Solo finge.

—Amor, será nuestra primera noche juntos —le susurra Patricio soltando una pequeña carcajada. Mientras Montse rueda los ojos.

—Mi vida, ¡mi amorcito precioso! —dice Montserrat de manera melosa, regalándole pequeños besos—. Hace muchos años no veo a Milca, me gustaría poder colocarnos al día… ¡Mi osito de melocotón! ¿Cierto que no te molestará dormir solito?

Patricio la observa y piensa que «¡esa mujer empalagosa solo finge! Pero no quedará como un esposo posesivo y ella no siempre tendrá excusas». Sin embargo, él aprovecha su osadía para acercarla más a su cuerpo, besarla apasionadamente y robarle el aliento. Por instinto, sus manos se deslizan hasta la cadera de su socia, apretando con delicadeza su trasero. No contaba con que esa acción despertaría su entrepierna, generándole no solo un problema estético, sino también una necesidad urgente de poseerla.

—Conchale chica —la voz de la Venezolana los aparta—. Estás segura de que quieres chismear conmigo… Por lo que acabo de ver, me d
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