El fuerte sonido de un trueno rompe la tranquilidad de la noche, despertando de golpe a Thiago. Sus ojos se abren en la oscuridad, y al darse cuenta de que está en una habitación que no reconoce al instante, el miedo lo invade rápidamente. Sin la presencia cálida y reconfortante de su madre cerca, se siente muy pequeño y vulnerable. Las lágrimas comienzan a brotarle de los ojos, y con la voz temblorosa, comienza a gritar.—¡Mami! ¡Mami! —llama mientras llora desesperado, su voz quebrada por el pánico.En la habitación contigua, Alessandro se despierta al instante al escuchar los gritos desesperados de Thiago. Sin perder un segundo, se levanta de la cama y corre hacia la habitación de Nicole, donde dejó a Thiago durmiendo. Al abrir la puerta de golpe, un rayo ilumina momentáneamente la habitación, seguido por un trueno aún más fuerte que sacude las ventanas.Thiago, al ver la figura de Alessandro entrar en la habitación justo cuando el rayo ilumina todo, rompe en un llanto aún más fuer
Mientras Nicole se encuentra en el salón de eventos, rodeada de personas charlando animadamente y preparándose para el comienzo del segundo día de la conferencia. El sonido de las conversaciones a su alrededor apenas llega a sus oídos, ya que su mente está en otro lugar. Desde que llegó al salón, ha estado buscando a George con la mirada, pero no lo ha visto por ninguna parte. Es más, él no ha respondido a ninguno de los mensajes que le ha enviado en las últimas horas. No puede evitar sentirse extraña por ese comportamiento, George suele responder rápidamente a los mensajes que le envía. Tal vez es por eso que Nicole no puede evitar preguntarse si algo le ha sucedido, pero intenta no darle demasiada importancia. Sin embargo, no puede apartar la sensación de que algo está fuera de lugar. Decidida a poner fin a esa duda, considera llamarlo, pero justo cuando está a punto de hacerlo, su teléfono vibra en su mano.Al mirar la pantalla, ve el nombre de Alessandro. Deteniendo su caminar, no
Mientras Rosangela avanza con ira hacia Nicole, su intención es más que clara, abofetearla. Es evidente en su expresión y en el movimiento decidido de su mano. La atención de la mayoría en el salón alcanza aquel altercado como su punto de interés. Nicole, con una mezcla de rabia y sorpresa, se prepara para enfrentar la posible agresión, pero antes de que el golpe pueda ser dado, una figura interrumpe la escena.Thalía, está de pie junto a ellas mientras sostiene la mano de Rosangela con fuerza. Su presencia es imponente y su mirada posee una frialdad calculada. Mientras su postura es firme, su rostro se mantiene exento de emoción alguna, pero sus ojos transmiten una advertencia clara.—Rosangela—dice con voz fría y autoritaria—, creo que deberías controlar tus impulsos. Si no lo haces, no dudaré en mandar a sacarte fuera de este lugar, querida.Rosangela está detenida en seco, su mano todavía levantada en el aire. La sorpresa y el enfado se mezclan en su rostro, y su mirada se dirige h
El reloj marca las 5:30 cuando la reunión llega a su fin, mientras los ponentes y asistentes comienzan a tomar sus cosas y salir del salón para ir al bufet, Thalía se acerca a Nicole con una expresión relajada.—¿Tienes planes para esta noche? —pregunta casualmente mientras se cruza en el paso de Nicole.Nicole duda un momento, pensando en lo agotador que había sido el día después de lo ocurrido con Rosangela. Había sido tenso, evitar a Rosangela y tratar de mantener la compostura frente a las miradas indiscretas y los murmullos que inevitablemente la seguían. Todo lo que quería era regresar a su hotel, tomarse una ducha caliente y tal vez perderse en alguna película.—No realmente —responde al final, con una leve sonrisa—. ¿Por qué?—¡Genial! ¿me acompañas a cenar? Nada formal, algo tranquilo —propone Thalía, con una sonrisa amigable que desarma a Nicole—. Ya sabes, charlar un poco. Relajarnos.Nicole duda. Después del día que ha tenido, no está segura de sí cenar justamente con la he
—Si lo recuerdo, le persona que cerró ese trato fue... —sus palabras se apagan, porque la comprensión de lo que ocurre es lo suficientemente fuerte como para no necesitar ser dicha en voz alta. La imagen de ella aparece en su mente, clara como el agua. Había sido clave en ese acuerdo. Había estado ahí desde el principio, navegando entre las sombras de ese conflicto, pero jamás había esperado que algo tan cotidiano en su mundo volviera a perseguirla de esa manera.Mateo lo observa atentamente, esperando a que Alessandro termine de procesar la información. El silencio entre ellos es denso, pero Alessandro no necesita más explicación. La familia Da Silva. La compañía que ayudo a terminar de hundir. El trato que se cerró a su favor y lo llevó hasta la posición de poder que tiene hoy. Todo comienza a tener sentido, y con ello, la gravedad a la que puede llegar toda la situación.—Esto es absurdo—dice finalmente. Inclinándose hacia atrás en su silla, frota su sien como si tratara de aliviar
La mansión estaba llena de una inusual energía durante todo ese día, muy diferente a la tranquilidad y el orden frío que solía caracterizarla. En la sala principal, los muebles han sido empujados hacia las esquinas para dar espacio a una actividad caótica, pero de carácter entrañable. Alessandro, con su camisa de vestir ahora manchada de pintura, se sienta en el suelo junto a Thiago, que parece más un pequeño lienzo cubierto de colores que un niño pintando.El proyecto del día: un cartel de bienvenida para Nicole, pero lo que debería ser una tarea simple se ha transformado en un caos divertido. Papeles, pinceles y botes de pintura al frío están dispersos por todos los espacios de la sala de estar. Hay más pintura en el suelo y en las paredes que en el propio cartel, pero a Thiago no parece importarle. Su entusiasmo es evidente mientras intenta con sus manos hacer formas que él mismo no comprende del todo.—Alessandro, ¡mira! —exclama Thiago con una gran sonrisa, mostrando orgulloso su
La cocina es un completo desastre. Harina, especias y restos de ingredientes cubren casi todas las superficies disponibles. Alessandro está de pie frente a la estufa, con una expresión de pura concentración, sosteniendo una cuchara de madera mientras intenta, torpemente, seguir las indicaciones de Bianca, quien lo observa desde un rincón con una mezcla de exasperación y resignación. El aroma a comida griega mezclado con las notas familiares de la lasaña, de Nicole, flota en el aire, aunque nada parece estar saliendo como él planeó.—Señor Alessandro, no, no así. ¡Va todo junto, no separado! —exclama Bianca, con los brazos cruzados, intentando mantener la calma mientras señala el caos frente a él.Alessandro frunce el ceño y, sin voltear, remueve con energía el contenido de una sartén que claramente está a punto de quemarse. Está empeñado en hacer que la cena sea perfecta, a pesar de que la cocina no es su fuerte. Baklava, musaka y lasaña, los platos favoritos de Nicole, son su objetivo
—Pero… ¿qué pasó aquí? —pregunta Nicole, con la sorpresa y la preocupación pintadas en su rostro. Su mirada se detiene en el desastre que se supone es la cocina, con restos de comida esparcidos por todas partes. La cocina dalos mismos aires que la sala, solo que esta parece haber sido víctima de una batalla culinaria, con ingredientes esparcidos por el suelo, y el aroma a quemado impregnando el aire.Alessandro, con el rostro completamente enrojecido por la vergüenza, se apresura a tomar la bandeja humeante de las manos de Bianca, que parece a punto de explotar de frustración. Su ropa está manchada de salsa, y su cabello tiene trozos de harina pegados. Sabe que la situación no tiene vuelta atrás y que su intento de cocinar una cena especial para Nicole ha fracasado estrepitosamente.—¡Bianca, por favor, desactiva la alarma! —le pide, su voz tensa con apuro.Bianca asiente con un gesto rápido y sale de la cocina en busca del panel de control, mientras Alessandro se queda allí, tratando