Arion empujó la puerta del dormitorio y tomó a Eton, abrió también la del balcón y la empujó para que ella cerrara con cuidado, sentó al niño a un lado por un momento para que lo esperara cerca a la barandilla y que se colocara de espaldas a los cristales para evitar que el humo los golpeara.—Escúchame bien, te voy a bajar, vas a sostenerte de mi espalda con fuerza, no vayas a soltarte —el niño asintió en silencio, se veía nervioso—. Todo saldrá bien.Arion lo bajó, se agachó y Eton lo subió a cuestas, con cuidado de no lastimarlo, pero el niño le pegó con fuerza sus brazos al cuello para no caer. Por fin el hombre empezó a descender despacio, respiró profundo, era una sensación agobiante, pero sabía que debía mantenerse concentrado. Sus manos sudorosas intentaban agarrar el metal con fuerza, sus pies trataban de buscar un apoyo seguro. El aire caliente y lleno de humo lo ahogaba, estaba cada vez más difícil respirar.Al llegar al segundo piso sintió que Eton se movía—. ¡No te muevas
Arion le contó a Maya todo lo que había pasado, desde el doloroso momento del incendio hasta la muerte de Lazie. Maya escuchaba atentamente, mientras luchaba por contener las lágrimas ante el hondo dolor que percibía en él, y después en su hijo Eton, cuando conversó con él.Así que Maya decidió viajar a Atenas para apoyar a Arion y a Eton tras la trágica pérdida de su pequeña amiga Lazie.«Voy para allá».—No te preocupes amor, no es necesario que vengas, sé que no te gusta estar en Atenas y no quiero obligarte a que hagas algo que no te gusta —dijo no queriendo preocuparla. «¿Cómo crees qué los voy a dejar solos en este momento? Sé cuánto significan esos niños para ti y para Eton, necesitas de un apoyo y no estoy dispuesta a dejarte solo».—Está bien mi amor, gracias —voy a enviar por ti cuando llegues a Atenas.Se despidieron, y cinco horas después estaba Arion y el pequeño Eton, en el aeropuerto recibiendo a Maya y a Fénix, ella los vio y los abrazó, ambos tenían los ojos rojos.
Mientras Arion seguía dormido, Maya salió de la cama y se asomó en el balcón, parecía que no iba a poder conciliar el sueño esa noche, la preocupación no la dejaba, empezó a pensar en lo que debía hacer, debía informar al detective lo que había descubierto… si Leonor y Andrade eran primos, entonces eso explicaría la forma de como este llegó a Arion. Su cabeza era un cúmulo de hipótesis, porque siempre creyó que a Leonor la movía la envidia, su madre casi nunca se paraba en su casa… comenzó a recordar y eran contadas las veces que la invitaba a ir a visitarla, decía que era por la forma como su padre la trataba.Por otra parte, Andrade era doce años mayor que ella, por lo cual mientras ella tenía entre catorce y quince, que fue la edad cuando se hizo amiga de Leonor, el debió tener entre veintiséis o veintisiete años, pero nunca lo vio, probablemente allí debieron saber que era hija de Arantxa, quizás de allí se origine la enemistad, no podía estar segura hasta que no se encontrara fre
Arion se quedó serio sin palabras, la noticia había sido un duro golpe para él, sin embargo, su determinación era inquebrantable, y no iba a permitir que nada ni nadie arrebatara a los niños que había amado como si fueran sus propios hijos.En ese momento Maya intervino, y el hombre al escucharla agradeció que ella hubiese llegado a Atenas y lo estuviera acompañando en ese momento.—No entiendo ¿Qué razones da el tribunal? Esos niños no conocen más familia que Arion, vivían en situación de abandono antes de que él se hiciera cargo, ¿Cómo les va a parecer a ellos mejor para esos pequeños que se queden en una fundación o fría institución en vez de tener un cálido hogar? Si es por el fallecimiento de Lazie, no fue culpa de nosotros que alguien inescrupuloso incendiara la casa… pídame una cita con el juez de menores… quiero hablar con él sinceramente.El abogado vio a Arion y este asintió.—Entonces, déjame hacer unas llamadas y les informo —dijo el abogado saliendo del despacho.—Gracias
—Amor, por favor… debes estar bien, estamos juntos y no nos vamos a separar —se esforzó por decir mientras una de las chicas a cargo de los niños llamaba pidiendo una ambulancia.Arion la tomó en brazos y salió a la calle, para esperar a que la ambulancia llegara, mientras Maya estaba inconsciente, él sentía una gran angustia, temía que se le estuviera escapando. No tardó mucho tiempo para que llegara la ambulancia, mientras la trasladaban Maya salió del estado de inconsciencia, ella comenzó a recuperarse y con gran esfuerzo consiguió abrir los ojos y ver a su esposo, a quien le mostró una sonrisa, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.—No te preocupes, estoy bien… quizás me encuentre un poco estresada mi amor, pero no tienes nada que temer… no te voy a dejar, ahora que somos tan felices juntos —dijo ella con voz suave, tomándolo de la mano y uniendo los dedos con los suyos.—¿Sabes que te amo? ¿Verdad? —dijo el besando su frente, al mismo tiempo que emitía un suspiro.—Lo s
—Papadakis —dijo Dalia su nombre en un susurro, llevándose la mano a la boca sorprendida, no se había esperado esa proposición.Ella nerviosa miró a los chicos, quienes esperaban su respuesta y a Papadakis que seguía de rodillas frente de ella, Dalia sentía que su corazón se aceleraba de alegría y emoción. Siempre había soñado con tener una familia maravillosa y cariñosa, y ahora parecía que sus sueños estaban a punto de hacerse realidad.Mirando a los ojos del hombre, pudo ver su profundo amor y su deseo de que estuvieran juntos para siempre como una familia. Luego se inclinó y colocó sus manos en el cuello, dándole un prolongado abrazo, sintiendo su calor, oliendo su aroma a limpio y acariciando su cabello, se apartó un poco de él y pronunció.—Si acepto —dijo y enseguida una explosión de alegría se escuchó en la cocina, los niños empezaron a gritar y a saltar, a hacer cálculos para ver cuando la boda podría ocurrir.—¿Qué ropa me voy a poner? Debo ir a comprarme algo, pero no está
Un mes después, el jardín de las dos grandes mansiones de los Aetón era el escenario perfecto para la boda de Dalia y Leonardo Papadakis. Mientras la novia se arreglaba nerviosa en su habitación, preguntó a Maya con timidez.—¿Me veo bien? —inquirió y Maya asintió.—¡Te ves realmente hermosa! ¡Toda una reina! —exclamó Maya sin ocultar su entusiasmo.Las dos mujeres habían forjado una gran amistad, a pesar de la desconfianza mostrada al principio por Maya, quien debido a sus experiencias del pasado era reacia a aceptarla, pero poco a poco Dalia le mostró su lealtad y ella pudo darse cuenta de que era una mujer humilde, sincera, y que una persona capaz de amar y tenerle paciencia a los niños como ella lo hacía, no podía ser mala y allí fue cuando se permitió confiar.—La primera vez no fue un matrimonio así… fue sencillo, pero emotivo… esta vez es diferente… aunque te confieso que me siento mal ¿Estaré haciendo bien, casándome otra vez? ¿Será esto una traición? ¿Tengo derecho a ser feli
Los días fueron pasando, estos se convirtieron en semanas, meses y años, los pequeños gemelos Aetón, tenían ya tres años de nacidos, y eran los más consentidos del hogar, durante todo ese tiempo las cosas habían sido complicadas, muchas cambiaron, una de ellas es que Dalia, se había alejado de ellos, había regresado a Atenas y había dejado a Leonardo… era una larga historia… que quizás pudieran contarla luego, Papadakis, aunque seguía manteniendo amistad con ellos y cuando podía los visitaba, se había enfilado a un grupo de mercenarios liderado por Flavio Colombo, uno de los hombres más letales en ese medio, según se decía que no tenía corazón, nunca se enamoraba de nadie, porque decía que no haría sufrir a ninguna mujer porque su sangre estaba maldita.Arion se acercó a su esposa quien no quería levantarse, cuando lo vio a él hacerlo, ella se giró y le dio la espalda.—Esposa, no seas perezosa… levántate —le dijo besando su hombro, mientras ella bostezaba.—Te juro que no puedo, los