Narra Ignacia.—Creo que es por todo esto— no sabía qué más agregar, de modo que para evadir el tema le dije— a los niños les encanta pasar tiempo con usted— ella sonrió, dejándome ver que es mutuo el sentir.—Sí. Tenía tiempo que no compartía con niños, hacerlo me trajo buenos recuerdos. Me recordaron como Matías y Mauricio se enojaban por todo. Mi Mauricio, que era un niño justamente como Camil, se ofendía con facilidad, entonces Matías, que era noble; cariñoso, y muy bromista, le encantaba hacer enojar a su hermano — a medida que me comentaba se perdió en su propio mundo por unos segundos y luego continuó diciendo — eran tiempos tan bonitos, —soltó un suspiro profundo que transmitió su tristeza. Escucharla me hizo sentir miserable, a pesar de que se notaba que me contaba sin ningún motivo, solo quería compartir algo bonito, igual era un tormento para mí escucharla hablar de sus hijos.—Yo…, — quería agregar algo, una palabra de consuelo, pero las palabras no me salían, ni me encon
Narrador.Ignacia quedó sorprendida cuando vio que esa orden provenía de Daniel, quién se mostraba tan arbitrario al hablarle, pero no tenía ni la más mínima idea de cuál era la razón que lo conllevaba a mostrarse de ese modo. Puesto que la preocupación tenía a Daniel demasiado paranoico, al punto de mostrarse imperioso con todos hasta con los empleados a los cuales de manera ruda le advirtió que si fallan él los hará pagar antes de que llegue Matías.Razón para estar asustado tenía demás, porque Matías tiene más enemigos que amigos y si logran enterarse de que ha salido de México Ignacia será un buen punto para empezar a demostrar su odio contra el camaleón.«Nada debe salir mal» repitió en su mente el pobre hombre sabiendo que a pesar de que Matías le tiene consideración igual, si algo no sale como él lo pidió lo mataría sin temblarle el pulso.—Lo siento, señora, lo que quise decir es que yo los puedo llevar, — trató de desviar el asunto cuando comprendió que Ignacia no tiene idea
Narrador.Sebastián estaba tan ensimismado en ese fracaso que no escuchó los pasos de Claudia, cuando entró, pero menos fue capaz de notar que estaba mirándolo fijamente desde la puerta a pesar de que es una oficina pequeña.—¿Estás pensando en la estúpida de Ignacia?No le tomaba por sorpresa suponer que la respuesta es sí. La existencia de Ignacia se había convertido en su más grande pesar. Creyó que al librarse de ella sacándola por completo de la vida de Sebastián la haría pasar a ser alguien sin importancia, pero para su mala suerte el resultado no es el esperado, ya que al Ignacia casarse con Matías a su esposo eso le causó enfado y saber que la mujer que supuso ser de su propiedad ahora estaba en manos de otro le hacía comportarse como un loco obsesionado luego de que antes ella no significaba nada para él, muchas veces aún teniéndola a su lado ni la miraba.—¡No me jodas! —¡Eres un hombre patético! Mira como no haces más que andar detrás de ella oliendo su falda como perro
Narrador.El silencio reinó dentro de ese consultorio y la respiración de Sebastián que pasó a ser errática era lo único que se podía escuchar, mientras el doctor esperaba que el pudiera asimilar la noticia recibida.—¡¿Cómo?!, — preguntó con rostro desencajado por la sorpresa — ¡es imposible!, estarán demente ustedes, claramente esto es una jodida broma de mal gusto por parte de Claudia esa mujer cada día que pasa está más loca. Seguro que se está vengando de mí por lo que ha pasado o es su plan para manchar más a Ignacia— se rió burlón creyendo que todas sus conjeturas eran ciertas porque para nadie es un secreto que Claudia odia de manera enfermiza a Ignacia. Su actitud dejó ver al médico el error profesional que había cometido al no preparar al paciente para decirle tan a la ligera el resultado del examen. Entonces Sebastián, que lo veía dudando, le dijo firme— dígame de una vez con una explicación clara que dice esa jodida cosa antes de que abandone esta locura, pero no se limit
Narra Ignacia.Aunque sé que Luisa tiene toda la razón igual quería saber qué es eso tan urgente que Sebastián tenía que hablar de los niños, y es que cuando se trata de ello pierdo toda la capacidad de pensar en algo más.—Señora esto me va a causar problemas feos con el patrón, usted no conoce aún a Matías— me ruega Daniel cuando detuvo el auto al otro lado de la calle de la cafetería en la que me citó Sebastián, incluso desde aquí podía verlo. En su mirada podía notar lo aterrado que está y esas últimas palabras me dejaron intrigada.—Te dije que solo tardaré diez minutos, ni siquiera debe decirle que estuvimos aquí— intentaba calmarlo, pues no veía nada de malo con que saliera un rato. Prácticamente, lo obligué a venir conmigo porque le dije que si era secuestrada que estaba y amenacé con llamar a la policía.—A don John no se le puede mentir, él es como un perro sabueso— se rió irónico— le aseguro que el patrón ya tiene su ubicación— miré para los lados y hacia atrás por el crist
Narra Matías.Luego enfoqué mi atención en el tiburón— supe que has terminado nuestros acuerdos por un par de tetas— le cuestioné molesto sabiendo que igual fue Az qué lo convenció, pero de todos modos sabe que si me tiene de enemigo es peor.—No hombre—, se acercó a mi — venga a tomarse unos tragos conmigo, — me echó el brazo y lo seguí.—Escúcheme Camaleón yo soy su admirador—, me senté en un sillón lejos de la maldita loca, — resulta que aquí la niña Cardona me ha dicho que usted no llegaría hoy y pues necesito reabastecer los negocios, están totalmente secos, y los montañeses se me estaban llevando los mejores clientes, porque al comprar a locales la entrega es más rápida a tiempo y muy continua. Entonces dije no puedo dejar caer el negocio, y usted sabe negocios son negocios sin importar a quien se le compre mercancía — Az alzó las cejas tomando su copa y creando ruidos para captar mi atención.—Tienes razón, pero conoces bien que el amigo de mi enemigo momentáneamente pasa a ser
El corazón no entiende de razones.2 Narrador.Él entró al baño y ella corrió para seguirlo. Sentía una fuerte agitación por darle una explicación más detallada de lo que sucedió y de lo que habló con Sebastián, pero le había colocado seguro a la puerta y por más que giró la manija de la cerradura él no le prestó atención.—¡Oye!, si acudí a verle es porque tengo miedo de que aun siga con la loca idea de quitarme a mis hijos, moriría si no los tengo a mi lado—, voceo para que escuchara y él lo hacía, pero no se detuvo, entonces ella se pegó de espalda a la puerta: — sé que te costará creer en mí, pero te voy a demostrar que no soy la misma, incluso estoy enamorada de ti—, el gel de baño se le cayó de las manos a Matías y tuvo que cerrar los ojos dejando que el agua calmará la agitación que empezó a sentir dentro del pecho. Con ambas manos se jaló el cabello.—No te atrevas a creerle— se ordenaba a sí mismo sintiendo las sacudidas que estaba dando su corazón, órgano que no entendía
Narra Matías.Ella se quedó viéndome como si esperase más de mí, al parecer quería que dijera algo más que solo esa palabra que a su entender no le daba sentido a nada, simplemente una sola impresión de mi parte y una risa cargada de ironía, pero no tenía nada más para decir.—De todo lo que he dicho, ¿qué te causó gracia? — preguntó con seriedad mientras negaba con la cabeza y vi como mi falta de palabras la estaba consumiendo.—¡Todo!, como el hecho que supongas que por montar este numerito no seguiré adelante con mi propósito. — Acepté la bofetada, esta vez no me enfadé ni le expliqué con tono agresivo, qué tanto me molesta que me golpeen en el rostro, solo la dejé sacarlo todo, su respiración pasó a estar acelerada y se colocó ambas manos en la cintura, dio media vuelta y luego me señaló con su dedo índice.—Hay una diferencia entre una acción deliberada y otra malintencionada, ¿no crees? —, se agachó nuevamente acercando su rostro hacia mí: — Bien te concedo razón de ser este ogr