Narrador.De repente ella creyó que ya todo había pasado simplemente en ese raro beso, aunque claro encrespó todos sus vellos, no significa que gritó por él. No obstante, había sacado muy rápido sus conclusiones porque no vio llegar que Matías se agachó delante de ella, alzó la falda molesta de su vestido y metió la cara entre sus piernas.—No detente, por favor— perdió la valentía que tenía hace poco, pero él ni caso, sino que tomó una orilla de su ropa interior y sin preámbulos le pasó la lengua.—Oh, esto no está bien, yo…, — de repente el pudor se adueñó de ella; le costaba olvidar que es una mujer libre, y aunque nunca había conocido ese sentimiento en estos momentos sí, pero Matías con sus movimientos circulares de lengua arrastró su sentir como agua quita toda suciedad.— Este es mi placer— susurró él sin que ella lo entendiera y sin alejar sus labios de su vagina, ella se encontraba inestable y bastante incómoda al no encontrar de donde agarrarse, solo estaba él ahí como un
Matías.Me sentía mal, no solo por ella o por dejarla ir, sino que mi salud no estaba bien, de modo que cuando la vi salir llamé a Tobías y este me respondió de mala gana. Sé que aborrece a mi morra, no está conforme con lo que hago, y a todas estas tampoco le di la oportunidad de celebrar junto a mí su buen logro, hizo un trabajo excepcional, la entrega estuvo a tiempo y completa.Me pasé la mano por la cabeza y miré hacia la cama, no suelo acostarme por cualquier cosa, pero el frío, y las ganas de dormir me tenían agobiado, de modo que me acerqué y me permití descansar, acostándome boca arriba sin quitarme la ropa ni nada. —¡Hijo…, Dios bendito!, mira lo que provoca esa mujer— escuchaba a mi madre, pero simplemente no quería abrir los ojos y escucharla, parlotear sobre lo mal que me hace mi capricho, todos incluso mi padre esta negado a que ella viva a mi lado, pero no me van a hacer cambiar de opinión.—Madre deja de tocarme, vete a hacerle la vida imposible a Patricia—, le quité
Narrador.Matías fue atendido por el médico y justamente cómo lo había dicho su madre, la herida se había infectado por los malos cuidados que él mismo había tenido. Aunque se desinfectó no había sido suficiente, ya que una herida de bala como la suya debió ser asistida por un doctor.—Es necesario que tome estos medicamentos durante una semana y todo estará bien— recomendó el doctor entregando la receta a Martina.—Gracias por venir a estas horas — ella fue muy educada a diferencia de Tobías que llevó al doctor prácticamente a punta de pistola a la hacienda.—No hay de qué señora estoy para servirle— respondió él con voz trémula, mirando de reojo a Tobías, quién se mostraba amenazante sobándose la barbilla con dos dedos.Mientras que exactamente como lo predijo Matías, Sebastián y Claudia; su nueva esposa pasaron la primera noche de bodas en camas separadas, después de una larga discusión por haberla puesto en ridículo en plena boda, celando a otra mujer, pero a Claudia lo que en rea
Narra Matías.Mi mamá es bastante intensa, ahora me tenía acostado como si yo fuera un enfermo que si no se cuida al máximo podrá morir con facilidad. La cama en que ayer me tiré por cansancio y malestares del cuerpo, hoy picaba bajo mi espalda. Odio sentirme débil y ella quería hacerme sentir aún más al dejarme aquí acostado y cada vez que intentaba levantarme volvía hacer que regresara a la cama y no quiero discutir con ella porque sé que ya mucho disgusto le he dado.—Ese doctor quisiera matarlo— le dije a Tobías que estaba delante de mí riéndose de mi desgracia.—Papis no puedes lastimar a alguien que te ayudó a sanar. Además, estoy de acuerdo con la señora Martina, necesitas tomarte un descanso y dejar de andar detrás de tu capricho—comentó con disgusto.—¿Tú también vas a echarle la culpa a Ignacia por lo que me acaba de pasar? No olvides que ese balazo lo conseguí de otra manera y la decisión de no ir a un médico también fue mía, no de ella—le aclaré porque de cierto modo me m
Narrador.Al fin habían pasado dos días en los que Ignacia no ha podido sacar de su mente los besos y caricias que Matías le había dado, pero, alejaba el deseo de tocarse para terminar esa tortura, de querer tenerlo.Ahora miraba el vestido de novia que se encontraba abierto sobre su cama y se tocaba el cuello con su fina mano izquierda pensando en tantas cosas, como en el paso que estaba a punto de dar, en que no sabe qué tiempo tomará pagar esa deuda o si Matías tenía planes de terminar con ese matrimonio en algún momento.No había preguntado nada ni mucho menos quiso saber antes los detalles o él porque Matías la quiere como esposa, por el hecho de que le aterra escuchar algo que no le agrade.«Con lo posesivo que es, tal vez no tenga planes de darme el divorcio» hablaba consigo misma, pero su diálogo interno terminó cuando Luisa entró con una bolsa en las manos.—Ha llegado esto para ti, es de parte de tu futuro esposo— manifestó ella pasándole el bolso de papel decorado que Ignac
Narra Ignacia.Me tensé, no sabía nada de lo que esta señora me estaba contando y me pareció incluso hasta extraño por qué con lo presumido qué es John no me haya contado sobre ese anuncio que hizo.Había pedido a Lu qué se encargaba de llevar todas nuestras cosas a esa hacienda y así lo hizo con la ayuda de Daniel.Conforme iba avanzando en una limusina demasiado extravagante en la que estaba siendo trasladada por Daniel pensaba que John había exagerado con este vestido; estás prendas, maquillaje y peinado.Puesto que estoy segura de que esta boda es una pequeña fiesta íntima donde solo firmaremos el acta de matrimonio y luego, pues nos iremos para su hacienda.—¿Mamita seré una novia, así como lo eres tú? —me preguntó mi princesa con sus ojos bien abiertos, mostrándose maravillada por el vestido de novia al que no dejaba de pasarle la mano.—Claro que sí amor, serás una novia muy bonita—respondí acariciando su carita redonda e Iván que iba del otro lado en el asiento no me quería ni
Narrador.—Irina, yo…, lo siento, me equivoqué, quise llamarte, pero tenía miedo a que me rechazaras —por más que quiso retenerla una lágrima bajó por su ojo derecho, e Irina, levantó su mano libre y la seco sonriéndole.—No tienes por qué disculparte, si hay alguien aquí que ha sido la culpable de todo es Patricia, ella ni siquiera merece estar aquí —dijo Irina mirando con odio a Patricia que estaba sentada en una de las primeras mesas.—Esa mujer es una arpía —Matías se aclaró la garganta, ya que debía evitar que Ignacia le dijera cosas a Irina que no sabe por el hecho de que para ella esa boda es por amor y estaba feliz por su hermana que ha sufrido mucho.—Solo busca a tu verdadera madre, Mariana lo está haciendo también, ella merece a su hija después de que se la arrebataran y tú mereces que tu verdadera madre te dé amor, ahora vamos, cásate con alguien que si te ama —Irina extendió el ramo de tulipanes hacia una Ignacia confundida que miró a Matías con el ceño fruncido y él le a
Narra Ignacia.Su sabor no era ni un cuarto de parecido a lo que esperaba es adictivo, tanto que mis manos pasaron de estar en el aire a posarse en su cara y no sé qué me ocurrió. Pues ya no me importaba ser vista, solo quería que me arrancara este fastidioso vestido y me calmara esta palpitación en mi feminidad inflamada y resbaladiza que lo está esperando con ansias; sin embargo, él se alejó y me sonrió con autosuficiencia, provocando que en medio de mi deseo quisiera darle una bofetada.—Ya son legalmente marido y mujer.—Creo que esta parejita debe irse rápidamente a consumar este matrimonio—, volteé a ver a mi hermana y la vergüenza que sentía era enorme.—¡No ayudas Irina!— ella seguía riendo pícara, y me quedé sin palabras cuando la peli castaña se acercó a mí.—Hermana felicidades.Mariana me abrazó justo como cuando éramos pequeñas y de nuevo esas ganas de llorar me instaron a soltar un par de lágrimas. Nunca fui tan sentimental, pero tenerlas aquí, aunque sea en medio de la