—Maya, deja a nuestro hijo… no es que me prefiera a mí, sino que está preocupado por mi salud y porque no me había visto ¿Verdad hijo?—Si es eso… te he extrañado mucho papá, ya quiero que regresemos a tu casa los cuatro, mi hermanita muy linda, mi mamá, tú y yo —le dio un beso a su padre y después se giró hacia su madre y la abrazó provocando una inmensa alegría en ella.—Yo también quisiera irme, no me gusta la idea de estar acostado aquí, sin poder ir a algún lugar —respondió Arion y Maya protestó.—Lástima que no podrás irte hasta que estés bien —pronunció ella acercándose y abrazándolo.Conversaron un rato más con el pequeño Eton hasta que lo fueron a recoger, pero el niño se fue molesto porque se quería quedar con ellos y Arion debió convencerlo.—Debes irte a cuidar de tu hermana Fénix, además, de quedarte aquí puedes contagiarte de algún virus y enfermarte, entonces te dejarían aquí y no podríamos jugar cuando yo salga.Ante las palabras de su padre, el pequeño aceptó irse y e
Llegaron a la casa una mansión, ubicada en las afueras de la ciudad, con un amplio jardín y un estanque. Ella no pudo evitar sentirse emocionada, por un momento no dijo nada al ver ese nombre allí, pero eso le daba un indicio de cuán importante era para Arion. Quiso tratar de quitarle importancia y le dijo.—Seguro le mandaste a cambiar la tablita del nombre cuando supiste que yo venía —dijo para pullarlo y él soltó una carcajada.—¿En qué momento iba a hacer eso? Si quieres pruebas te las doy —pronunció mientras la tomaba de la cintura y entraba con ella. Ambos entraron con los dos pequeños en brazos, la mansión, era de dos plantas, decorada con muy buen gusto, color turquesa en los muebles y azul pastel en el borde del escritorio, muy acorde a la personalidad de ambos. En los pisos había alfombras color crema, los suelos eran de madera y algunas de las paredes estaban pintadas de blanco. El piso superior tenía tres habitaciones y el principal, además en el piso inferior tenía vari
Maya se quedó sin palabras, no podía creer lo que estaba pasando. Lo único que quería hacer era gritar "¡Si!, ¡por supuesto!" Pero en lugar de eso, se tragó saliva y dijo:—Arion, yo... no sé qué decir. Esto es impresionante, jamás pensé que tendrías este detalle, sobre todo si consideramos que ya estamos casados y…—Voy a decirte algo Maya… nunca es suficiente para demostrarte cuanto te amo… por mí nos podemos casar cada año si tú así lo deseas. Y si mi trato no es suficiente para que te abras a mí y confíes en mí, entonces significa que no me estoy esforzando mucho y debo hacerlo… te amo profundamente y quiero todo contigo, tu amor, tu amistad, complicidad.Ante la declaración de Arion, las lágrimas de la chica empezaron a rodar por sus mejillas, y él las enjuagó suavemente.—Por favor, no llores, mis palabras no son para ponerte triste, sino feliz —habló con preocupación.—Arion, no estoy llorando de tristeza, sino de felicidad… todo esto me parecía tan lejano, que estar viviéndolo
Estiró su cuerpo y giró su rostro para observarlo, su piel bronceada iluminaba el cuarto, era una visión de ensueño y su rostro era el de un ángel.El hombre a su lado se movió, y ella sintió como su brazo se deslizaba por su cintura. Después, los dedos de Arion comenzaron a recorrer su espalda suavemente y su mano deslizó suavemente un mechón de cabello que había caído sobre su rostro.Ella levantó la cabeza y besó su pecho, arrastrando su lengua por su piel. Arion la tomó de la barbilla y la miró a los ojos, ella se sonrojó al ver la intensidad de su mirada; esa mirada la hacía sentir más que nunca que en realidad estaban hechos el uno para el otro.—Buenos días, amor —susurró Arion, sonriendo.Maya le devolvió una sonrisa radiante, e inconscientemente juntó sus cuerpos con los de él.Arion la observó, sus ojos ardían con una intensidad sobrehumana.—Mmmm... ¿En qué estás pensando, amor? —le preguntó ella con dulzura, besando de nuevo su pecho desnudo, mientras las manos de él recor
La joven familia, Aetón Sinclair, estaba en proceso de adoptar veinte niños de diferentes condiciones pertenecientes a la fundación que llevaba el nombre de su hijo. La pareja estaba comprensiblemente nerviosa por asumir esta enorme responsabilidad, pero sabían que era lo correcto.Querían dar a estos niños un hogar cariñoso y proporcionarles todas las oportunidades que se les habían negado en sus jóvenes vidas.No podían olvidar, ella cuando estuvo prácticamente desamparada sintiéndose impotente con un niño enfermo y él porque aprendió cuando los creyó muerto, que debía ayudar a los demás, que venir a la vida tiene más que un propósito de atendernos y satisfacernos a nosotros mismos, sino también a ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades.Sentía que era una deuda que tenía con ellos, porque habían estado allí para él, dándole un nuevo impulso en su vida. Mientras terminaba de ordenar sus cosas y las de Eton, para viajar a Atenas a realizar el proceso de adopción, porque
Arion dudó, se encontraba en una disyuntiva, por una parte, veía que no era conveniente, sabía cuáles eran los sentimientos de Delia por él, y si la aceptaba eso le podría traer problemas con Maya, por nada del mundo quería que alguien se interpusiera entre ellos, demasiado le había costado la felicidad para ponerla en riesgo.—Lo siento Delia… no puedo llevarte conmigo a Londres… los dos sabemos cuáles son tus sentimientos hacia mi… no puedo arriesgar la tranquilidad de mi esposa y nuestra felicidad —pronunció con sinceridad.Delia fijo su atención en su rostro por unos segundos. Ella sonrió sintiéndose ofendida al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—¿Desconfías de mí? ¿Me crees capaz de insinuarme a ti y de hacerle la vida imposible a tu esposa y a ti? Arion, si así piensas no me conoces. Tú y yo tenemos más de tres años conociéndonos y jamás me insinué y si lograste saberlo fue porque necesitabas una mujer para casarte para adoptar a Eton… yo sé cuál es mi lugar… y si logré sen
Arion empujó la puerta del dormitorio y tomó a Eton, abrió también la del balcón y la empujó para que ella cerrara con cuidado, sentó al niño a un lado por un momento para que lo esperara cerca a la barandilla y que se colocara de espaldas a los cristales para evitar que el humo los golpeara.—Escúchame bien, te voy a bajar, vas a sostenerte de mi espalda con fuerza, no vayas a soltarte —el niño asintió en silencio, se veía nervioso—. Todo saldrá bien.Arion lo bajó, se agachó y Eton lo subió a cuestas, con cuidado de no lastimarlo, pero el niño le pegó con fuerza sus brazos al cuello para no caer. Por fin el hombre empezó a descender despacio, respiró profundo, era una sensación agobiante, pero sabía que debía mantenerse concentrado. Sus manos sudorosas intentaban agarrar el metal con fuerza, sus pies trataban de buscar un apoyo seguro. El aire caliente y lleno de humo lo ahogaba, estaba cada vez más difícil respirar.Al llegar al segundo piso sintió que Eton se movía—. ¡No te muevas
Arion le contó a Maya todo lo que había pasado, desde el doloroso momento del incendio hasta la muerte de Lazie. Maya escuchaba atentamente, mientras luchaba por contener las lágrimas ante el hondo dolor que percibía en él, y después en su hijo Eton, cuando conversó con él.Así que Maya decidió viajar a Atenas para apoyar a Arion y a Eton tras la trágica pérdida de su pequeña amiga Lazie.«Voy para allá».—No te preocupes amor, no es necesario que vengas, sé que no te gusta estar en Atenas y no quiero obligarte a que hagas algo que no te gusta —dijo no queriendo preocuparla. «¿Cómo crees qué los voy a dejar solos en este momento? Sé cuánto significan esos niños para ti y para Eton, necesitas de un apoyo y no estoy dispuesta a dejarte solo».—Está bien mi amor, gracias —voy a enviar por ti cuando llegues a Atenas.Se despidieron, y cinco horas después estaba Arion y el pequeño Eton, en el aeropuerto recibiendo a Maya y a Fénix, ella los vio y los abrazó, ambos tenían los ojos rojos.