El cielo estaba oscuro, la noche se siente fría, las luces de los Helicópteros que venían descendiendo en la Pista Privada eran visibles, muchas camionetas negras ya custodian el sitio, había viento, los Guardaespaldas estaban firmes, ellos habían llegado hace 15 días, había pasado 30 días desde el nacimiento de los hijos dd Maximus, se habían encargado de que un basto terreno fuera adquirido por la Mafia Italiana todos desconocen para que había sido adquirido dicho territorio, de hecho una fortuna fue pagada por ella por su adquisición, todo de manera muy misteriosa y no había barreras cuando se contaba con dinero. Para adentrarse en aquel territorio debían de pasar por un bosque que cubre por completo por el terreno, pero antes de llegar al bosque se debía de cruzar una pequeña Laguna, su construcción es llamativa, llegar a ella podría considerarse un reto, pero de hecho no había ningún otro vecino habitando la zona todo fue adquirido por ellos, vivir en esas cercanías es considera
Julieta se Safo del agarre del hombre por la sorpresa que se habían llevado, no pudieron encontrar otra reacción que el silencio en eso la puerta fue abierta y Alessio venía entrando, por supuesto la sorpresa de encontrar a su hermano con los ojos abiertos, también lo tomo por sorpresa, pero recobró la compostura de manera inmediata. — ¿Alessio? - Preguntó Maximus al mismo tiempo que los mellizos habían empezado nuevamente a lloriquear, Julieta y Leticia se habían encargado inmediatamente de ellos. — ¿Cómo te sientes? - Alessio les hizo el gesto de que salgan con los bebés para poder revisar a su hermano como debe de ser, por supuesto las mujeres no habían dudado en obedecer. — ¿Qué me ha ocurrido? ¿Quién era ella? ¿Por qué los bebés estaban al lado mío?. — ¿No recuerdas nada? - Alessio se mostró preocupado, si Maximus no tiene recuerdos las cosas pueden complicarse. — Recuerdo que estaba en una Misión en Venecia, después hubo una explosión, aquello es todo - Alessio había dejado
El General encargado de las Tropas bajo el teléfono celular al momento exacto en que la puerta de su oficina fue golpeada. — Mi General, el Comandante del Ejército Internacional se encuentra en las instalaciones de la Base - Informó uno de los cadetes, por supuesto el regreso de Maximus genera mucha disconformidad, pero el General solamente recibe órdenes Presidenciales, aquello lo había molestado aún más. — Hagan sonar las Campanas y dejen que Maximus Ferran se presente en mi oficina - Fue la orden dada por el hombre mientras apretaba los puños, ni bien pasaron 5 segundos cuando la puerta de su oficina fue abierta y la imponente figura masculina había hecho acto de presencia. — Coronel, quizás usted no me conoce así que es un honor para mí presentarme soy el General. — Tenga asegurado que no me importa en lo absoluto saber de su nombre - Maximus era arrogante y lo expresado por él claramente había generado disconformidad en el General - Usted maneja las tropas Nacionales, yo llev
Habían llegado al perímetro de la Base, cuando la mirada de Maximus analizan todo a su alrededor - Detén el vehículo - el chófer lo había obedecido de manera inmediata— ¿Por qué me traes nuevamente aquí Alessio? ya me dejaste en claro que yo no tenía asuntos aquí. — Maximus, la Base tuya ha sido atacada y destruida por una explosión en Milán entonces yo he tomado la decisión de fusionar lo mínimo que quedaba con la Base en Vittorio Veneto, entonces mientras no decidas atacar esta base, es tan tuya como mía. — Dime quién fue el atacante - Maximus tenía el rostro impregnado de la maldad - ¿El ejército no cumplió su palabra de proteger la Base que ellos mismos habían levantado como una misión? - Alessio y el chófer habían sudado frío ante el cuestionario de Maximus. — Hablemos de ello en la casa - Alessio no quería hablar de más, era Julieta quien tenía la última palabra, era ella la madre Reina de la Mafia, es ella quien amamanta a los herederos del hombre. — Acelera, que quiero lle
Julieta estaba cerca de Maximus, demasiado cerca como para que sus rostros estén a centímetros de chocar, él quería besarla, pero se detuvo, entonces la mujer reaccionó dispuesta a besar aquellos labios que extrañaba besar apasionadamente, extrañaba sentir aquellos labios recorrer su cuerpo, no obstante el beso nunca llegó, un tiroteo había iniciado, estaban bombardeando con disparos la Base y uno de los Helicópteros que el Dron dejó ver pertenece al Ejército. Maximus se apartó inmediatamente de Julieta, mientras la mujer toma la decisión de salir del sitio inmediatamente. — No disparen— ordenó Julieta a través del pequeño auricular que tenía en el oído, busco en su celular la habitación de sus hijos, para tranquilidad de ella Leticia estaba con los bebés, a estas horas en su ubicación secreta la mujer los sacaba a dar una vuelta. Los jefes de seguridad habían acatado la orden de Julieta mientras Alessio y otros se habían puesto a analizar toda la información recopilada por la alta
— Esta es toda la información que poseemos de Diego Petrucci - Maximus tomó la carpeta, no era la primera vez que mandaba a investigar al hombre, pero todas las veces había fallado, nunca encontraban una información detallada acerca de aquello que Diego Petrucci buscaba, antes de que Maximus abriera la carpeta Julieta abrio la puerta los hombres se habían puesto firmes agachando la cabeza ante la mujer. — Pueden salir, tengo asuntos que tratar aquí - los informantes salieron, la mirada de Maximus, aquella fascinante mirada que le dedicaba a Julieta genero cierta satisfacción en ella, extrañaba que él la mirase de esa manera, extrañaba que él se la comiera con los ojos. — Ven, siéntate aquí - Maximus golpeó sus piernas, pero Julieta solamente había levantado una de las cejas. — ¿Es necesario sentarme allí? - Fue la pregunta realizada por Julieta aunque venía acompañada de una pequeña sonrisa, antes de que pudiera decir algo más, Maximus se había puesto de pie la tomó de las manos e
Maximus le había depositado un pequeño beso en la nariz a Julieta, ella sentía sus mejillas aún calientes por las palabras expresadas por Maximus, la mujer es consciente de que el hombre es peligroso y tal parece que ahora era aún más peligroso. — ¿Estás dispuesta a ser la Dama de la Mafia, Julieta Cerroni? - Msximus aspiró profundamente la fragancia de la mujer logrando estremecer el cuerpo de ella, Julieta había sonreído mínimamente, meses atrás no le había dicho que estaba dispuesta a todo por él y ahora tenía la oportunidad de hacerlo. — Por supuesto que estoy dispuesta a ser la Dama de la Mafia - Fue la respuesta de la pequeña mujer que sentía las manos del hombre deslizándose lentamente por su espalda. — Entonces ¿Aceptas ser la Esposa de Maximus Ferran, el líder de la Mafia Europea? - la voz del hombre hizo que Julieta cierre los ojos, su manera de expresar las palabras tenía un encanto especial. Julieta había dado la vuelta su pequeño rostro hizo que sus miradas se encuent
Julieta había ido a su entrenamiento habitual, mientras el hombre se había quedado en aquella habitación, pero aquello había sido por muy pocos minutos, puesto que después Maximus se había puesto de pie sus pasos eran sigilosos, algunas mucamas se habían cruzado con él, las mujeres todas las que servían a aquel grupo Organizado pertenecen a la orden Criminal algunas conocen a Maximus, pero otras no; sin embargo, ninguna pudo evitar no sonrojarse ante el respetable hombre que estaba pulcramente vestido con un traje hecho a medida, sus pasos se detuvieron al escuchar un pequeño quejido que llamó por completo la atención del hombre. Su mirada eran penetrante, su corazón late con fuerza al escuchar otro grito emitido de la habitación cuya puerta se encontraba a unos pasos de él, Maximus no dudo en introducirse en la habitación. — Señor - la niñera se había asustado mientras Maximus observo las pequeñas piernas de un bebé pateando con fuerza, sus pequeños puños estaban fuertemente cerrad