Las palabras ciertas de Darriel

El grito que dió la señora Castrioli tras ver a los conejos de tan brillante color, llegó hasta el Boss, ella de inmediato fue a su despacho, se había encontrado con la mucama que los llevaba de nuevo al jardín

— ¿Ya los viste?

— ¿Pero que les sucedió?

— Les sucedió Eleazar y Nathanael, a tus nietos se les ocurrió que el color blanco que tenían no era tan interesante y los pintaron con plumones

— ¿de verdad?

— Yo mismo los ví, vinieron aquí a hacer un completo desastre, botaron todo lo que había en el escritorio, documentos importantes estaban en el piso

— Bueno... no sé ven tan mal, es su forma de querer mejorar a los animalitos, quizás tengan aptitudes para el arte, ¿no lo creés así? iré a buscarlos, ya casi es la hora del almuerzo, deben comer bien, no quiero que se me desnutran

— Lo que creo es que el amor de abuela te ciega, además esos dos parecen dos bodoques regordetos, sus madres los alimentan bastante bien, no se pueden desnutrir ni aunque les dejaras un mes sin comida —
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