Capítulo 30 — No hablesNarrador:Oriana no dejaba de llorar, pero Iván se mantenía firme y sin intenciones de ceder—¿Y cómo te fue con eso? —le preguntó un poco irritado—Es obvio que muy mal —respondió con pesar—En la cafetería, cuando… —pero se detuvo—¿Qué cosa, Iván?, sigue por favor —pero él se paseaba por la habitación sin terminar su oración —Te lo suplico, ¡háblame!, me estas matando —de pronto se detuvo y clavó sus intensos ojos azules, con una filosa mirada, en los de Oriana—En la cafetería, cuando me contaste que habías estado con otro hombre y los detalles que me diste, creí que iba a enloquecer, quería preguntarte quien era y donde encontrarlo y así poder matarlo, no era justo que él hubiera vivido eso contigo, tendría que haber sido yo…—Y lo fuiste, Iván, lo fuiste —se puso de rodillas en la cama estirando los brazos hacia él, pero parecía no poder conmoverlo—Pero no éramos realmente nosotros, Oriana —se acercó un poco al fin y le acarició la barbilla —nuestro prim
Capítulo 31 — Lo puedo decir en voz altaNarrador:Oriana había hecho la pregunta lógica—¿Qué vamos a hacer con mi madre, Iván?Pero Iván no tenía en claro que era lo que iba a hacer, pues Isabel había sido muy clara en cuanto a manchar su reputación si le solicitaba el divorcio, así que tenía que estudiar muy bien como deshacerse de ella, sin ningún daño colateral—Tú, no te preocupes por eso, mi amor, deja todo en mis manosElla sonrió satisfecha y se recostó al pecho de su amado. Él la abrazó con fuerzas y la pegó a sí—¡Uch, me duele! —se quejó un poco en broma porque él la estaba estrujando—Perdona, es que no quiero que vuelvas a escaparte—No lo haré, Señor Anderson, esta vez lo he visto sin su antifaz —y rió—Ahora que nombras el antifaz, no hemos hablado de esa noche—¿Otra vez con eso, Iván? —Rezongó —Ya te he dicho que no sabía que eras tú—No, no es eso, solo quiero saber cómo te sentiste durante tu primera vez, de eso es de lo que no hemos hablado—Lo que te conté en la
Capítulo 32 — EnemigaIván:Haberme enterado de que Oriana era la misteriosa mujer, me abrumó, pero que me lo hubiera ocultado todo este tiempo, hizo que me enojara mucho con ella, pues creí que lo sabía desde que la tomé de la muñeca, para llevarla a la pista a bailar y que luego, con su amiga Sandra, se había reído de mí. Pero no fue así, por suerte estaba equivocado, yo adoraba tener la razón siempre, pero esta vez agradecí tanto estar errado. Ahora ya habíamos aclarado todo y le dije, varias veces, que la amaba y ella también me lo había dicho. Quería jugar con ella, me excitaba verla nerviosa a la hora del se*xo, así que le dije que la castigaría, pensé mil cosas por hacerle, sin embargo, al final solo la até y luego la obligué a mas*tur*barse para mí. Era tan obediente que hacía explotar mi cabeza. Pero como todo cuento de hadas, duró muy poco y ahora tocaba enfrentar la realidad. Tenía que hablar con Isabel para hacerla entrar en razón. Ella debía comprender que el divorcio era
Capítulo 33 —Qué cuanto lo amaba…?Oriana:Estaba desesperada, realmente desesperada, mi madre era una mujer muy peligrosa, lo tenía muy en claro, pero creo que Iván no tenía idea de lo que ella podía llegar a ser cuando quería, así que sin decirle nada, y dudando de su capacidad de negociación con ella, llamé a mi padre, solo él podía ayudarme con este tema, sólo él podía llegar a doblegar a Isabel, nadie más que él, nunca le había pedido nada y mucho menos algo así, pero tomé valor y lo llamé para pedírselo. Creí que me sería más difícil de convencer, pero, para mi sorpresa, accedió de inmediato, es más hasta se apiadó de Iván y me dijo que tomaría el jet de la empresa para llegar más rápido. Al ver entrar a Iván en la habitación, con mis bolsos colgados de sus manos, una felicidad indescriptible me embriagó, pues era la confirmación de qué quería que estuviéramos juntos. Pero cuándo me dijo que me fuera a Londres, mi sangre se heló y pensé que me estaba dejando, que ella había logr
Capítulo 34 —1 añoNarrador: Alberto Montalvo, el padre de Oriana, había llegado, sin previo aviso, a la casa de Isabel, cuando la empleada le avisó, ella quedó paralizada—Señora Anderson, disculpe que la interrumpa, señora, pero el Señor Alberto Montalvo, vino a verla y lo hice pasar al estudio—¿Quién fue que dijiste que vino a verme? —preguntó sorprendida—El señor Alberto Montalvo, el padre de OrianaLa sangre de Isabel en las venas pareció no querer seguir corriendo y un frío invadió su cuerpo, pues ella podía enfrentar cualquier cosa, menos Alberto Montalvo. Y si él estaba allí, era porque seguramente sabría todo lo que estaba pasando y por boca de Oriana, entonces solo conocía la versión de su hija, eso hacía mucho más difícil que ella pudiera enfrentarlo, pues la adoración que Alberto tenía por ella era conocida. Se puso de pie, se acomodó la ropa y caminó con paso firme hacia el estudio, tratando de que sus piernas no la traicionaran y se cayera, porque por dentro temblaba.
Capítulo 35 — Un hombre de negociosIván: Cuando hicimos el contrato con Isabel, pusimos una cláusula, por si alguno de los dos no cumplía con los 10 años a los que nos habíamos comprometido, en mi caso era pagarle una cuantiosa suma de dinero como para que ella pudiera vivir unos cuantos años sin trabajar, pero además le quedaría una pequeña finca que perteneció a mi familia y ahora era mía, como para que ella pudiera venderla o hacer algún emprendimiento turístico, eso haría que su vida económica estuviera resuelta, yo estaba dispuesto a darle todo eso y mucho más, con tal de que me liberara ya, para poder hacer mi vida con Oriana. En definitiva era la mujer de la cual yo estaba enamorado, pero Isabel estaba difícil, quería encontrar una alternativa, así que fui a hablar con Richard—Aquí tenemos un tema muy delicado, Iván, si bien hay una cláusula de rescisión anticipada, el problema es que tiene que ser de mutuo consentimiento, si no están los dos de acuerdo, no se puede ejecutar
Capítulo 36 — Los adultos hablaronOriana: Mi padre había venido de hablar con mi madre, pero no había querido decirme qué había salido de esa conversación, yo sabía, muy bien, que él siempre que tomaba las decisiones, tenía muy en claro que era lo mejor, y por eso nunca se las discutía, así que hice lo que hago siempre callé y esperé, cuando vino Iván, y vi cómo se le desencajaba la cara al ver a mi padre, no solamente no esperaba verlo ahí, sino que no sabía cómo manejar la relación entre nosotros frente a él, no olvidemos que está casado con su ex esposa, por lo tanto creí que lo más conveniente era naturalizar la situación acercándome a él y dándole un cálido beso, me hubiera gustado en ese momento comerle la boca y tirarlo en la cama para poder pasarle la lengua desde los pies a la cabeza, pero no podía, estaba mi padre, así que tenía que ser respetuoso cuando, me pidió para que le comprara los puros, obviamente quería que me fuera, para hablar con él, mi primer impulso fue deci
Capítulo 37 — Una caricia en mi oídoNarrador: Obviamente, Iván quería que comenzara a correr, cuanto antes, el plazo del año, por lo que hizo que Richard preparara y se pusiera de acuerdo con el abogado de Isabel, de forma inmediata, así que para media tarde del día siguiente, ya estaban en el buffet del abogado de Isabel, firmando la rescisión del contrato matrimonial, con las cláusulas que había pedido y sobre la espera de un año y de una pensión vitalicia por parte de Iván y otra por parte de Alberto Montalvo, además de la finca y el dinero en efectivo que recibiría el día que Iván quedara libre.—Bueno, Isabel, espero que hayas quedado satisfecha con este arreglo—La verdad, Iván, es que hubiera quedado satisfecha, si hubieras cumplido los 4 años que te faltan, pero Alberto no me ha dejado otra salida que aceptar esta recisión—Como sea, recibiste más de lo que te mereces, eso es seguro, ahora que te quede claro, como dice allí por escrito, que solo vamos a interactuar en públic