☆••••★••••☆••••★••••☆••••★••••☆••••★Cinco meses después. Las primeras semanas fueron un poco difíciles mientras me adaptaba al nuevo entorno. Pero el apoyo constante de Alan y Margaret lo hacía todo más llevadero. Aunque era un lugar tan desconocido para mí, ellos se encargaron de hacerme sentir en casa. Alan mencionó que Giovanni quería reunirse con él cuanto antes. La sola idea me puso nerviosa. Alan estaba arreglándose frente al espejo cuando me pidió que lo acompañara.—¿Estás seguro de que es buena idea? —pregunté con un nudo en la garganta.Él frunció el ceño, ajustando el reloj en su muñeca.—¿Por qué no lo sería?Suspiré, no pude quedarme callada.—Alan, él me conoció como tu cuñada. ¿Qué va a pensar ahora si me presentas como tu esposa? No quiero causarte problemas ni que esto pueda dañar tu reputación...Giró hacia mí con esa intensidad en los ojos que siempre lograba desarmarme.—¿De verdad crees que me importa lo que Giovanni piense? Mi vida privada no tiene nada que v
—¿Y cómo planeas celebrar? —le pregunté con curiosidad.Se levantó de la silla y se acercó a mí, rodeándome con sus brazos.—Tal vez con una cena especial, o quizás con un paseo nocturno por la ciudad, como esos que hacíamos al principio. O tal vez tenga una sorpresa preparada. Apoyé mi cabeza en su pecho, me perdí en los latidos acelerados de su corazón. —Sea lo que sea, mientras esté contigo, me parece perfecto.Nuestros labios se encontraron con una intensidad que parecía unir amor, pasión y deseo en un solo momento. Era un choque de emociones tan profundas que me hacía temblar bajo su toque. Con un movimiento rápido apartó los platos de la mesa, creando un espacio solo para nosotros. Me levantó con la misma facilidad con la que manejaba su deseo y me depositó sobre ella. Nuestros ojos se encontraron y en ese instante supe que habíamos encontrado nuestro hogar. No era solo aquel apartamento lo que nos daba refugio, era él, era su cuerpo contra el mío, nuestras almas entrelazada
Me levantó en sus brazos, como si fuera lo más natural del mundo y me llevó hasta nuestra habitación. Me depositó en la cama con cuidado, sus manos se deslizaban por mis caderas mientras sus labios dejaban un rastro ardiente desde mi cuello hasta el borde de mi espalda.—Quiero que esto sea especial para ti, que lo disfrutes tanto como yo. Si en algún momento dudas, solo dímelo.Asentí, completamente entregada a él. Yo con él quería todo, qué mejor maestro. Quería que todos los agujeros de mi cuerpo fueran suyos. Alan me giró con delicadeza, inclinándome sobre mi costado. Sus manos recorrieron mi cuerpo con movimientos lentos, dibujando cada curva como si quisiera memorizarme. Sus labios encontraron mi cuello, dejó suaves mordiscos mientras sus dedos deslizaban aceite tibio en la base de mi espalda.—Esto es para que te sientas cómoda —dijo, con la voz ronca, luego lo acompañó con un beso en mi hombro.Con cada caricia, trabajaba para relajarme, sus manos expertas aplicaban una pres
EL MARIDO DE MI HERMANA. Epílogo.4 de junio. Alan llevaba varios días muy misterioso. Él ya me había comentado que teníamos muchos motivos para celebrar, nuestro trabajo y además que se acercaba mi cumple. Por más que le pregunté fue imposible sacarle información. Ese día en la mañana encontré una nota sobre la encimera acompañado de un ramo de tulipanes rojos. Sonreí, amaba ese tipo de sorpresas. Abrí la nota. ¿Lista para celebrar tu cumpleaños, mi Sirena? Prepárate para un viaje inolvidable. Tú solo tienes que poner la disponibilidad y yo me haré cargo de lo demás. Con amor, tu Mr. Sexy.El corazón me dio un vuelco. Alan siempre sabía cómo hacerme sentir especial, pero esa vez parecía haber llevado su idea de sorpresa a otro nivel.—¿Disponibilidad? —murmuré con una sonrisa curiosa mientras lo veía entrar por la puerta con esa sonrisa traviesa que tanto adoraba.—Así es, mi Sirena. Ya está todo planeado. Solo tienes que confiar en mí —dijo, acercándose para darme un beso en la
Me estaba quemando, me estaba inundando. Con una precisión que me dejó sin aliento, sus manos se movieron hacia mis costados acariciando mis curvas con adoración y deseo. Su pulgar trazó círculos suaves en la parte baja de mi espalda, mientras sus dedos se deslizaban hasta mis caderas apretándolas ligeramente como si reclamaran mi cuerpo.Mordí mi labio inferior ahogando un gemido, de repente empecé a sentir que hacía demasiado calor en esa habitación. Me estaba incendiando en medio de las piernas. Cuando pensé que no podía sentir más, Alan cambió su enfoque. Me giró lentamente, permitiendo que mi pecho quedara expuesto a él. Sus ojos recorrieron mi piel desnuda, como si estuviera contemplando una obra de arte, luego se inclinó y dejó un beso en la base de mi cuello. Jadeé, lo miré sin disimular el deseo, lo necesitaba. Sus manos se movieron hacia mis piernas, comenzando en mis muslos. Cada movimiento era lento, me estaba torturando con esa ternura y pasión que me hacía arquear lig
Decidí llevarlo más lejos. Incliné mi cabeza hacia abajo, dejando que mis labios lo rozaran suavemente mientras mis manos seguían trabajando. Movía mi lengua con precisión, alternando entre caricias suaves y movimientos más firmes, mientras escuchaba su respiración volverse más errática.Alan dejó caer su cabeza hacia atrás, perdido en el momento. Sabía que estaba cerca, pero quería hacerlo llegar de una forma inolvidable. Subí de nuevo, dejé que una vez más mis pechos rozaran su piel. Lo miré con intensidad mientras aumentaba la velocidad y la presión de mis movimientos. Estaba tan duro y caliente. Una vista perfecta. Su cuerpo se tensó bajo mis manos, un gemido se le escapó desde el fondo de su garganta llegó al clímax y por supuesto yo devoré hasta la última gota. Finalicé relamiéndome el labio inferior sin dejar de mirarlo. Alan me atrajo hacia él envolviéndome en sus brazos con fuerza.—Sirena, eres peligrosa —murmuró con una sonrisa satisfecha mientras me besaba apasionadam
Cada movimiento suyo parecía diseñado para llevarme al límite. La fuerza con la que me sujetaba, la manera en que sus labios recorrían mi cuello y hombros, sus susurros llenos de lujuria y amor... todo se combinaba en puro placer. No existía nada, nadie, solo nosotros dos. —Eres todo lo que siempre quise —murmuró entre jadeos con la voz ronca por la excitación—. Eres mía y yo soy tuyo. Mi cuerpo alcanzó un clímax explosivo, un orgasmo que me dejó temblando bajo su control. No caí al suelo porque Alan seguía sujetándome con fuerza. No se detuvo; continuó hasta asegurarse de que cada célula de mi cuerpo estuviera saciada, hasta que él mismo se dejó llevar, con un gemido profundo que resonó en mi oído y me provocó escalofríos de placer. Nos quedamos así perdidos en el placer y en la melodía de nuestras respiraciones profundas que intentaban retomar la calma. Alan soltó las esposas con cuidado, frotando suavemente mis muñecas para asegurarse de que estuvieran bien y luego me acurrucó c
Chispita.Sabes, siempre he tenido una facilidad para escribirte, como si cada palabra viniera directamente del corazón. Tal vez porque contigo nunca necesité máscaras ni excusas. Siempre fui yo mismo.No sabes la alegría que sentí al enterarme de tu compromiso. Por fin lograste estar con la persona que amas, y eso es todo lo que siempre quise para ti: felicidad, plenitud y amor. Aunque no negaré que una parte de mí sintió un pequeño tirón en el pecho, pero rápidamente me recordé que no hay nadie más merecedor de tu corazón que él. Alan. El hombre que, incluso sin saberlo, siempre fue tu norte. Verte con el hombre que amas, saber que por fin tienes la vida que soñaste, me llena de una paz que no sabía que necesitaba. Mi Chispita merece ser feliz.Quiero que sepas algo que nunca te dije, pero que ahora siento que debo compartir. Siempre estuve pendiente de ti, de cada paso que dabas, de cada cosa que te pasaba, aunque tú no lo supieras. No sabes el esfuerzo tan grande que tuve que hac