Thalia estaciona el auto frente a la casa de su abuelo y fija su mirada en la entrada de los viñedos. Apagando el motor del auto, aferra sus manos con fuerza al volante, en su pensamiento si lo hace así, podrá controlar el temblor que quiere apoderarse de su cuerpo. Su pecho sigue subiendo y bajando de forma pesada, y aunque las lágrimas que rodaron por su rostro ya se han secado, las mismas dejaron un rastro visible en su piel. Apoyando su cabeza contra el volante, cierra los ojos por un instante, recuperando la compostura antes de ir con su abuelo.Aunque sabe que con Enzo no hay máscara que sostener, prefiere que este la vea llegar tranquila.Al bajar del auto, el aire fresco y limpio de los viñedos la envuelve. Con paso calmado, empieza a caminar entre las hileras, dejando que el sonido crujiente de sus zapatos sobre el suelo terroso sea lo único que rompa el silencio. Las hojas de las vides rozan sus brazos mientras avanza, pero ella apenas lo nota. Su mente prefiere perderse una
◊ UNA SEMANA DESPUÉS ◊ ◊ TENERIFE – ISLAS CANARIAS. ◊ Enzo estaciona el auto frente a un pequeño bar de aspecto tradicional, con luces de neón parpadeantes y un letrero que muestra en grande el nombre del bar. El lugar tiene un aire rústico, pero no por ello está descuidado, por e contrario, el bar se muestra lleno de vida aún cuando apenas pasan de las 3:00 PM. Tras revisar la dirección escrita en un pequeño papel arrugado que lleva en el bolsillo de la chaqueta, Enzo asiente ligeramente con la cabeza, satisfecho de haber llegado al lugar correcto. Apagando el motor mira por el retrovisor, viendo el reflejo de Thalia en el asiento trasero, puede ver como esta exhala con cierta ansiedad, mientras sus ojos recorriendo la fachada del bar. Por otro lado, Alessandro se encuentra sentado a su lado en el asiento del copiloto, y aunque su mirada tsmbien está fija en el lugar, esta se muestra más tranquila. —Bueno, ya estamos aquí — comenta para luego llevar su mano a la puerta y abrirla.
Después de dos largas horas de espera, sentados en la barra del bar, Thalia siente que el tiempo se ha detenido, pero su mente no deja de moverse. Cada minuto que pasa lo siente como una eternidad, y aunque el lugar está lleno de personas, conversaciones y una agradable música de fondo, todo parece desvanecerse en un eco lejano que no puede alcanzar su atención. Sus ojos vuelven una y otra vez a recorrer el camino hacia la entrada del bar, esperando ver la figura que ha estado alimentando su mente durante semanas.Alessandro y Enzo, sentados a su lado, beben con tranquilidad de su cerveza mientras prestan atención a cada uno de los gestos que hace. Alessandro, aunque tranquilo, por momentos se muestra con su mandíbula ligeramente presionada. Enzo, por su parte, se limita a observar con la paciencia de quien ha vivido muchos años y sabe cómo esperar.El sonido de los autos en la avenida va y viene, mezclándose con el ambiente volviéndose monótono. Es media hora después cuando el rugido
Mientras camina por la playa, Thalia se siente como una tonta. Cada paso que da sobre la arena húmeda parece hundirla más en el mar de lamentos que la acompaña. El sonido del agua rompiendo suavemente contra la orilla acompaña el eco en su mente de aquella escena en el bar. La imagen de la mujer desconocida besando a Leonardo se repite una y otra vez, como un jodido bucle que no puede detener. El dolor en su pecho se intensifica con el recuerdo de ese momento, como si alguien hubiera abierto una herida que se niega a deja de sangrar. No debería importarle tanto, se dice a sí misma, pero el peso de lo que ha visto se siente insoportable.¿Cómo puede reclamar nada? ¿Qué derecho tiene de sentirse traicionada, cuando fue ella quien se alejó primero? Las preguntas le pesan, se enredan en su mente como redes de pesca atrapando cada uno de sus pensamientos y emociones. Sigue caminando por la orilla, pero se siente perdida, desconectada de la realidad que la rodea. Solo el frío aire de la noc
Ninguno sabe decir cuánto tiempo se mantienen en el silencio de la comodidad de estar juntos, lo que sí, es que después de un tiempo se separan, y mientras Leonardo acomoda un mechón de cabello detrás de la oreja de Thalia, vuelve a hablar.—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta, su tono dulce. La realidad de toda esta situación es que no sabe si está más sorprendido o confundido por haberla visto de pie frente a él en el bar.Thalia la observa, ahora se encuentra en total calma, pero al escuchar su pregunta, termina por alzar una ceja, casi desafiándolo, y responde con un ligero sarcasmo que solo sirve para que ese momento se vuelva más íntimo.—Eso debería estarlo preguntando yo —replica, su voz profunda resonando en el aire entre ellos—. Fui hasta tu departamento para disculparme, y de no haber sido así, no me entero de que habías hecho maletas y habías venido hasta aquí y de que no tenías planes de volver pronto.Leonardo frunce ligeramente el ceño ante esas últimas palabras, él re
De regreso al bar, Thalia camina junto a Leonardo, sintiéndose libre de todo el peso que cargó esas semanas, la inmensa sonrisa en su rostro no deja duda alguna de que no es la misma mujer que salió corriendo de ese bar una hora atrás. Cada paso que da hacia la mesa donde Alessandro y Enzo los esperan ya no lo hace llena de tensión, lo hace con calma y feliz de poder estar de vuelta con el hombre que ama. Si debe ser sincera, le hubiera gustado presentar a su Nonno y a Leonardo en otras circunstancias, después de todo, Enzo siempre ha sido protector con ella y no sabe cómo se tomará las cosas, menos después de haberla visto llorar y hacer un drama con lo que estaba pasando. Sin embargo, no tiene otra opción en ese momento, y la verdad es que tampoco la quiere.Cuando su mirada se cruza con la de su abuelo, duda por una fracción de segundo, pero se recompone y termina de acortar la distancia entre ellos y la mesa donde este se encuentra.Para el momento que llegan a la mesa, los ojos de
Dentro de la casa, el olor de la comida flota en el aire mientras todos se encuentran alrededor de la mesa, compartiendo una cena improvisada pero deliciosa. Thalia, al principio estaba preocupada y algo tensa ante la idea de cómo resultara ese momento tan improvisado, pero al ver como todos se encuentran compartiendo en calma, sus miedos mueren. El suave sonido de las conversaciones y el clink de los cubiertos contra los platos hace que todo se sienta aún más cercano y familiar. A su lado, Leonardo está totalmente cómodo y feliz mientras interactúa fácilmente con sus padres y su hermana, por otro lado, Alessandro y Enzo también se han adaptado fácilmente al ambiente familiar.Para sorpresa de Thalia, el padre de Leonardo, Andres, se encuentra en una amena conversación con su Nonno, e incluso, la están sosteniendo en un italiano impecable. Le bastó con escuchar algunas palabras para darse cuenta de que el mayor no solo habla italiano con fluidez, sino que lo hace con el mismo acento s
Leonardo se encuentra sentado en la cama, completamente inmóvil, con la prueba de embarazo en sus manos. El papel que sostiene parece pesar más de lo que realmente debería, y es que no es para menos, por su mente pasa todo el mundo de responsabilidades, emociones y decisiones que, hasta ese momento, habían sido desconocidas para él, pero que ahora se muestran como su posible nueva realidad. Su mirada se pasea una y otra vez por las palabras escritas en el papel, como si quisiera estar seguro que lo que leyó en un primer momento aún sigue escrito allí, como si necesitara releerlo para asegurarse de que no hay ningún error. El resultado positivo lo mira de vuelta con una contundencia que no se puede negar. Las letras son claras, definitivas. En su interior, un inmenso vendaval de emociones comienza a formarse, emociones que van desde la sorpresa hasta la felicidad más absoluta, pero también una profunda preocupación. Y es que aquel no es el tipo de noticia que pueda procesarse de inme