THALIA & LEONARDO

El silencio en que se encuentra sumido el comedor es profundamente incómodo. Las luces suaves del candelabro no hacen sino acentuar aún más la tensión en el aire. Thalia está sentada frente a su plato, pero no ha comido nada. Sus dedos juegan con los cubiertos, empujando pedazos de comida de un lado al otro de su plato, sin una intención real de llevarse un solo bocado de alimento a la boca. Alessandro, sentado a su derecha, la observa de reojo. No necesita preguntar qué es lo que ocurre para darse cuenta de que todo está mal.

El eco de las ruedas de la maleta de Leonardo mientras salía de la casa horas atrás aún resuena en su mente de. Había visto la expresión devastada el rostro del hombre mientras se marchaba. Y ahora, en, esa sensación opresiva lo envuelve todo aún más. Definitivamente la llegada de Donatella no había sino hecho lo que a ella mejor se le da: poner todo de cabeza.

Sentada al otro extremo de la mesa, Donatella mantiene su postura erguida, impecable. La rigidez de su
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