Lucía
Al terminar de arreglarme salgo a la habitación y miro al atractivo hombre con un pantaloncillo color negro y una polo gris, luce muy masculino, sus cejas se juntan mientras acerca la última maleta. Luego me encuentra con la mirada y camina hasta mi para tomarme de la mano y bajar hacia la primera planta de su casa.
Cuando estamos casi por llegar a la puerta me encuentro con la mucama indiscreta, afortunadamente no levanta ni un poco la mirada y yo no puedo apartarla hasta asegurarme de que no ha visto a David.
—Luces como una gatita en celo —al escuchar sus palabras me avergüenzo un poco, pero ¿cómo pretende que no me moleste?
Llegamos hasta la puerta principal donde un par de hombres, los que ya había visto antes n
Lucía—Están aquí Señor —escucho una voz masculina y luego la puerta estrellarse.—¡Mierda Lucia! —tardo un momento en recomponerme de la sorpresa. Miro que la puerta está deshecha, mi corazón se ha disparado.—¡Estás loco David! —grita Pía, pero la mirada furiosa de David se concentra en mí y luego recuerdo la mirada que le lanzó a la azafata, esa estúpida azafata que no aguanta sus nalgadas y extraños gustos, cambios de humor y posesividad—. Sólo hemos venido a descansar mientras tú te comías a la estúpida azafata.Mi boca cae al suelo y niego varias veces, ¿Cómo ha podido hablarle así a David?&
LucíaEscucho a David hablar por el móvil pero no quiero verlo. No después de lo sucedido. Al llegar al final miro una camioneta color negro, parece que para él no existe otro color y es que él es así, oscuro.David camina en su dirección y hace una seña con su dedo. Mis pasos son lentos debido al dolor en mi trasero. Miro como abre la puerta y espera a que llegue sin dejar de hablar por el móvil. Escucho un par de pasos tras de mí, debe ser el hombre de seguridad.El auto está muy alto y tengo que tomarme de un apoyador para adentrarme y al sentarme no puedo ahogar el grito y me quejo.—Lo siento —digo justo cuando David me mira furioso y sale del auto. Mierda… lo han escuchado por el
Él—¡Quiero que rastrees todo!, ¿qué tan difícil es lograr eso?, ¿o es acaso que tú no lo entiendes? —digo a Ron mi titular en telecomunicaciones.—Si lo entiendo solo… necesito tiempo para darte las respuestas que estás requiriendo David —bufo—Pues hazlo rápido, lo más rápido que puedas, no puedo seguir arriesgando mi trabajo, mi dinero y a mi familia —termino la llamada y termino por volver a la entrada del bote, es cuando me encuentro con mis hermanos quienes van y vienen con la cara desfigurada debido a la angustia.—¿Qué estás haciendo David? —cuestiona Enzo—. &iqu
LucíaUn fuerte dolor me despierta. Ardor, peso, apenas logro ubicarme cuando siento como me penetran. Me sacudo pero pronto escucho la voz de David.—Cuando yo quiera —dice alargando las palabras, está alcoholizado. Siento como me embiste una y otra y otra vez, duele.—David… —quiero decirle que me lastima pero no me atrevo. Me toma del cabello y sostiene mi cabeza pegada en el colchón. Las heridas duelen.—Eres mía… mía Lucia, tienes que obedecer a lo que te digo —se escucha demasiado lento para ser David.—David me estás… —y me embiste de tal manera que no puedo evitar gritar pero su mano me silencia y luego una
Lucía—Ven, ven aquí —digo con la voz temblorosa y en segundos está caminando hacia la cama. Sube y su enorme cuerpo hunde el colchón. El leve movimiento de las olas es casi imperceptible, apenas puedo recordar que estoy en un yate. David se detiene justo frente a mí y toma mi mano con sus dos manos. Dejo caer mi cuerpo en reposo y él solo me mira espantado.—Ven aquí —mirándome detenidamente se recuesta pero alejado de mi—. Acércate a mí.—No puedo —muerdo mi labio y me siento terrible, debo de lucir espantosa.—Lo siento, debo de lucir horrible —trato de sentarme de nuevo cuando él me detiene.
LucíaEl espacio fuera es bastante grande pero nuestra habitación es la única en este lugar.Cruzamos hasta el comedor y sala de estar que está pegado a la cocina. Escucho voces y mi corazón se dispara. Solo espero que esto no sea un desastre.La mano de David está fija en la mía. Y de pronto la sala de estar aparece llena por los pasajeros, todos menos los hermanos de David, ellos están en la parte de afuera del yate-casa.La mirada de Pía va directo hacia mí y mis marcas, sus ojos se abren como platos y luego niega. La madre de David luce muy nerviosa, Piero solo mira de un lado a otro y Orazia se concentra en sus manos. Carmina es la única que me mira con desdén y los chicos se mantiene ca
LucíaLa comida llega de inmediato y la mujer del apartamento se maneja con bastante ligereza alrededor de David. Sirve su bebida, luego extiende un par de pastillas para él, que no sé en qué momento se las ha pedido. Vuelve con otro vaso y no puedo evitar molestarme. Parece que la chica sabe mucho más… sabe todo sobre él.Todo transcurre en silencio salvo por las preguntas de la chica dirigidas hacia David. Él las contesta indiferente, ni siquiera la mira, pero en ella hay algo… ¿se habrán acostado alguna vez?Una punzada de celos me invade pero me obligo a mi misma a dejarla atrás. Tomo las pastillas que están en uno de los pequeños vasos y las empujo por mi garganta. Espero que esto aminore el dolor.
ÉlMiro a Lucía con la mirada perdida, la abrazo fuerte en mi regazo y nos quedamos un tiempo en silencio. No quiero hablarle más de mi, ni tampoco lo que he hecho, porque además de lo ya sucedido ella pudiera sentir más miedo y yo solo quiero que se sienta con la certeza que ahora yo voy a cuidarla.—¿Qué es lo que haremos en la isla? —pregunta—Refugiarnos por ahora, no quiero que alguien pudiera dañarte… —la miro con las marcas por todos lados y niego varias veces—. Más de lo que yo he hecho.—¿Todos iremos a la isla a vivir?, ¿sabes por cuánto tiempo? —yo niego, la verdad es que no ten