Narrador.Patricia tuvo que pararse a orinar y cuando se sentó en el inodoro vio que su sangrado estaba aumentando.Había pasado de ser una simple secreción, si no que cada día aumentaba donde ella había dejado de menstruar, puesto que son muchos años que han pasado desde su menopausia debido a que al no tener hijos ese ciclo le llegó joven. Cuando se iba a poner de pie para lavarse, un dolor acalambrado le atravesó el vientre y cayó al piso, emitiendo un fuerte quejido lamentoso.—¿Crees que ese es otro truco de esa mujer para que la dejen salir?— le preguntó uno de los hombres a los otros dos que estaban de turnos allí, vigilando a Patricia.—Es dramática pero ese ruido sonó como cuando algo cae, vamos a ver— solicitó el más humanitario de los tres que siempre se ponía a dialogar con ella a través de la puerta.—Tienes un corazón de vieja, esa mujer sabe como engañar—, se quejó el más rudo que estaba hastiado de ir a vigilar a esa mujer cuando él quería estar al lado de su jefe,
Narrador.«La señorita dulzura se enfada de mala manera», se burló observándola y aunque no ha pasado más que esas simples palabras con ella saber que ya no quería hablarle le hizo sentir un poco de inquietud, cómo si supiera que estaba perdiendo a alguien importante.Se acarició la barbilla quedándose pensativo, «no debería importarme», se dijo para controlar sus emociones, que se avivaron por una completa desconocida.En cambio, Matías estaba en su despacho sopesando en cómo decirle a Ignacia que Patricia ha sido desahuciada por los doctores al determinar que está enferma con cáncer uterino. A pesar de saber que ella estaba furiosa con Patricia igual no sabía cuál sería su reacción porque sin importar lo que ha pasado para Ignacia Patricia fue una figura materna desde que tenía uso de razón, y aunque ella diga odiarla igual sabe que es imposible.—Paguen todos los gastos y déjenla allí para que la atiendan los especialistas, ya no hay la necesidad de vigilar— le indicó a su emplea
Narrador.Con los hombros decaídos y pidiendo a Dios que no suceda nada, vencido por la terquedad de su viejo, Matías pidió a Daniel por medio de un gesto que le entregará el chaleco que Federico había solicitado.—Pero papis John no eres de lo que simplemente aceptas que te lleven la contraria. ¡Esto es muy peligroso para tu viejo! — refunfuñó Tobías con temor porque sobre todo le tiene mucho afecto a Federico.Y aunque estaba feliz porque después de tanto tiempo sin poder salir a una misión solicitada por su patrón, que al fin lo dejaba participar en algo importante, igual no se quedaría en silencio.«Ignacia, mis hijos y mis padres son las únicas personas que me han podido llevar la contraria y debo tragarme las ganas de explotar» respondió a la queja de Tobías en un pensamiento sin atreverse a pronunciar esas palabras.—Si no quieres ser tú, quien se quede cuidando las camionetas te va a callar hasta que todo esto finalice— le reprendió descargando la frustración que le provoca
Narrador.Matías no se detuvo en ese solo rescate, sino que esa misma madrugada fue a la choza de la que había hablado Alexis para terminar también con el otro repugnante negocio. Logrando darle un golpe descomunal a Az, quien debe distribuir su propio producto por falta de distribuidores y de clientes que son peces grandes como los que él tiene, pero que en el pasado eran de Az.—Es momento de sacarte provecho Gerald, te daré algo que te mantendrá ocupado recibiendo honores— habló Matías poniendo en su aparato celular una tarjeta de red desechable y llamó a su primo, usando un distorsionador de voz para pasarle la ubicación de donde saldrían los hombres que trabajan para Az; esos que se han metido en el túnel y los cuales posiblemente la explosión no los llegó a matar. No era de usar a la DEA en sus asuntos, pero el otro lado del túnel quedaría abierto y cualquier aprensivo como Az lo podría volver a abrir para volver a ponerlo en uso de modo que necesitaba que la DEA lo cerrara e
Narrador. Analizando si esa llamada desconocida era factible para informarle a su jefe o de paso no se arriesgaba a que fuera una desinformación de alguien queriendo jugarle una mala broma o buscando despistarlos para mantenerlos ocupados y reflexionó que si fueran ciertas sus dudas eso lo haría perder prestigio con su jefe y colegas. Pero en cambio, de no tener razón también no cumpliría con su deber al no informar.—Esto tiene que ver contigo Matías estoy seguro y te voy a agarrar—aseveró sin perderlo de vista. Más tarde Ignacia se quedó perpleja cuando agarrada de la mano de Matías atravesaba un depósito donde habían personas empacando un producto que ella, aunque nunca lo había visto personalmente si tenía la noción de lo que era.—Matías, tú…, — no encontraba las palabras correctas para preguntar, solo se sentía pequeña mientras todas esas personas la miraban con interés.—Si, Ignacia, me querías conocer, esto es lo que soy y por el dinero no es nada para mi. — A ella se le a
Narrador.Sebastián no sabía qué hacer, aunque estaba muy convencido de que Matías había sido el causante de todo no tenía prueba de nada, simplemente había llamado a Ignacia para meterle terror psicológico, y era lo único que podía hacer.—Al menos queda el seguro que podrá ayudar— manifestó Claudia sintiendo alivio y nervios a la vez.—No tenía nada asegurado, deje vencer la póliza hace un tiempo, tenía demasiada pérdida como para andar pagándole a una aseguradora— le expuso con disgusto y lamentándose de no haber tenido todo en orden porque al menos eso ayudaría, pero ahora estaba sin nada. En cambio, Claudia se cubrió el rostro con ambas manos viendo que ahora estaba peor que al principio.—¡¡Eres un pedazo de inútil!!— Lo insultó histérica aprovechándose de que Sebastián se nota derrotado: — al menos dime que de ese dinero qué te entregó Matías tienes parte guardado en el banco.— Ella claramente sabía que él había dejado una gran parte de ese dinero en la caja fuerte de su ofic
Narrador.Ignacia, seguía reflexionando sobre el asunto del que había dialogado con Matías y sintiendo que necesitaba desahogarse para disipar sus dudas, fue en busca de Luisa, quien se encontraba en medio de una videollamada con Enso.—Enso cariño ha llegado Ina te llamaré más tarde o puedes llamarme tú para no interrumpirte si estás ocupado— le dijo ella con voz cargada de cariño.—Está bien hermana— expuso el muchacho con una sonrisa radiante y en cuanto vio a Ignacia agitó la mano mostrándose tan amigable como de costumbre. — Hola Ina me has abandonado, quiero que me visiten junto a los pequeños, los extraño mucho a todos ustedes— pidió sin reflejar su tristeza, pero, aunque estaba haciendo lo que amaba, tener tanto tiempo lejos de las personas que reconoce como a su familia lo hace querer salir corriendo y abandonarlo todo.—Mira, no es mala idea, necesito ir a misa, aquí siento que me ahogo. —Respondió Ignacia dándose cuenta de que tenía mucho sin visitar el templo, aunque no es
Narra Matías.«Convéncete Matías, no olvides que amas a una mujer que no será capaz de dar nada por ti» me expliqué a mí mismo mientras iba de camino a ver a mis hijos, ya que por estar sumergido en mis problemas me he olvidado de todo incluyéndolo a ellos, y no debe ser así.—Primo muchas gracias por la información que me has pasado. — Me interrumpe Gerald y me pregunto a mí mismo porque no agarro a este malandro y lo envío a darle cuentas al diablo, así me lo quitaré de encima.«Mi madre adora a Soraya y sentiría mucha desilusión de mí si le hiciera daño a este huevón» me recalca la voz de mi conciencia, esa que hasta hace poco creía no tener, pero muy en el fondo soy tan débil como odio serlo.—¿De qué hablas? — le pregunto con aturdimiento fingiendo que no entiendo nada de lo que me dice.«¡Cabrón el rey del engaño soy yo!, te haré creer que me tienes y cuando menos te lo esperes verás que en realidad tus manos están más vacías que al principio» me burlaba de él a mi modo sonriend