del hombre mayor le dolían, era cierto que Lili amaba a Roger, pero sentía que tenía una pequeña oportunidad y se aferraba a ello. Al día siguiente Roger llegó muy temprano, Lili los arreglaba para la escuela, Clara esperaba que su madre terminara de peinarla, se escuchó un auto llegar, Clara corrió a la ventana. “¡Es papá!”. Ella salió corriendo de la habitación, Lili se fue detrás de ella. “¡Espera!”. El ama de llaves dejó entrar a Roger, miraba la sala de estar era enorme, al parecer Lili y sus hijos habían vivido bien e