[HAIZEA]El frio pasillo de este hospital se convierte en el escenario de uno de mis peores momentos. Hace rato se han llevado a Aren y aun ninguno de los médicos ha salido a darme noticias de su estado de salud. No entiendo que paso, estábamos tan bien… bueno, como podíamos porque sé que a él lo estaba angustiando toda la situación en la que nos encontramos.Tengo mucho miedo, ¿y si lo pierdo? ¿Y si sufre de una enfermedad incurable? No sé, pero por mi cabeza solo pasan las peores cosas y es que tal vez son más las cosas malas que buenas las que nos han pasado y es por eso por lo que no puedo pensar en nada bueno.—¿Familiares de Aren Danek? —pregunta un doctor cruzando las puertas del área de emergencia.—Soy su prometida, por favor dígame como se encuentra Aren —le pido acercándome a él y la desesperación en mi voz es mucho más que evidente.—Lo hemos podido estabilizar, y para ser honesto lo ha traído a tiempo al hospital —dice y esto no calma mis nervios.—No entiendo… —murmuro.
[HAIZEA]Las horas se hacen eternas en este lugar. Mi cabeza no deja de pensar en la posibilidad de perderlo, ¿y si pasa eso? ¿y si mi hijo se queda sin su padre antes de nacer? El miedo no me deja pensar con claridad, sobre todo porque me encuentro completamente sola.Camino de un lado a otro en este frio pasillo tratando de calmarme, pero es demasiado difícil. Aren se ha preocupado tanto por mí que se ha olvidado de cuidarse él mismo y no puedo perdonarme por eso. «Haizea, tranquilízate también tienes que cuidar del bebé » me recuerdo una y otra vez mientras que acaricio suavemente mi abdomen, No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado cuando una enfermera se acerca a mí.—¿Usted es la prometida del señor Danek? —me pregunta amablemente y asiento.—Si, soy yo, ¿hay alguna novedad? —cuestiono con desespero.—El doctor ha terminado de hacerle los estudios, ya puede pasar a ver al paciente —informa y una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro a pesar de toda la situación. —¡Gracias! ¡Gr
[AREN]Dos días después: 14 de agostoSe supone que me darían el alta el mismo día que llegue al hospital, pero al parecer los médicos se han ensañado en que me quedase en este lugar por más tiempo, según ellos debían hacerme más estudios para descartar cualquier otro problema.Lo único que yo sé es que siento que le estoy fallando a Haizea. Se supone que era yo quien debía cuidarla, que tenía que ser en quien ella se pudiera apoyar durante todo el embarazo, pero todo esta siento al revés. Es ella quien pasó las noches en vela en el hospital, quien no me soltó la mano cuando ni un solo minuto.—Por fin me puedo ir de aquí —me quejo cuando ya vamos saliendo de la habitación.—No sigas culpando a los doctores, ellos solo hacían su trabajo —me pide sabiendo que lo único que hice este tiempo fue justamente eso.—Lo sé, pero es que este tiempo aquí es tiempo inútil —continúo quejándome.Ella pareciera que con tal de no discutir conmigo solo me sigue la corriente.—Pareces un niño chiquito,
[AREN]Sentirme un inútil encerrado en esta habitación de hotel no se me da nada bien, sobre todo cuando la veo a ella encargándose de todo, incluso de acercar el carro con la cena. —Alma mía, yo podría encargarme de eso —trato de convencerla, pero de inmediato voltea y niega con su cabeza.—Ni te atrevas a levantarte, reposo absoluto —me advierte levantándome el dedo índice a modo de advertencia.—Creo que estas exagerando —digo completamente frustrado.—No, no exagero, son ordenes medicas y pienso hacerte cumplirlas —continua.De pronto escucho el timbre de mi celular y como de costumbre tengo la intención de contestar, pero ella es quien lo toma de la mesa de noche y mira la pantalla.—Alma mía, déjame contestar —le pido, pero vuelve a negar.—Es de la empresa, contestare yo —avisa y sin darme chance a nada se aleja de la habitación para ir al salón de la suite dejándome aquí con un mar de preguntas.Voy a tener que hablar con ella seriamente, sé que el doctor quiere que me cuide,
[AREN]—¡Aren! ¿Puedes quedarte quieto por favor? —me pide siguiendo mis pasos en este pequeño espacio.No sé como puede pedirme algo así, ¿acaso no se da cuenta de lo que esto significa para nosotros? Volteo para verla y finalmente se detiene sin apartar su mirada de la mía.—Alma mía, ¿acaso no lo entiendes? —le pregunto intentando de no lastimarla ya que tampoco quiero lastimarla.—Entiendo absolutamente todo, sé lo que significa para nosotros, pero tienes que entender una cosa —me dice y da un paso más hacia mi para tomarme de la cara con la ternura que tanto la caracteriza—. Entiende una cosa amor —continua y hace una pausa—. Aquí lo único más importante es que tu estes bien. No me sirve de nada que soluciones el mundo si te pierdo a ti, ¿de acuerdo? —me dice firmemente.Veo en su mirada todo ese inmenso amor que siente por mi y me doy cuenta de lo afortunado que soy por tener a esta gran mujer en mi vida. No puedo fallarle, no puedo dejar solo a nuestro hijo… —Lo siento alma mí
Regresar a la empresa después de que ella me dejara plantado en el altar, se ha convertido en toda una pesadilla. Los empleados no dejan de murmurar a mi paso, y las miradas repletas de lastima se han convertido en algo común. “El perdedor”, esas son las dos palabras que me persiguen desde hace un mes, pero ¿qué más se puede esperar cuando la boda estaba catalogada como la boda del año? 500 invitados, la iglesia más grande e importante de Miami, y por supuesto el servicio de planeación de bodas más costoso de todos.No hago más que entrar mi oficina, y cerrar la puerta de un portazo para luego comenzar a quitar los portarretratos que enmarcan nuestras fotos juntos al igual que los regalos que ella me dio y yo, con mucho amor atesoraba en esta oficina.—No puedo creer lo que me has hecho —le hablo a su foto y sin más rodeos, tiro todo al cesto de basura.Una vez que hago mi intento por acabar con el pasado, me siento en mi silla y observo todos los papeles y periódicos que se han acumu
Haizea y yo estamos sentados frente a frente alrededor de una de las mesas más alejadas de todas, una que esta de manera paralela a los enormes cristales de este lugar. La vista de la bahía y los rascacielos nos hace compañía, y la luz del sol hace que sus ojos azules cambien a una tonalidad parecida a la que lo hacen los ojos de los siberianos.—Usted dirá, ¿de qué negocios quiere hablarme? —cuestiono rompiendo finalmente el silencio que se hizo presente entre los dos.Ella termina de beber un sorbo de la copa de vino que recogimos de camino aquí, y la apoya sobre la mesa.—¿Sabe realmente quien soy yo? ¿a qué me dedico? ¿o es que solo ha escuchado lo que todos dicen de mí? —pregunta con autoridad y su carácter me agrada.—¿Y qué es lo que dice la gente de usted? —rebato con interés.—Que soy una joven ilusa que tiene la intención de meterse en un mundo que no encajo, que solo busco una fortuna para que la gente me tome en serio —señala haciéndome sonreír ampliamente.—¿Y no es eso l
Al día siguiente: 8 de junio—Revisa ese reporte de venta antes de enviarlo a contaduría, necesitamos que los números estén correctos —le pido a Francisco, y él asiente.—Por supuesto señor Danek —responde sin dudar y luego se da media vuelta para salir de mi oficina y apenas lo hace se encuentra con Inés.Ella sonríe al verlo, y luego pasa a mi oficina.—Señor Danek, la señorita Haizea Alarcón está en la recepción y quiere hablar con usted —me informa y miro la hora.«Eso fue rápido» Pienso y trato de no sonreír.—Hazla pasar, y por favor tráenos dos cafés —le pido amablemente.—Por supuesto —rebate y sin más, ella se retira mientras que yo acomodo la corbata color negra que llevo puesta.«Bueno, llego la hora de hacer el trato más importante que he hecho jamás» En solo cuestión de minutos alguien llama a mi puerta e inmediatamente voy a abrir para encontrarme con su aproximadamente metro setenta de altura vistiendo un vestido azul que hace juego con sus ojos.—Señorita Alarcón, bie