Apenas terminé de hablar con Miguel, lo siguiente que hice fue abrir mi correo electrónico y tal y como lo anticipo, allí estaba la invitación. Sinceramente creí que tendría más tiempo para organizarlo todo, pero el supuesto evento es pasado mañana, lo que significa que deberíamos irnos mañana a Catar.La pregunta que me hago una y otra vez es si ella estará de acuerdo con todo esto. Tampoco sé como le diremos a sus padres que debemos irnos, y es que en el fondo temo que crea que los hemos dejado solos por descortesía. De pronto la puerta de mi oficina se abre, y allí aparece ella quien me mira un poco confundida.—Mi amor, ¿Qué ocurre? ¿Por qué me has dejado sola en la cama? —me cuestiona mientras entra a la oficina y luego cierra la puerta detrás de ella.—Alma mía, lo siento no fue mi intención dejarte sola —me disculpo con pena.—Tranquilo, sé que si me dejas durmiendo sola es porque tienes que solucionar algo —explica tranquilizándome.—Así es —murmuro y solo observo como ella se
Al día siguiente: 11 de agostoTenía la sensación de que sus padres nos harían un gran interrogatorio después de decirles que teníamos que irnos a Catar el día de hoy. Eso sin contar que los hemos tenido que volver nuestros cómplices en caso de que alguien preguntara donde estaba Haizea. Creo que en el fondo ellos saben que algo no está bien, pero por respeto a la privacidad de su hija y yo, no están comentando nada.A veces creo que me tienen mucha confianza, y teniendo en cuenta de que apenas nos hemos conocido, lo aprecio muchísimo. Verla feliz a ella es lo que posiblemente haga que las cosas marchen de esta manera tan armoniosa entre su familia y yo, pero es que nada de lo que decimos o hacemos con ella es fingido. De verdad nos amamos, y de verdad somos capaces de muchas cosas buenas con tal de que el otro este feliz.Después de preparar el equipaje con algo de prisa y de pedir que tuvieran el avión preparado, aquí estamos juntos una vez más emprendiendo un nuevo viaje, uno que s
Regresar a la empresa después de que ella me dejara plantado en el altar, se ha convertido en toda una pesadilla. Los empleados no dejan de murmurar a mi paso, y las miradas repletas de lastima se han convertido en algo común. “El perdedor”, esas son las dos palabras que me persiguen desde hace un mes, pero ¿qué más se puede esperar cuando la boda estaba catalogada como la boda del año? 500 invitados, la iglesia más grande e importante de Miami, y por supuesto el servicio de planeación de bodas más costoso de todos.No hago más que entrar mi oficina, y cerrar la puerta de un portazo para luego comenzar a quitar los portarretratos que enmarcan nuestras fotos juntos al igual que los regalos que ella me dio y yo, con mucho amor atesoraba en esta oficina.—No puedo creer lo que me has hecho —le hablo a su foto y sin más rodeos, tiro todo al cesto de basura.Una vez que hago mi intento por acabar con el pasado, me siento en mi silla y observo todos los papeles y periódicos que se han acumu
Haizea y yo estamos sentados frente a frente alrededor de una de las mesas más alejadas de todas, una que esta de manera paralela a los enormes cristales de este lugar. La vista de la bahía y los rascacielos nos hace compañía, y la luz del sol hace que sus ojos azules cambien a una tonalidad parecida a la que lo hacen los ojos de los siberianos.—Usted dirá, ¿de qué negocios quiere hablarme? —cuestiono rompiendo finalmente el silencio que se hizo presente entre los dos.Ella termina de beber un sorbo de la copa de vino que recogimos de camino aquí, y la apoya sobre la mesa.—¿Sabe realmente quien soy yo? ¿a qué me dedico? ¿o es que solo ha escuchado lo que todos dicen de mí? —pregunta con autoridad y su carácter me agrada.—¿Y qué es lo que dice la gente de usted? —rebato con interés.—Que soy una joven ilusa que tiene la intención de meterse en un mundo que no encajo, que solo busco una fortuna para que la gente me tome en serio —señala haciéndome sonreír ampliamente.—¿Y no es eso l
Al día siguiente: 8 de junio—Revisa ese reporte de venta antes de enviarlo a contaduría, necesitamos que los números estén correctos —le pido a Francisco, y él asiente.—Por supuesto señor Danek —responde sin dudar y luego se da media vuelta para salir de mi oficina y apenas lo hace se encuentra con Inés.Ella sonríe al verlo, y luego pasa a mi oficina.—Señor Danek, la señorita Haizea Alarcón está en la recepción y quiere hablar con usted —me informa y miro la hora.«Eso fue rápido» Pienso y trato de no sonreír.—Hazla pasar, y por favor tráenos dos cafés —le pido amablemente.—Por supuesto —rebate y sin más, ella se retira mientras que yo acomodo la corbata color negra que llevo puesta.«Bueno, llego la hora de hacer el trato más importante que he hecho jamás» En solo cuestión de minutos alguien llama a mi puerta e inmediatamente voy a abrir para encontrarme con su aproximadamente metro setenta de altura vistiendo un vestido azul que hace juego con sus ojos.—Señorita Alarcón, bie
Cuatro días después: 12 de junioNunca se me paso por la mente hacer algo semejante, pero aquí estoy esperando por ella en la recepción de la corte para casarnos y comenzar este teatro. Lucas y Alex, dos de mis mejores amigos, y en este caso testigos de mi boda, me miran como tratando de entender lo que ocurre.—¿De verdad te casaras? —inquiere Lucas y asiento.—Ya sabes como son las cosas —me limito a decir cuando de pronto la puerta principal se abre y allí aparece ella luciendo un vestido corto color blanco que dibuja su figura de una manera bastante tentadora.—Perdón por la demora —se disculpa caminando hacia mi—. ¿Empezamos con esto? —inquiere y sonrió.—Hola, ¿no? —respondo sarcástico.—Hola Aren, ¿Cómo estás? ¿estas listo para casarte? —contesta haciéndome reír.—Muy bien gracias, y sí, estoy listo para atar mi vida a la tuya —hablo y sonríe.—Solo por un año —susurra y mira a nuestro alrededor cruzándose con la expectante mirada de Lucas y Alex—. ¿Los testigos? —averigua y de
Los “si acepto”, fueron fríos por parte de los dos, pero al final del día esto se trataba de un acuerdo, ¿no? Nos miramos mutuamente después de salir del salón donde se llevó a cabo la ceremonia, y luego Haizea observa el certificado de matrimonio.—¿Quieres guardarlo tú? —me pregunta fríamente y asiento.—Claro, lo guardare con nuestro contrato —menciono en un susurro, y al ver a los paparazis, la tomo de la mano para que juntos caminemos hasta salir de la corte dejando a mis amigos atrás.—Esa gente no se va —murmura.—Están esperando una foto, ¿se la damos? ¿o dejamos que nos continúen siguiendo hasta obtenerla? —indago y su mirada llena de confusión se fija en mí.—Ya tomaron fotos, y muchas cuando entramos a casarnos, ¿Qué más quieren? —rebate y sonrió.—Sabes muy bien lo que buscan —digo y la miro a los ojos—. ¿Qué hace una pareja enamorado? —continuo y sonríe.—¿De verdad? ¿No les basta con vernos casados? —responde sarcástica y en respuesta encojo mis hombros.Viendo que somos
Abro la puerta principal de la casa, y noto como ella tan solo se ha quedado a algunos pasos detrás de mí y observa todo con demasiada atención.—¿Qué ocurre? ¿No te gusta mi casa? —indago y sus ojos se encuentran con los míos.—¿Bromeas? ¿A esto le llamas casa? —rebate y mira hacia arriba—. Es inmensa, ¿Cómo puede ser que solo vivas tú aquí? —continua cuando abro un poco más la puerta y ella finalmente se decide a entrar.Sonrió ante la forma que mira cada detalle y tan solo camino detrás suyo por el vestíbulo hasta llegar al salón.—Tenía planes de una familia en este sitio, pero ya ves, ella está haciendo su vida con alguien más —explico.Haizea deja su bolso sobre el sofá y se voltea para verme a la cara.—Sabes, si el mundo de los negocios no tuviera tantos prejuicios, yo también tendría una casa así. Eso sin contar que no tendría que estar endeudada por pagar los gastos médicos de Pablo —continua y camina por el salón hasta llegar a las puertas de cristal que dan al jardín—. Mir