Narrador.Después de que Matías se calmó un poco, decidió ir a descansar, suponiendo que Ignacia dormía. Puesto que tenía mucho que hacer al día siguiente; viajes que preparar, e indagar quien era la persona detrás de la reciente amenaza recibida. Debía investigar su procedencia, ya que no le conviene tener enemigos fantasmas que no pueda controlar, y ese hombre que aún sigue en su calabozo siendo torturado se niega a delatar a su líder.—Un hombre así de leal es lo que necesito en mi cártel…, lástima que sea del bando contrario— habló solo frunciendo los labios, mientras caminaba por el pasillo que da a la habitación.—¿Le pegaste a esa mujer? — Su madre lo sacó de concentración cuando interrumpió su andar. Irritado le dedicó una mirada que dejaba ver su molestia y es que odia que lo sorprendan de esa manera, ya que su instinto es defenderse.—Sabes que no soy tan ruin. ¿O me has criado para pegarle a las mujeres? — Martina negó a su pregunta y aunque no quiere a Ignacia en la vida
Narrador.Se cambió el pantalón mojado por otro seco y se cubrió el torso con un suéter, luego fue a la cocina a la que muy pocas veces ha entrado, ya que siempre pide que le sirvan las chicas de servicio.Buscaba como loco descontrolado algo caliente que le ayudará a sacar un poco el frío del cuerpo de su amada.Y cuando estaba a punto de crear una banda musical con ollas y platos sonando por toda la casa lo único que vio que podía servir por el momento para calentar el cuerpo de su esposa fue leche de almendras.La agarró de la nevera viendo que está mucho más fría que el cuerpo de su capricho, de modo que tomó una olla y puso a calentar un poco.Aunque hubiera sido más sencillo usar el microondas no le gustaban esos aparatos, de cierta manera se acostumbra a lo cotidiano porque se dice a sí mismo que la comodidad cuesta. Es un lema extraño que tiene como si conservara un miedo intenso de olvidar quién era y los estragos negativos que ha provocado el dinero, y el poder, en su v
Narra Matías.Todavía parezco un puto adolescente, aún teniéndola en mi cama la sigo deseando y me controlo porque no está bien, aunque no debería ser tan piadoso con ella porque no se lo merece, pero esa parte de humanidad que aún queda en mí no me deja tomarla en esas condiciones además de que no quiero que por ningún motivo piense en ese bato de Sebastián. Quiero que cada vez que me clave en ella me vea a los ojos y sepa qué soy yo quien la folla, el hombre que más aborrece y debe estar odiando en estos momentos por haberla orillado a este matrimonio que ella aceptó suponiendo una cosa y le ha salido otra.Aunque aborrezco el onanismo, me tocaba masturbarme si quería acostarme sobre esa cama sin irme encima de mi capricho como lobo en celo, de modo que con mi mano izquierda acaricié la extensión de mi miembro. Mi calentura era insoportable, mi verga estaba totalmente dura y una sensación extremadamente placentera surgía desde ella conllevándome a cerrar los ojos e imaginar que n
Narrador.Su limitación a expresarse como quiere no es para evitar que el niño aprenda a decir palabras obscenas, sino para que no le tome la misma desconfianza que tiene Camil. Por el hecho de que piensa que sí obtiene el cariño de los niños a Ignacia se le hará imposible echarla de ese lugar. Considerando que ella con el tiempo se ha vuelto una sentimental, supone que le tomará pena. «Tengo que fingir ser la abuela más linda y la madre cariñosa» Pensó con desagrado pareciéndole irritante tener que aguantarse a los niños y a Ignacia que ya no le agrada como antes cuando era más manipulable. Esa mañana había ido al despacho de Matías para que le diera la cantidad de dinero acordada, pero, se llevó la sorpresa de no encontrarlo y quiso ingresar, no obstante, estaba cerrado con llave. «Si tan solo pudiera entrar» su ambición desmedida le conllevaba a suponer que dentro podía encontrar mucho dinero. Quiere tener una segunda salida para sí no logra convencer a Ignacia poder vivir có
Narra Ignacia.No recuerdo la última vez que dormí siendo arrullada, sintiendo el calor de otro cuerpo, y aunque quiera negarlo no puedo mentir, debo aceptar que se siente bien. Y más como esos dedos suaves con un aroma que me encanta me acariciaban el rostro con lentitud, tanto peinaba mi cabellera como delineaba mis cejas y mis labios.«Qué rico se siente» manifestó la voz de mi conciencia. —Que debo hacer contigo capricho, me duele que te lastimes de este modo por no querer estar a mi lado— lo escuche soltar un suspiro, pero no me pareció que fuera de frustración, sino que me parecía desilusionado. —Sigues rechazándome con tus gestos, y con eso solo logras que te tenga más rencor— lo escuché decir en voz baja.Me debatía entreabrir los ojos y responderle que no soy tan cobarde para dañarme a mí misma, solo para no pagar por mi culpa con él, pero decidí quedarme callada, y sin querer solté un suspiro.—Sé que estás despierta, abre los ojos— me ordenó con voz pausada, y cuando lo
Narrador.Matías estaba tan furioso porque ella a pesar de todo se atreve a confesar ese hecho que en vez de disminuir su resquemor solo le hacía más presión en las heridas. «¡Qué descarada!» otro en su lugar hubiera sentido que le aumentan el ego, pues es un orgullo para hombre escuchar que una mujer le confiese que la ha hecho conocer el placer. No dudaba de sus palabras debido a que se daba cuenta de que no le estaba engatusando, y aunque no sabía por qué tenía esa certeza igual quería que fuese mentira porque le causaba más amargura que ella aun sintiendo todo lo que ha dicho no fue capaz de darle una oportunidad. Se sintió minimizado al entender que si su plan de conseguir dinero siendo un traficante hubiera tenido éxito igual todo habría sido en vano, ya que ahora entendía que de todos modos Ignacia nunca lo habría elegido.«Duele como un demonio» no paraba de andar en círculos y una opresión en su pecho le imposibilitaba respirar. «Todo por nada, ¡qué estúpido era!» se dijo
Narrador.Lo inevitable llegaba por ambas partes; la presión de sus manos en ella, sus embestidas y sus susurros acabaron con su cordura y un gemido de placer salió de su boca. Cuando terminó lanzando dentro de ellas choros punzantes de su semen la volvió a tomar por el cuello, —no vuelvas a marcarme, de este modo— se señaló la mordida, — si es tu manera de sentir que no te humille, déjame decirte que yo siento todo lo contrario, te doblegue tanto que no eres capaz de rogar por clemencia por qué sabes que no la mereces.—Tú eres el que tienes complejo de perro y si no te gusta estar marcado no me hagas lo mismo. No le hagas a otro lo que no te gusta que te hagan. Ella sonrió victoriosa tomándole el gusto al juego de Matías, quien quedaba cada vez más incrédulo, bueno si sabe que ella es una mujer que se torna rebelde, pero suponía que estaría destruida después de lo de anoche y ahora con todo y estar pálida y enferma lo había hecho follarla contra la pared. «La mordí y me mordió» n
Continuación:Narra Matías—Nada…, acabo de entrar— el miro hacia las puertas, terminé mirando junto a él dándome cuenta de que Daniel las había dejado semiabiertas.—¡Qué bueno, morro!, pero cuando un hombre quiere dialogar con otro, de macho a macho con pelo en el pecho no se esconde, llega de frente mostrando valentía.—Ahora salga de ahí y dígame en qué lo puedo ayudar—, me gustaría verlo usando un sombrero y bota de vaquero, se ve guapo el muchacho.«Pelinegro» no sé por qué mi cabeza me llevó a dudar que el muñeco con pelo de maíz de Sebastián tenga vela en este entierro, para mí que mi capricho le ha jugado chueco, pero eso no son mis problemas o tal vez esté equivocado.—Divórciese de mi mamá, ella es la mujer de mi papá Sebastián y no quiero que esté con usted— me quedé sin palabras por unos segundos y Daniel alzó las cejas. Agradezco que no sea Tobías el que esté aquí en este momento.—¿Qué me darás a cambio?—Lo que usted quiera, pero debe dejarla, ella está tonta, por eso