—Amor, por favor… debes estar bien, estamos juntos y no nos vamos a separar —se esforzó por decir mientras una de las chicas a cargo de los niños llamaba pidiendo una ambulancia.Arion la tomó en brazos y salió a la calle, para esperar a que la ambulancia llegara, mientras Maya estaba inconsciente, él sentía una gran angustia, temía que se le estuviera escapando. No tardó mucho tiempo para que llegara la ambulancia, mientras la trasladaban Maya salió del estado de inconsciencia, ella comenzó a recuperarse y con gran esfuerzo consiguió abrir los ojos y ver a su esposo, a quien le mostró una sonrisa, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.—No te preocupes, estoy bien… quizás me encuentre un poco estresada mi amor, pero no tienes nada que temer… no te voy a dejar, ahora que somos tan felices juntos —dijo ella con voz suave, tomándolo de la mano y uniendo los dedos con los suyos.—¿Sabes que te amo? ¿Verdad? —dijo el besando su frente, al mismo tiempo que emitía un suspiro.—Lo s
—Papadakis —dijo Dalia su nombre en un susurro, llevándose la mano a la boca sorprendida, no se había esperado esa proposición.Ella nerviosa miró a los chicos, quienes esperaban su respuesta y a Papadakis que seguía de rodillas frente de ella, Dalia sentía que su corazón se aceleraba de alegría y emoción. Siempre había soñado con tener una familia maravillosa y cariñosa, y ahora parecía que sus sueños estaban a punto de hacerse realidad.Mirando a los ojos del hombre, pudo ver su profundo amor y su deseo de que estuvieran juntos para siempre como una familia. Luego se inclinó y colocó sus manos en el cuello, dándole un prolongado abrazo, sintiendo su calor, oliendo su aroma a limpio y acariciando su cabello, se apartó un poco de él y pronunció.—Si acepto —dijo y enseguida una explosión de alegría se escuchó en la cocina, los niños empezaron a gritar y a saltar, a hacer cálculos para ver cuando la boda podría ocurrir.—¿Qué ropa me voy a poner? Debo ir a comprarme algo, pero no está
Un mes después, el jardín de las dos grandes mansiones de los Aetón era el escenario perfecto para la boda de Dalia y Leonardo Papadakis. Mientras la novia se arreglaba nerviosa en su habitación, preguntó a Maya con timidez.—¿Me veo bien? —inquirió y Maya asintió.—¡Te ves realmente hermosa! ¡Toda una reina! —exclamó Maya sin ocultar su entusiasmo.Las dos mujeres habían forjado una gran amistad, a pesar de la desconfianza mostrada al principio por Maya, quien debido a sus experiencias del pasado era reacia a aceptarla, pero poco a poco Dalia le mostró su lealtad y ella pudo darse cuenta de que era una mujer humilde, sincera, y que una persona capaz de amar y tenerle paciencia a los niños como ella lo hacía, no podía ser mala y allí fue cuando se permitió confiar.—La primera vez no fue un matrimonio así… fue sencillo, pero emotivo… esta vez es diferente… aunque te confieso que me siento mal ¿Estaré haciendo bien, casándome otra vez? ¿Será esto una traición? ¿Tengo derecho a ser feli
Los días fueron pasando, estos se convirtieron en semanas, meses y años, los pequeños gemelos Aetón, tenían ya tres años de nacidos, y eran los más consentidos del hogar, durante todo ese tiempo las cosas habían sido complicadas, muchas cambiaron, una de ellas es que Dalia, se había alejado de ellos, había regresado a Atenas y había dejado a Leonardo… era una larga historia… que quizás pudieran contarla luego, Papadakis, aunque seguía manteniendo amistad con ellos y cuando podía los visitaba, se había enfilado a un grupo de mercenarios liderado por Flavio Colombo, uno de los hombres más letales en ese medio, según se decía que no tenía corazón, nunca se enamoraba de nadie, porque decía que no haría sufrir a ninguna mujer porque su sangre estaba maldita.Arion se acercó a su esposa quien no quería levantarse, cuando lo vio a él hacerlo, ella se giró y le dio la espalda.—Esposa, no seas perezosa… levántate —le dijo besando su hombro, mientras ella bostezaba.—Te juro que no puedo, los
La doctora le explicó los pros y contras de interrumpir el embarazo, pero ella insistía en que quería hacer eso.Al final Maya le pidió a la doctora que por favor le colocara una cita, porque quería someterse a un procedimiento para interrumpir el embarazo lo más pronto posible, se la dieron para dentro de los dos días siguientes.Salieron del consultorio y subieron al auto, pero Maya se dio cuenta de que Arion estaba muy taciturno, no había dicho nada desde que salieron del médico.—Arion, ¿te encuentras bien? —preguntó ella y él asintió con la cabeza.—Sí… solo estoy un poco agotado.—No es eso, te conozco, es que no quieres que interrumpa el embarazo ¿Verdad? —inquirió ella sin dejar de verlo.—¿Qué harías si no estuviera de acuerdo contigo? —preguntó Arion a su esposa para sorpresa de ella.—No lo sé… quizás lo tendría —dijo ella con un suspiro.—Yo… —hizo una pausa tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Yo acepto tu decisión y prometo apoyarte… entiendo tu miedo, pero no
Los meses fueron pasando, el embarazo de la pequeña Lacie, no le produjo ningún otro malestar a Maya, porque después de los primeros días no tuvo ningún otro síntoma, si no fuera por el bulto en su vientre, ni siquiera hubiera pensado estar embarazada. A diferencia de los gemelos, esta vez sí quisieron hacer el eco del bebé, por eso ya sabían que era una nena y estaba en perfectas condiciones.Los niños la esperaban felices, le quisieron decorar su habitación ellos mismos, Dionisio y Diógenes, le hicieron un mural en las paredes, se trataba de un castillo con una princesa sonriente con su cabello suelto al viento y un príncipe que llegaba a buscarla. Todos estaban emocionados, ellos decían que Lacie se merecía lo mejor, incluso en su inocencia, decían que Dios, les había mandado de nuevo a Lacie como su hermanita.Maya estaba en el jardín y se acariciaba la panza, con un poco de remordimiento, no había día en que no le pidiera perdón, y le dijera que la amaba.—Lo siento mi niña, mamá
Empezaron la búsqueda de la niña, y esos fueron los peores momentos de angustia que la familia Aetón pudo vivir, mientras Arion se incorporaba a la búsqueda, Maya se quedó en la casa pendiente de alguna llamada de alguien que pudiera decirles el paradero de su hija.Se sentó en la sala sin poder contener las lágrimas producto de la tristeza de su corazón. El resto de los niños no la dejaron sola, se sentaron en el piso alrededor de ella con sus miradas tristes.El primero en interrumpir el silencio fue Eton.—Mamá, ¿Vamos a perder otra vez a esta Lacie? —interrogó el niño con sus inocentes ojos llenos de miedo.Ella no lo sabía, pero quería creer que su hija estaría bien, la vida no podía ser tan cruel con ella, para quitársela cuando ella había decidido tenerla y amarla.—Va a aparecer tu padre la traerá sana y salva… solo nos queda esperar y pronto la tendremos en nuestros brazos.Entretanto, Arion se sumó a la búsqueda con la policía, de hecho, llamó a Guido y a Felipe, con quién h
—¡Lacie! —gritó y como si fuera un eco a su grito, se escuchó un gran estruendo, al mismo tiempo que se detenía un camión.No podía dar crédito a lo que veían sus ojos, se estaban llevando a la pequeña Lacie y no podía hacer nada para detenerlos.—No, no, por favor, dejen a la niña, por favor, por favor, no se la lleven —suplicaba, pero las personas enmascaradas subieron al auto y finalmente perdió la consciencia y los ojos se le cerraron.*****La pequeña Lacie no dejaba de llorar, mientras era llevada por esa mujer, sintió una arcada al ser cubierta por esa manta con olor a rancio.—¡Cállate mocosa! Si no lo haces te voy a cortar la lengua —amenazaba la mujer furiosa.La niña trataba de contener el llanto, pero no podía.—Quiero a mi papi, a mi mami, y Joaquín y Aura, a Eton y todos mis hermanos —sollozó, pero Leonor no sentía ni siquiera un poco de compasión por la pequeña.—Pues lamento decirte que vas a tener que seguir llorando porque nunca jamás lo vas a volver a ver ¿Sabes por