De camino al hotel ninguno decía nada, Gael iba manejando con cuidado mientras pensaba en un plan para poder vengarse, mientras que Audrey pensaba en cómo sería su vida de ahora en adelante, tenía miedo, de todo y de todos, excepto de esas personas que sabía que nada le iban hacer, como Jenny, Mason, William y Gael, suspiró sin darse cuenta al pensar en él, lo miró con disimulo y vio que él iba con él ceño fruncido y le extrañó, pero decidió no decir nada. El silencio fue interrumpido por el celular de Gael, quien contestó de inmediato al ver que era Mason.
—Dime. — contestó con sus manos libres.
—El amigo de Audrey está aquí, Jenny decidió pasarlo a la que será tu nueva oficina. — oír eso no le gustó para nada a Gael, pero contra eso no podía hace
Tres pares de ojos veían como Gael desaparecía por el ascensor.—¿Qué fue lo que te pasó? — preguntó William ya desesperado por saber qué había pasado, más porque ella se veía golpeada y eso le dolía.—Federico, estaba en casa con unos amigos. — William maldijo molesto haciendo que ella se quedara en silencio.—Ese maldito desgraciado, yo no debí dejarte ir sola.— Nadie sabía que ese hombre estaba libre...—¿Y tú jefe no pudo avisarte? ¿No se supone que él era quién lo tenía encarcelado? — William interrumpió a Audrey quién lo miró asombrada, la manera en la que habló de Gael a ninguna de las dos mujeres les gustó. Por lo que Jenny se colocó
Gael entró a la oficina donde Indiana y Malcolm los esperaban, ambos ansiosos por el puesto nuevo y el gran aumento del que Jenny les habló.—¡Vaya!, se ven realmente felices. — dijo Gael en cuanto entró y los vio.—¡Cariño!, qué alegría verte, me has hecho falta — a Indiana nunca le había importado demostrar el interés que tenía hacia Gael.—Indiana cielo, quiero que te vayas a la habitación que usábamos aquí abajo, iré en unos minutos, sabes cómo debes esperarme. — a la mujer se le iluminaron los ojos al escucharlo.—Claro, cariño — la mujer salió excitada de ahí, la sonrisa de Malcolm era de alguien quién creía que había ganado, de alguien que creía que había cons
Audrey se sentía cansada, Jenny la había hecho recorrer todo el centro comercial, había comprado ropa que jamás en la vida había pensado que podía, y eso la hizo sentirse feliz, ya que las pocas cosas que tenía era porque se las habían regalado y todo era ya usado, una que otra era nueva y eran regalos de William o de su madre.Jenny tenía un gusto increíble por la moda, su offits era increíbles, y su lencería era preciosa, no podía faltar bolsos, zapatos, carteras, maquillaje, perfumes, cremas, todo para uso personal, incluso los jabón de baño y para la tina escogieron fragancias que a Audrey le gustara ya que nunca había tenido ni una tina. Todo era un cambio radical.—¿Quieres irte ya? — preguntó al ver que ella ya estaba en silencio.—Sí, la verdad es
Gael había salido algo dolido, pero sabía que era normal, su reacción, ella debía procesar lo ocurrido, salió rumbo a su casa, no quería trabajar, quería estar solo para pensar cómo ayudar a Audrey en lo que ella había pasado. Así ella no le volviera a hablar él volvería hacer lo mismo una y otra vez, no se arrepentía. Recordó las palabras de la doctora y luego lo que Audrey le había dicho y decidió llamar a la doctora insolente y preguntarle por el lugar que le había mencionado.Luego de conseguir el número de la tal Montserrat Valencia, la llamó de inmediato.—Hola — una voz muy dulce contestó al otro lado.—Sí, hola, ¿Montserrat Valencia?—Sí, ella habla.—&iq
—Es increíble el parecido con mi esposo, si hasta parecen gemelos — dijo sin poder dejar de verlo.—Sí, y como usted ha dicho no es normal, pero ahora lo que importa es Audrey, lo único que deseo es que ella no me odie. — Montse lo miró con dulzura.—Y no lo hará. — En cuanto las puertas del ascensor se abrieron en el penthouse de Audrey, él la buscó con la mirada, pero no la vio.—No voy a pasar, ella no quiere verme, así que la dejo aquí — Montserrat salió del ascensor mientras observaba el lugar, escuchó ruidos no muy lejos de ahí y se dirigió al lugar, al entrar era una cocina enorme, y vio a una hermosa joven acomodando cosas.—Hola — dijo Montserrat asustando a Audrey.—¡Oh por Dios!
Cuando Gael entró de nuevo a su apartamento y respiró profundo, esto era una situación extraña, Gabriel daba vueltas de un lado a otro y cuando vio a Gael se detuvo.—¿Qué día naciste? — preguntó Gabriel—1 de enero. Voy a cumplir 37 años. — contestó Gael, Gabriel negaba con la cabeza—Igual que yo, definitivamente esto no es normal. ¿Tienes padres?—Sí, pero no me llevo con ellos. — Gabriel frunció el ceño—¿Sé parecen a ti? — Gael se quedó pensando por un momento.—Sólo a mí hermana.—Mira, creo que debemos averiguar qué somos, porque es lógico que somos hermanos, y alguno no está en la fami
Habían pasado 3 días desde que Gael se había dado cuenta que lo más seguro tenía un gemelo, y desde que Audrey dormía con él, ella por las noches tenía pesadillas, pero él siempre la calmaba. Gabriel y Montserrat había partido el día anterior, ella había seguido aconsejando a Audrey, que por cierto a ver a los dos hombres juntos también se sorprendió, todos habían intercambiado números de teléfono, Gabriel le dijo que sería mejor hablar con su madre en persona y que apenas supiera algo le avisaría, Gael por su parte le prometió también buscar a sus padres y hablar con ellos, por lo que justo en ese momento se encontraba se encontraba en la gran casa de sus padres, a su lado estaba Audrey que se ofreció a acompañarlo, quería darle apoyo y no dejar que se sintiera solo.—Creo que lo mejo
En cuanto Gael llegó al club llamó a Gabriel para contarle lo que a él le habían contado. Gabriel le contestó desde el primer todo ya que él también tenía información y pensaba llamarlo.—He hablado con mis padres — dijo Gael.—Sí, yo también, y me dijeron algo increíble.—Sí, los míos también.—Somos trillizos — dijeron los dos al mismo tiempo.—A mi me gustaría empezar a buscarlo, pero tengo encima el aniversario de mi hotel, además que me gustaría conocer a tu mamá, ya que al parecer es la mía también.—Así es, sabes, es la mejor madre del mundo, y en cuanto se enteró que sus hijos no habían muerto en el part