CAPITULO 55

El forcejeo entre las dos lobas fue intenso, lo único que buscaba Alexandra en este momento era defender su vida.

Esmeralda estaba cegada por la rabia y por los celos, por años de tener que estar, bajo la sombra de Alexandra y de sentirse inferior a ella.

La envidia había carcomido todo por completo su cabeza, lo único que ella buscaba en ese momento era acabar con aquello que siempre le había causado sufrimiento.

Alexandra sacó todas las fuerzas de su corazón de Alfa, empujó a Esmeralda fuertemente y el cuchillo que la mujer traía en sus manos tuvo que ser enterrado en su vientre.

Las manos de Alexandra estaban llenas de la sangre de aquella loba, Alexandra no sabía qué hacer y sentía que su cuerpo en cualquier momento se iba a desmayar.

Intentó sostener de inmediato la herida, pero Esmeralda estaba organizando En sus brazos.

— Te maldigo dónde más le duele a una loba , en sus cachorros, los hijos que tengan Nunca van a encontrar la felicidad y el amor sin pasar por el su