Llegamos a la etapa final de este mini arco, gracias a todos los que han llegado a este punto.
Mientras camina por la playa, Thalia se siente como una tonta. Cada paso que da sobre la arena húmeda parece hundirla más en el mar de lamentos que la acompaña. El sonido del agua rompiendo suavemente contra la orilla acompaña el eco en su mente de aquella escena en el bar. La imagen de la mujer desconocida besando a Leonardo se repite una y otra vez, como un jodido bucle que no puede detener. El dolor en su pecho se intensifica con el recuerdo de ese momento, como si alguien hubiera abierto una herida que se niega a deja de sangrar. No debería importarle tanto, se dice a sí misma, pero el peso de lo que ha visto se siente insoportable.¿Cómo puede reclamar nada? ¿Qué derecho tiene de sentirse traicionada, cuando fue ella quien se alejó primero? Las preguntas le pesan, se enredan en su mente como redes de pesca atrapando cada uno de sus pensamientos y emociones. Sigue caminando por la orilla, pero se siente perdida, desconectada de la realidad que la rodea. Solo el frío aire de la noc
Ninguno sabe decir cuánto tiempo se mantienen en el silencio de la comodidad de estar juntos, lo que sí, es que después de un tiempo se separan, y mientras Leonardo acomoda un mechón de cabello detrás de la oreja de Thalia, vuelve a hablar.—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta, su tono dulce. La realidad de toda esta situación es que no sabe si está más sorprendido o confundido por haberla visto de pie frente a él en el bar.Thalia la observa, ahora se encuentra en total calma, pero al escuchar su pregunta, termina por alzar una ceja, casi desafiándolo, y responde con un ligero sarcasmo que solo sirve para que ese momento se vuelva más íntimo.—Eso debería estarlo preguntando yo —replica, su voz profunda resonando en el aire entre ellos—. Fui hasta tu departamento para disculparme, y de no haber sido así, no me entero de que habías hecho maletas y habías venido hasta aquí y de que no tenías planes de volver pronto.Leonardo frunce ligeramente el ceño ante esas últimas palabras, él re
De regreso al bar, Thalia camina junto a Leonardo, sintiéndose libre de todo el peso que cargó esas semanas, la inmensa sonrisa en su rostro no deja duda alguna de que no es la misma mujer que salió corriendo de ese bar una hora atrás. Cada paso que da hacia la mesa donde Alessandro y Enzo los esperan ya no lo hace llena de tensión, lo hace con calma y feliz de poder estar de vuelta con el hombre que ama. Si debe ser sincera, le hubiera gustado presentar a su Nonno y a Leonardo en otras circunstancias, después de todo, Enzo siempre ha sido protector con ella y no sabe cómo se tomará las cosas, menos después de haberla visto llorar y hacer un drama con lo que estaba pasando. Sin embargo, no tiene otra opción en ese momento, y la verdad es que tampoco la quiere.Cuando su mirada se cruza con la de su abuelo, duda por una fracción de segundo, pero se recompone y termina de acortar la distancia entre ellos y la mesa donde este se encuentra.Para el momento que llegan a la mesa, los ojos de
Dentro de la casa, el olor de la comida flota en el aire mientras todos se encuentran alrededor de la mesa, compartiendo una cena improvisada pero deliciosa. Thalia, al principio estaba preocupada y algo tensa ante la idea de cómo resultara ese momento tan improvisado, pero al ver como todos se encuentran compartiendo en calma, sus miedos mueren. El suave sonido de las conversaciones y el clink de los cubiertos contra los platos hace que todo se sienta aún más cercano y familiar. A su lado, Leonardo está totalmente cómodo y feliz mientras interactúa fácilmente con sus padres y su hermana, por otro lado, Alessandro y Enzo también se han adaptado fácilmente al ambiente familiar.Para sorpresa de Thalia, el padre de Leonardo, Andres, se encuentra en una amena conversación con su Nonno, e incluso, la están sosteniendo en un italiano impecable. Le bastó con escuchar algunas palabras para darse cuenta de que el mayor no solo habla italiano con fluidez, sino que lo hace con el mismo acento s
Leonardo se encuentra sentado en la cama, completamente inmóvil, con la prueba de embarazo en sus manos. El papel que sostiene parece pesar más de lo que realmente debería, y es que no es para menos, por su mente pasa todo el mundo de responsabilidades, emociones y decisiones que, hasta ese momento, habían sido desconocidas para él, pero que ahora se muestran como su posible nueva realidad. Su mirada se pasea una y otra vez por las palabras escritas en el papel, como si quisiera estar seguro que lo que leyó en un primer momento aún sigue escrito allí, como si necesitara releerlo para asegurarse de que no hay ningún error. El resultado positivo lo mira de vuelta con una contundencia que no se puede negar. Las letras son claras, definitivas. En su interior, un inmenso vendaval de emociones comienza a formarse, emociones que van desde la sorpresa hasta la felicidad más absoluta, pero también una profunda preocupación. Y es que aquel no es el tipo de noticia que pueda procesarse de inme
◊ MANAROLA - ITALIA ◊◊ TIEMPO ACTUAL ◊La casa de Alessandro se encuentra llena de risas y vibrantes emociones. La decoración del jardín es bastante sencilla pero no por ello menos elegante, con detalles que reflejan el cariño que la familia ha puesto en la ocasión especial: el bautizo de las trillizas. Flores blancas adornan las mesas, y el aroma de la comida fresca llena el aire, invitando a todos a disfrutar de la celebración. Los invitados charlan animadamente, algunos sostienen copas de vino y otros están reunidos en grupos alrededor de la sala, compartiendo anécdotas y risas. Todo respira un ambiente de amor y alegría, y Thalia se siente agradecida de ser parte de esta ocasión tan importante para su familia.Desde la distancia, observa a su hermano, quien, con una sonrisa de oreja a oreja, juega con las pequeñas trillizas en un rincón de la sala. Las niñas ríen y balbucean mientras él las hace reír con juegos y gestos cómicos, su amor por ellas siendo totalmente evidente en cad
La sorpresa golpea a Thalia como una ola helada al escuchar la voz de la joven frente a ella decirle "mamá" con una familiaridad que no solo la desconcierta, sino que la deja sin palabras. Cada fibra de su ser quiere entender qué está sucediendo, pero su mente está en blanco, incapaz de procesar la situación. Se queda inmóvil, paralizada mientras su mirada va de la chica, una adolescente de unos catorce años de cabello oscuro y ojos azules de mirada ansiosa, a Donatella, quien está de pie junto a la joven con su típica expresión fría, aunque hay algo en sus ojos que parece un destello de culpa y ansias.Los segundos se sienten eternos mientras Thalia intenta comprender por qué esta joven la llama “mamá” sin siquiera haberla visto antes. Su corazón late con fuerza, una mezcla de confusión, sorpresa y miedo. Respira profundamente, intentando calmar el torbellino de emociones que amenaza con apoderarse de ella nuevamente, pero la situación se siente irreal, como si de un momento a otro e
Al salir de la habitación, lo primero con lo que Thalia y Leonardo se encuentran es con Donatella y Enzo sentados en la sala en total silicio. Donatella está sentada en el sofá principal, con la mirada perdida en un vaso de licor que sostiene entre las manos, mientras Enzo se encuentra a su lado, con una expresión dura y seria, su silencio reflejando la incomodidad que siente por la situación. Enzo siempre ha sido un hombre de pocas palabras, pero Thalia conoce bien la gravedad del silencio de su Nonno.Leonardo cierra suavemente la puerta detrás de ella, y el sonido hace que ambos mayores levanten la vista, alertados de su presencia. Thalia camina hacia el centro de la sala y se detiene frente a ellos, su mirada fija en Donatella. No necesita palabras para que su madre comprenda lo que está esperando.—Me gustaría que pudiéramos hablar solo nosotros— son las primeras palabras de Donatella mientras descruzándose de piernas y brazos se fija en Enzo quien por un momento guarda total sile