Matías.¿Puede doler de la misma manera ser rechazado dos veces?, para esa pregunta tengo la respuesta y es: "Sí" incluso el segundo rechazo duele mucho más que el primero.Mi capricho no sabe quién soy, sé que sí lo supiera mucho más rápido volverá a rechazarme por tercera vez, puesto que estoy seguro de que ante sus ojos no soy más qué aquel chico naco que le causa asco.La odio con tanta intensidad que no creía que se era capaz de sentir tal desprecio por alguien, pero al mismo tiempo la amo de una manera enferma que por momentos me aterra a mí mismo saber que una misma persona puede provocar esos dos sentimientos tan distintos. Destructivos de igual manera, pero no puede existir uno sin el otro, justo como nosotros dos.Sin su existencia la mía pierde sentido, su dolor reconforta mi alma podrida. Se dice que del odio nace el amor, conmigo fue distinto, yo primero la amé como un loco empedernido, tan intenso era mi amor por ella que estaba dispuesto a dar mi alma. Si Ignacia me h
Narrador.Ignacia sintió que estaba siendo movida en el aire; sensación que le pareció extraña, pues no había estado en brazos de nadie desde que era una niña y tampoco recuerda que alguna vez su madre la haya cargado. Por lo que abrió los ojos alejándose de ella el sueño que sentía y cuando logró abrir bien los ojos vio como Matías la llevaba.—¡Bájame! — reaccionó gritando, aunque, cagándose encima, no conocía esa habitación y no sabía en dónde estaba en realidad. Él la quiso sacudir para que se calmara, ya que empezó a removerse entre sus brazos de manera violenta y desmedida, al punto de casi caerse y la herida en su brazo le dolía muchísimo ya de por sí ahora con ella, lastimándole era peor.—Tranquila morra— él le gritó con un tono tan alto que ella se quedó tranquila con el corazón martillándole a un punto que creyó que se le saldría por la boca.—¿Dónde estoy?, ¿por qué no me llevaste a mi casa? — cuestionaba ella mientras él la bajaba, entonces al doblarse la pistola se le
Narrador.En cambio, él sabía lo que causaba en ella y por esa razón era que le hablaba de esa manera. No era tonto, tenía cada paso ya calculado, solo que no pensó que duraría tanto la espera para la boda, puesto que ya no tendría que restringirse.Cuando Matías se acercó sus labios; ella dejó de respirar impidiéndole a Matías llenar sus fosas nasales de su olor, ya se le estaba haciendo costumbre inhalar el aliento de su capricho. Con parsimonia pasó sus labios por la mejilla que estaban teñidas de un rosa intenso y estando cerca de sus oídos le susurro: —Me gustaría entrar en ti... —su aliento estaba caliente, y más la fiebre que le estaba subiendo en ese momento. — Profundo y violento, para poder sentir tu vagina húmeda apretando a mi alrededor.Ella sintió como cada partícula de su imaginación se dispararon sin poder limitarse, sintió físicamente todo lo que le estaba diciendo con palabras.«Esto es una locura, no puedo dejar que haga lo que se le venga en gana conmigo» se acon
Narrador.De repente ella creyó que ya todo había pasado simplemente en ese raro beso, aunque claro encrespó todos sus vellos, no significa que gritó por él. No obstante, había sacado muy rápido sus conclusiones porque no vio llegar que Matías se agachó delante de ella, alzó la falda molesta de su vestido y metió la cara entre sus piernas.—No detente, por favor— perdió la valentía que tenía hace poco, pero él ni caso, sino que tomó una orilla de su ropa interior y sin preámbulos le pasó la lengua.—Oh, esto no está bien, yo…, — de repente el pudor se adueñó de ella; le costaba olvidar que es una mujer libre, y aunque nunca había conocido ese sentimiento en estos momentos sí, pero Matías con sus movimientos circulares de lengua arrastró su sentir como agua quita toda suciedad.— Este es mi placer— susurró él sin que ella lo entendiera y sin alejar sus labios de su vagina, ella se encontraba inestable y bastante incómoda al no encontrar de donde agarrarse, solo estaba él ahí como un
Matías.Me sentía mal, no solo por ella o por dejarla ir, sino que mi salud no estaba bien, de modo que cuando la vi salir llamé a Tobías y este me respondió de mala gana. Sé que aborrece a mi morra, no está conforme con lo que hago, y a todas estas tampoco le di la oportunidad de celebrar junto a mí su buen logro, hizo un trabajo excepcional, la entrega estuvo a tiempo y completa.Me pasé la mano por la cabeza y miré hacia la cama, no suelo acostarme por cualquier cosa, pero el frío, y las ganas de dormir me tenían agobiado, de modo que me acerqué y me permití descansar, acostándome boca arriba sin quitarme la ropa ni nada. —¡Hijo…, Dios bendito!, mira lo que provoca esa mujer— escuchaba a mi madre, pero simplemente no quería abrir los ojos y escucharla, parlotear sobre lo mal que me hace mi capricho, todos incluso mi padre esta negado a que ella viva a mi lado, pero no me van a hacer cambiar de opinión.—Madre deja de tocarme, vete a hacerle la vida imposible a Patricia—, le quité
Narrador.Matías fue atendido por el médico y justamente cómo lo había dicho su madre, la herida se había infectado por los malos cuidados que él mismo había tenido. Aunque se desinfectó no había sido suficiente, ya que una herida de bala como la suya debió ser asistida por un doctor.—Es necesario que tome estos medicamentos durante una semana y todo estará bien— recomendó el doctor entregando la receta a Martina.—Gracias por venir a estas horas — ella fue muy educada a diferencia de Tobías que llevó al doctor prácticamente a punta de pistola a la hacienda.—No hay de qué señora estoy para servirle— respondió él con voz trémula, mirando de reojo a Tobías, quién se mostraba amenazante sobándose la barbilla con dos dedos.Mientras que exactamente como lo predijo Matías, Sebastián y Claudia; su nueva esposa pasaron la primera noche de bodas en camas separadas, después de una larga discusión por haberla puesto en ridículo en plena boda, celando a otra mujer, pero a Claudia lo que en rea
Narra Matías.Mi mamá es bastante intensa, ahora me tenía acostado como si yo fuera un enfermo que si no se cuida al máximo podrá morir con facilidad. La cama en que ayer me tiré por cansancio y malestares del cuerpo, hoy picaba bajo mi espalda. Odio sentirme débil y ella quería hacerme sentir aún más al dejarme aquí acostado y cada vez que intentaba levantarme volvía hacer que regresara a la cama y no quiero discutir con ella porque sé que ya mucho disgusto le he dado.—Ese doctor quisiera matarlo— le dije a Tobías que estaba delante de mí riéndose de mi desgracia.—Papis no puedes lastimar a alguien que te ayudó a sanar. Además, estoy de acuerdo con la señora Martina, necesitas tomarte un descanso y dejar de andar detrás de tu capricho—comentó con disgusto.—¿Tú también vas a echarle la culpa a Ignacia por lo que me acaba de pasar? No olvides que ese balazo lo conseguí de otra manera y la decisión de no ir a un médico también fue mía, no de ella—le aclaré porque de cierto modo me m
Narrador.Al fin habían pasado dos días en los que Ignacia no ha podido sacar de su mente los besos y caricias que Matías le había dado, pero, alejaba el deseo de tocarse para terminar esa tortura, de querer tenerlo.Ahora miraba el vestido de novia que se encontraba abierto sobre su cama y se tocaba el cuello con su fina mano izquierda pensando en tantas cosas, como en el paso que estaba a punto de dar, en que no sabe qué tiempo tomará pagar esa deuda o si Matías tenía planes de terminar con ese matrimonio en algún momento.No había preguntado nada ni mucho menos quiso saber antes los detalles o él porque Matías la quiere como esposa, por el hecho de que le aterra escuchar algo que no le agrade.«Con lo posesivo que es, tal vez no tenga planes de darme el divorcio» hablaba consigo misma, pero su diálogo interno terminó cuando Luisa entró con una bolsa en las manos.—Ha llegado esto para ti, es de parte de tu futuro esposo— manifestó ella pasándole el bolso de papel decorado que Ignac