Narrador.Al fin habían pasado dos días en los que Ignacia no ha podido sacar de su mente los besos y caricias que Matías le había dado, pero, alejaba el deseo de tocarse para terminar esa tortura, de querer tenerlo.Ahora miraba el vestido de novia que se encontraba abierto sobre su cama y se tocaba el cuello con su fina mano izquierda pensando en tantas cosas, como en el paso que estaba a punto de dar, en que no sabe qué tiempo tomará pagar esa deuda o si Matías tenía planes de terminar con ese matrimonio en algún momento.No había preguntado nada ni mucho menos quiso saber antes los detalles o él porque Matías la quiere como esposa, por el hecho de que le aterra escuchar algo que no le agrade.«Con lo posesivo que es, tal vez no tenga planes de darme el divorcio» hablaba consigo misma, pero su diálogo interno terminó cuando Luisa entró con una bolsa en las manos.—Ha llegado esto para ti, es de parte de tu futuro esposo— manifestó ella pasándole el bolso de papel decorado que Ignac
Narra Ignacia.Me tensé, no sabía nada de lo que esta señora me estaba contando y me pareció incluso hasta extraño por qué con lo presumido qué es John no me haya contado sobre ese anuncio que hizo.Había pedido a Lu qué se encargaba de llevar todas nuestras cosas a esa hacienda y así lo hizo con la ayuda de Daniel.Conforme iba avanzando en una limusina demasiado extravagante en la que estaba siendo trasladada por Daniel pensaba que John había exagerado con este vestido; estás prendas, maquillaje y peinado.Puesto que estoy segura de que esta boda es una pequeña fiesta íntima donde solo firmaremos el acta de matrimonio y luego, pues nos iremos para su hacienda.—¿Mamita seré una novia, así como lo eres tú? —me preguntó mi princesa con sus ojos bien abiertos, mostrándose maravillada por el vestido de novia al que no dejaba de pasarle la mano.—Claro que sí amor, serás una novia muy bonita—respondí acariciando su carita redonda e Iván que iba del otro lado en el asiento no me quería ni
Narrador.—Irina, yo…, lo siento, me equivoqué, quise llamarte, pero tenía miedo a que me rechazaras —por más que quiso retenerla una lágrima bajó por su ojo derecho, e Irina, levantó su mano libre y la seco sonriéndole.—No tienes por qué disculparte, si hay alguien aquí que ha sido la culpable de todo es Patricia, ella ni siquiera merece estar aquí —dijo Irina mirando con odio a Patricia que estaba sentada en una de las primeras mesas.—Esa mujer es una arpía —Matías se aclaró la garganta, ya que debía evitar que Ignacia le dijera cosas a Irina que no sabe por el hecho de que para ella esa boda es por amor y estaba feliz por su hermana que ha sufrido mucho.—Solo busca a tu verdadera madre, Mariana lo está haciendo también, ella merece a su hija después de que se la arrebataran y tú mereces que tu verdadera madre te dé amor, ahora vamos, cásate con alguien que si te ama —Irina extendió el ramo de tulipanes hacia una Ignacia confundida que miró a Matías con el ceño fruncido y él le a
Narra Ignacia.Su sabor no era ni un cuarto de parecido a lo que esperaba es adictivo, tanto que mis manos pasaron de estar en el aire a posarse en su cara y no sé qué me ocurrió. Pues ya no me importaba ser vista, solo quería que me arrancara este fastidioso vestido y me calmara esta palpitación en mi feminidad inflamada y resbaladiza que lo está esperando con ansias; sin embargo, él se alejó y me sonrió con autosuficiencia, provocando que en medio de mi deseo quisiera darle una bofetada.—Ya son legalmente marido y mujer.—Creo que esta parejita debe irse rápidamente a consumar este matrimonio—, volteé a ver a mi hermana y la vergüenza que sentía era enorme.—¡No ayudas Irina!— ella seguía riendo pícara, y me quedé sin palabras cuando la peli castaña se acercó a mí.—Hermana felicidades.Mariana me abrazó justo como cuando éramos pequeñas y de nuevo esas ganas de llorar me instaron a soltar un par de lágrimas. Nunca fui tan sentimental, pero tenerlas aquí, aunque sea en medio de la
Narra Matias.Ni siquiera miró cuando el camarero puso una copa de licor delante de ella solo la tomó sin mirar que era y mi mano se quedó a mitad de camino porque me parece extraña la manera en la que ese hombre llegó a nosotros, pero, para salir de mi duda agarré disimuladamente su muñeca.—¡Quieta! —le sometí cuando tiró de su mano para que la suelte.—¿Ahora qué soy tu perro o tu muñeca? — me respondió quedándose tranquila y no fue capaz de darse cuenta de que le estaba tomando el pulso.—Lo que elijas ser— respondí soltando su mano de golpe, y me reí por la manera en que me vio.—¡Eres un maldito! ¿Lo sabías? — miré el contenido marrón que olí prevenido y el líquido que me apetecía verterlo dentro de mi no picó para nada; ya había dejado de hacerlo desde hace mucho tiempo, mi garganta está adaptada al picor del whiskey y mi cuerpo a qué lo ingiera como si no hubiera mañana.—Si…, dedícate a comer— le ordené y me volvió a mirar con esos ojos que quisiera sacar con mis propios ded
Narra Ignacia.No sabía si preguntarle a Matías que significa esto, pero con el poco tiempo que llevo conociéndolo sé que es una pérdida de tiempo y de palabras; justamente eso es lo que me asusta, pues él hace tantas cosas que no debería y me parece bastante desconcertante que actúe de esa manera.«¿Cuándo me envolvió tanto que no supe darme cuenta de que posiblemente me haya casado con un demente?» pensé y luego lo miré a los ojos, me sonrió y pasó su mano por mi rostro dejándome oler su aroma masculino.—Sé lo que piensas y soy todo menos un psicópata, no le haré daño a tus polluelos, te lo garantizo— murmuró y me tocó prácticamente leerle los labios.Al menos entendió mi preocupación, por lo que respiré reflexionando que más adelante le pondré a este hombre muchos puntos claros con lo que debe o no meterse referente a mi vida.—Deberías darle un chamaco a este huevón— le sugirió a la tal Claudia y yo me quedé tiesa con la boca abierta y contemplándolo con desconcierto porque cada
Narrador.Ella aun sabiendo que estaba despierto no quiso insistir entendiendo que sigue muy molesto y le dio un beso en la coronilla de la cabeza.Cubrió bien su cuerpo con las suaves sábanas, le expresó cuánto lo ama y salió lentamente, a medida que arrugaba las cejas, ya que estando fuera fue que pensó en las decoraciones de ambos dormitorios.«Están justamente adornadas para ellos» no salía del asombro, cada cosa nueva le causaba más confusión.Fuera de aquellas habitaciones la esperaba India, quién la guío hacia el dormitorio del cual había salido corriendo hace apenas dos días.—¿Señora mis pertenencias están en esta recámara? — indagó nerviosa buscando un pretexto para no ingresar todavía.—Sí señora lo he arreglado todo en su debido lugar, si se le dificulta encontrar algo por favor solo llámame, estoy para servirle— India le habló con mucha amabilidad y luego agregó— puede llamarme por mi nombre, soy India.—Es la única que no me aborrece aquí— creyó que pensaba, pero lo mani
Narra Ignacia.Matías estaba enfadado, sus ojos ardían de rabia y sus mandíbulas se apretaban rítmicamente como si luchara internamente con todos sus demonios que por cierto tienen que ser muchos porque este hombre es la persona más calculadora y malvada que he podido conocer y no sé por qué a pesar de tener eso claro me sigue atrayendo cómo el panal a la abeja. «¿Qué está tratando de hacer?» Pensé confundida. —Odio que me golpeen y te lo advertí— manifestó a través de sus dientes apretados y empezó a dar pasos hacia mí.Comencé a moverme hacia atrás, empujando nerviosamente mis talones del suelo. Se quitó cada botón de la camisa con calma y tras terminar la tiró sobre un diván. Entonces me quedé sin aliento cuando vi sus pectorales fuertes, y de lado izquierdo un nombre tatuado y debajo del mismo un corazón con lo que parece ser una daga clavada, pero a todo esto lo que más me llamó la atención fue verle una venda en el brazo derecho.«Está herido» una parte de mí se preocupó, qui