Capítulo 27 —es una mujer adultaNarrador:Estaba tan abrumado que se sentía mareado. Cuando al fin logro recuperar el control de su cuerpo, cogió el móvil y llamó a su amigo Richard—Ya puedes volver—Pero aún no he hablado con el dueño de la invitación—No es necesario, ya sé quién es la mujer misteriosa—¿En serio, y quién es? —le dijo con asombro y curiosidad—Oriana —respondió en seco—¿Oriana? —preguntó lleno de sorpresa no dando crédito a lo que estaba escuchando—Sí, es ella, ahora lo sé…—No sé qué decirte, Iván, no me lo esperaba, ¿estás seguro, que te ha dicho ella?—Sí, no solo estoy seguro sino que tengo pruebas, y aún no le he dicho nada. En realidad no sé qué decirle, porque no sé cómo me siento con esto—No te hagas ideas que no son y a lo mejor ella está como tú, que no sabe que eres ese hombre—Eso es imposible, me dormí y al despertar en medio de la noche, me quité el antifaz, tuve la intención de hacerle lo mismo, pero no quise invadir su privacidad, ella había opt
Capítulo 28 —Lo que perdiste en LondresNarrador:Cuando Isabel abandonó la habitación, Iván se vistió y salió a representar su papel. Se mantuvo a su lado, quien no se soltaba de su brazo ni por un segundo, siempre bajo la atenta mirada de Oriana, que los observaba desde un rincón del salón.—Oriana… —le dijo, en un momento Iván, al encontrarla en la cocina, cuando pudo escaparse de Isabel—No, quiero hablar contigo, Iván—No se trata de que quieras o no, sino de que tenemos que hablar—¡Qué!¿me vas a volver a decir que entre mi madre y tú no hay nada, cuándo te encontré desnudo y besándola?, ¿eso es?—Estás muy equivocada, no quiero hablar de eso, quiero hablar de algo que perdiste en Londres, pero tienes razón, no es el lugar ni el momento—¿De algo qué perdí, y en Londres? —preguntó Oriana, sin tener la más mínima idea de a lo que se refería Iván—Sí, y yo lo tengo… —le respondió serio e intenso—Cariño, te he estado buscando por todos lados —interrumpió Isabel al ingresar en la c
Capítulo 29 — Todo, lo quiero todoNarrador:Al salir encontró que Iván estaba, pero en la esquina, eso le molestó un poco y pensó en regresar, pero Sandra tenía razón y lo que tenía con él debía definirse esa misma noche.—¡Oh, por Dios! —Exclamó al entrar en el coche —¡esto apesta a mi madre!—Lo siento no he tenido tiempo de cambiarme de ropa y abrió la ventanilla—Debiste haberlo pensado bien, pues no me agrada sentir su olor en ti, Iván—¡Carajo, Oriana, madura de una buena vez, ya te dije que lo siento! —rezongó—Es que me hace sentir mal, sucia—Tienes razón, necesito un baño —y no volvió a dirigirle la palabra hasta llegar a un hotel de lujo—¿Qué hacemos aquí?—Tengo una habitación en este hotel —y bajó del coche para entregarle las llaves a un joven empleado—¿Alquilaste una habitación aquí?—En realidad la pago anualmente, es donde vivía antes de mudarme a tu casa, aquí tengo todo lo que necesito y vengo muchas veces cuando tengo alejarme un poco, que es bastante seguido, d
Capítulo 30 — No hablesNarrador:Oriana no dejaba de llorar, pero Iván se mantenía firme y sin intenciones de ceder—¿Y cómo te fue con eso? —le preguntó un poco irritado—Es obvio que muy mal —respondió con pesar—En la cafetería, cuando… —pero se detuvo—¿Qué cosa, Iván?, sigue por favor —pero él se paseaba por la habitación sin terminar su oración —Te lo suplico, ¡háblame!, me estas matando —de pronto se detuvo y clavó sus intensos ojos azules, con una filosa mirada, en los de Oriana—En la cafetería, cuando me contaste que habías estado con otro hombre y los detalles que me diste, creí que iba a enloquecer, quería preguntarte quien era y donde encontrarlo y así poder matarlo, no era justo que él hubiera vivido eso contigo, tendría que haber sido yo…—Y lo fuiste, Iván, lo fuiste —se puso de rodillas en la cama estirando los brazos hacia él, pero parecía no poder conmoverlo—Pero no éramos realmente nosotros, Oriana —se acercó un poco al fin y le acarició la barbilla —nuestro prim
Capítulo 31 — Lo puedo decir en voz altaNarrador:Oriana había hecho la pregunta lógica—¿Qué vamos a hacer con mi madre, Iván?Pero Iván no tenía en claro que era lo que iba a hacer, pues Isabel había sido muy clara en cuanto a manchar su reputación si le solicitaba el divorcio, así que tenía que estudiar muy bien como deshacerse de ella, sin ningún daño colateral—Tú, no te preocupes por eso, mi amor, deja todo en mis manosElla sonrió satisfecha y se recostó al pecho de su amado. Él la abrazó con fuerzas y la pegó a sí—¡Uch, me duele! —se quejó un poco en broma porque él la estaba estrujando—Perdona, es que no quiero que vuelvas a escaparte—No lo haré, Señor Anderson, esta vez lo he visto sin su antifaz —y rió—Ahora que nombras el antifaz, no hemos hablado de esa noche—¿Otra vez con eso, Iván? —Rezongó —Ya te he dicho que no sabía que eras tú—No, no es eso, solo quiero saber cómo te sentiste durante tu primera vez, de eso es de lo que no hemos hablado—Lo que te conté en la
Capítulo 32 — EnemigaIván:Haberme enterado de que Oriana era la misteriosa mujer, me abrumó, pero que me lo hubiera ocultado todo este tiempo, hizo que me enojara mucho con ella, pues creí que lo sabía desde que la tomé de la muñeca, para llevarla a la pista a bailar y que luego, con su amiga Sandra, se había reído de mí. Pero no fue así, por suerte estaba equivocado, yo adoraba tener la razón siempre, pero esta vez agradecí tanto estar errado. Ahora ya habíamos aclarado todo y le dije, varias veces, que la amaba y ella también me lo había dicho. Quería jugar con ella, me excitaba verla nerviosa a la hora del se*xo, así que le dije que la castigaría, pensé mil cosas por hacerle, sin embargo, al final solo la até y luego la obligué a mas*tur*barse para mí. Era tan obediente que hacía explotar mi cabeza. Pero como todo cuento de hadas, duró muy poco y ahora tocaba enfrentar la realidad. Tenía que hablar con Isabel para hacerla entrar en razón. Ella debía comprender que el divorcio era
Capítulo 33 —Qué cuanto lo amaba…?Oriana:Estaba desesperada, realmente desesperada, mi madre era una mujer muy peligrosa, lo tenía muy en claro, pero creo que Iván no tenía idea de lo que ella podía llegar a ser cuando quería, así que sin decirle nada, y dudando de su capacidad de negociación con ella, llamé a mi padre, solo él podía ayudarme con este tema, sólo él podía llegar a doblegar a Isabel, nadie más que él, nunca le había pedido nada y mucho menos algo así, pero tomé valor y lo llamé para pedírselo. Creí que me sería más difícil de convencer, pero, para mi sorpresa, accedió de inmediato, es más hasta se apiadó de Iván y me dijo que tomaría el jet de la empresa para llegar más rápido. Al ver entrar a Iván en la habitación, con mis bolsos colgados de sus manos, una felicidad indescriptible me embriagó, pues era la confirmación de qué quería que estuviéramos juntos. Pero cuándo me dijo que me fuera a Londres, mi sangre se heló y pensé que me estaba dejando, que ella había logr
Capítulo 34 —1 añoNarrador: Alberto Montalvo, el padre de Oriana, había llegado, sin previo aviso, a la casa de Isabel, cuando la empleada le avisó, ella quedó paralizada—Señora Anderson, disculpe que la interrumpa, señora, pero el Señor Alberto Montalvo, vino a verla y lo hice pasar al estudio—¿Quién fue que dijiste que vino a verme? —preguntó sorprendida—El señor Alberto Montalvo, el padre de OrianaLa sangre de Isabel en las venas pareció no querer seguir corriendo y un frío invadió su cuerpo, pues ella podía enfrentar cualquier cosa, menos Alberto Montalvo. Y si él estaba allí, era porque seguramente sabría todo lo que estaba pasando y por boca de Oriana, entonces solo conocía la versión de su hija, eso hacía mucho más difícil que ella pudiera enfrentarlo, pues la adoración que Alberto tenía por ella era conocida. Se puso de pie, se acomodó la ropa y caminó con paso firme hacia el estudio, tratando de que sus piernas no la traicionaran y se cayera, porque por dentro temblaba.