Narrador.El silencio se adueñó de ese espacio en el que se encontraban reunidos los familiares y amigos de la festejada, mientras que los niños que son los únicos inocentes se enfocaron en disfrutar el pastel. En cambio, los adultos se miraban uno con otro sin encontrar un tema de conversación.—Raro, pero viniendo de mi padre nada causa impresión, sino que intriga. —Manifestó Irina, quien no se guarda nada, ya que es así de simple, y su madre entornó los ojos imaginándose algo que decidió conservarlo para sí misma.Lucrecia, que tenía tiempo sin ver a Gregorio notó que ahora es un hombre diferente a ese que la miraba por encima del hombro, y aunque ya nada le causa su presencia, igual, le alegra que por sus hijas sea más humilde.—Cariño— Intervino Orlando deteniendo a Irina para que no dijera más. Le guiñó un ojo y ella asintió. Por su parte, Gerald no estaba conforme con que Soraya fuera a hablar con ese desconocido que le impactó de ese modo y sin planearlo, él y Kenia se pusie
Narrador.Ella emitió una risa carente de gracia y ese sonido lo hizo sentir a él más abominable.— Ignacia merece saber qué tipo de bestia eres—, aunque le gritaba a boca llena todas estas palabras hirientes, su corazón bondadoso no tenía ni la más mínima intención de contarle a su hija toda esa historia y no por él, porque no se lo merecía sino por su hija porque no sería el motivo para hacerla odiar a su padre y más recordando cómo Ignacia se puso tan feliz cuando lo vio llegar.Sin embargo, al otro lado Ignacia perdió toda la fuerza de su cuerpo y cuando estaba a punto de caer unas manos firmes la sostuvieron.—Tranquila nena, estoy aquí —susurró Matías con voz cariñosa besando su nuca y con ambas manos aferradas a sus caderas. —Sácame de aquí por favor — rogó sin haber soltado una lágrima, estaba en shock, sentía que todo su mundo se venía abajo y no sabía qué hacer en ese momento. Únicamente quería huir; correr lejos de allí y olvidar que aún su padre le seguía viendo la cara,
Narrador.Encontrándose desubicado y con bastante preocupación Gregorio no se retiró en el mismo momento en que todos los visitantes lo hicieron, sino que se quedó un rato más aprovechando para compartir con los niños enterándose de que Matías es el padre de sus nietos y otras cosas más de las que estaba totalmente ajeno.Aunque ciertamente necesitaba de este tiempo con sus nietos, también se quedaba allí para ver si le era posible volver a dialogar con Soraya, dado que ella no le dejó clara su postura con respecto a qué le dirían a Ignacia en el momento que ella exigiera una respuesta, porque él estaba muy seguro de que Ignacia aún no sabía nada y pretendía distorsionar la verdad para ganar tiempo, ya que según su pensar la respuesta inventada que pedía a Soraya contar lo ayudaría a elaborar una mejor estrategia para que su hija no lo terminara odiando.Cuando vio que se había quedado solo con los niños fue consciente de que Soraya estaba evitando volver a verle y se levantó con pl
Narrador.Aborreció la sola idea de que al saber esto ahora tenga que elegir entre lo que ama que es su trabajo y su hermana mayor por la que de alguna manera, aunque fuera indirectamente lloró, puesto que no soportaba ver a su madre destruida.—¡Maldición solo a mí me pasan cosas como esta! — Peleaba solo mientras caminaba por la hacienda recordando la forma tan dura en la que su jefe le sancionó, y le amenazó con relevarlo de su puesto si no logra un objetivo mayor.Perdido en sus cavilaciones, no vio venir a esa muchacha que corría descontrolada y terminó tropezando con él.—¡No ves por donde caminas pedazo de estúpida!— le amonestó a la desconocida. Era la primera vez que la veía en esas tierras y cuando vio a la muchacha mostrar su desagrado por la forma en la que él le habló refunfuñó internamente:«Qué malcriada»Cuando exhaló con la finalidad de calmarse fue que pudo darse cuenta de que se había retirado de la casa.—Y tú eres un idiota amargado, porque fuiste el que se inter
Narrador. Ginna que aún seguía abrazada al cuerpo de Matías se apartó cuando vio que se había dejado llevar por la emoción y de cierto modo se sintió un poco avergonzada en el momento que vio a Ignacia mirarlos con cejas alzadas. «Calma Ignacia esto debe tener una explicación», se convenció aplacando el enojo que empezaba a resurgir y mantuvo la serenidad. A pesar de no saber quién es Ignacia, Ginna supuso que debía ser la esposa del hombre al que ella en esos momentos veía con admiración. —Disculpé señor Matías, me dejé manejar por la alegría que siento de que mi padre al fin ha empezado a reaccionar al tratamiento recibido en Suiza y todo gracias a usted. La muchacha hablaba rápido y sin parar a tomar aire para reponer el aliento, que hasta Ignacia sintió que se ahogaba de solo escucharla explicarse. «Un trabalenguas es lo que dice», aunque su intención no era burlarse, su inconsciente le hizo encontrarle lo chistoso. «Es un alivio, así no tendré que cargar con esa muerte en
Narra Matías. Estaba dispuesto a acabar con estos bastardos, pero Az sabe bien qué hacer para inmovilizarme, por lo que eligió un lugar demasiado público para atacarme entendiendo perfectamente que para mí será difícil matar a sus lacayos, ya que no quiero que la policía me reconozca como el malhechor que se esconde tras un perfecto papel de ciudadano ejemplar. Así que no me quedaba de otra que cubrirme tras un pilar sin dejar que mi rostro fuera visible. Dado que hay varias cámaras de seguridad que lo estaban grabando todo y eso me limita. —¿Ahora qué? — grité fastidiado cuando miré hacia atrás y noté que el chofer había parado cuando yo le había dado la orden de sacar a mi esposa de este lugar. — Despellejaré a ese conductor — volví a vociferar con furia apretando la pistola entre mis manos para controlar mi arranque y no cometer un terrible error. —Vámonos antes de que aparezca la policía. Ya cumplimos con el pedido de la patrona — escuché como uno de los perros fieles de
Narrador. Luisa no estaba segura de poder dar la respuesta que demandaba Tobías, pues, ahora que Ignacia le hacía ese comentario recordó que lleva casi dos meses teniendo una irregularidad con su menstruación y cómo desde muy joven ha sido descontrolada en ese sentido le restó importancia. Claramente, tenía en cuenta que debía ser vista por un ginecólogo, pero no tenía la posibilidad de darse tales lujos, con su escasa economía prefería suponer que eso era algo relativamente normal. Tras dar una respuesta poco convincente el doctor procedió a examinarla con los escasos recursos que tenía disponible allí y tras darse cuenta de que su presión arterial estaba totalmente estable solicitó que se le hiciera una prueba rápida la cual salió positiva dejando a Tobías sin palabras y aterrado. —Por favor di algo. — Le exigió Luisa con ganas de escuchar su opinión acerca de ese embarazo, pero él se marchó dejándola con la prueba en la mano. Para Luisa también saber que iba a hacer mamá era
Continuación:» Ya que por el bienestar de ese bebé tú te esforzaras por ser un mejor padre y como líder del cártel de Tijuana y tu mejor amigo te concedo a ti la oportunidad de salir de este mundo tan complicado. Haz lo que yo no puedo: aleja a tu nueva familia lejos de todo esto, y te doy mi palabra de que ningún integrante de este cartel ni de ningún otro te tocará a ti o a tu familia. Tobías se quedó perplejo Matías estaba dispuesto a romper una regla de oro por él, mientras que Matías estaba haciendo con su mejor amigo lo que deseaba con todas sus fuerzas para él, pero lamentablemente no podía porque al ser el líder estaba totalmente condenado. —No te dejaré solo Papis John, eres mi figura paterna y no te abandonaré, porque empezaría a romper mis propios juramentos, y desde que fui abandonado por mi vieja me prometí que nunca dejaré atrás a alguien que me quiera y que yo quiera. Así que líder camaleón no aceptaré su regalo, por favor no se enfade con su servidor. Tobías lloró