Frustrado y excitado como se encontraba Gael decidió calmarse antes de buscar por lo que había ido. Una vez consiguió los contratos, se sentó en su silla, aún no podía creer lo que había pasado, Audrey se estaba convirtiendo en su obsesión.
La forma tan apasionada en que ella correspondía a sus besos, su piel suave y tersa. —¡Mierda! — Estaba duro otra vez, pero debía detenerse, ahora tenía algo en mente y era en las palabras de ella, sabía que decirlas fue un esfuerzo para ella, su sonrojado rostro la había delatado y a él le pareció lo más dulce que jamás había visto, apenar de que odio sus palabras.
Mason entró con una gran sonrisa que al ver su jefe tan serio la borró de inmediato.
—¿Qué pasa? —Gael le miró ante
—Imaginé un hombre más viejo — dijo William mirando hacia atrás para mirar de nuevo a Gael, que aún tenía la mirada puesta en ellos — además no me gusta cómo nos mira, o bueno te mira — Audrey se movió algo inquieta, estaba molesta por ver como esa mujer había besado a Gael y él se había dejado, ahora tenía la desfachatez de enojarse porque estaba William, porque ella supo que estaba enojado al verle el semblante.—Debe ser simple curiosidad — dijo restándole importancia, no quería que William se diera cuenta de nada. — mejor ven, te presento a Jenny. — Audrey lo tomó de la mano y lo jaló hasta dónde estaba su amiga. — ¡Jenny! — la joven se giró y vio a Audrey venir con un joven apuesto. — Ya se que ya te lo había dicho, pero feliz cumpleaños amiga
—Nunca he dicho que no le crea, por el contrario sus ojos dicen la verdad, pero todo esto es muy nuevo para mí. Nadie nunca me había deseado como lo hace usted y sé que todo esto es por mi virginidad, se que cuando todo esto acabe, dejará de verme de esa forma tan bonita en que lo hace porque cuando usted me mira no me siento acosada, ni me da asco, como me pasa con — se quedó callado por un momento, no quería ocasionar problemas, Gael levantó una ceja para que ella terminara de hablar — con otras personas, pero al parecer mi situación en este momento está atrayendo a muchos y eso me incomoda, pero en fin a lo que voy es que si nos llegamos acostar, nada volverá hacer igual.—Por supuesto que nada va a volver a ser igual, pero no por las razones que crees, pero antes quiero que me digas una cosa. ¿De qué otras personas hablas? — Audrey lo mirab
De largo varias personas los veían con envidia y molestia a esa pareja que estaba tan centrada en ellos mismos.Una de esas personas se fue más que enojada hacia un lugar en específico, uno donde nadie lo vería o eso creía.—Hola señor — le dijo al hombre que tenía una semana de estar encerrado.—¿Qué quiere? — Federico no confiaba en ninguno de los hombres que trabajaba ahí, todos lo trataban mal, y se había jurado vengarse.—¿Yo? Nada, solo he venido a sacarlo, puede irse, eso sí, ni se le ocurra detenerse en el club, primero porque si lo ven lo van a matar a golpes y segundo porque hoy no hay mucha gente, solo los empleados celebrando un cumpleaños. — Federico lo miró confundido, pero se levantó de inmediato, del horrible catre.<
Tanto Audrey como William iba sumergidos en sus pensamientos, él no podía hacerse el tonto a lo que vio.—Sé que no debería, pero necesito preguntarte algo Audrey — ella lo miró sin comprender. —¿Te gusta tu jefe? — ella lo miró sorprendida.—Yo.. no sé… osea, William eres mi amigo, pero también sé que ya no me ves como tal, y no sé cómo hablarte de ciertos temas.. —William asintió, él la comprendía, claro que lo hacía.—Preciosa eres mi amiga, puedes confiar en mí, además el culpable de que hoy no seamos más que amigos es mi culpa, así que no quiero que te sientas incómoda.—No, Will, ¿cómo dices eso? Nada es tu culpa.—Bien sabe q
Gael salió corriendo hasta su auto, que en realidad estaba algo alejado del club, maldijo al saber que tenía mucho tiempo de diferencia, en una hora a Audrey podría pasarle de todo, pero se detuvo en seco al recordar que no sabía dónde vivía.—Mierda, mierda, — llamó al guarda del garaje y le dijo que quería el auto de él en un minuto junto al club. Se devolvió a su oficina y buscó la carpeta con todos los datos de Audrey, ahí encontró la dirección, justo cuando salía de su oficina nuevamente se encontró con Mason que estaba algo agitado y preocupado.—Jefe, José me dijo lo que pasó — Gael asintió y siguió caminando, él lo hizo detrás de su jefe— Así es, pero ahora no puedo hablar Mason, cada segundo cuenta.<
Gael no podía dejar de sentirse culpable, aunque hubiera llegado antes de que las cosas fueran peores y causara más traumas, no lo veía así, en ese momento estaba sumido en ver cómo la mujer por la que sentía algo muy fuerte parecía muerta en vida.Mason le había dado una buena golpiza a los miserables esos, ahora hablaba con Jenny por celular y trataba de explicarle las cosas a medias, mientras esperaban que llegara la policía y ambulancia, la mujer lloraba al otro lado por su amiga, y le avisó a su esposo que iría de inmediato para el hospital.Después de diez minutos las autoridades llegaron al lugar, tanto Gael y Mason dijeron lo que había pasado, lo más rápido que pudieron, ya que Gael tenía pensado no soltar a Audrey a quien justo ahora la subían a una camilla.Audrey a pesar de sentir su cor
—Gael, deberías ir a descansar — él la miró enojado, por lo que Jenny levantó las manos en son de rendición. — te lo decía por tu bien, llevas dos días aquí, tienes que bañarte, comer, dormir.—Ya me he bañado, para eso cada habitación tiene un baño, ya he comido, y ya he dormido, ese Sofá es bastante cómodo. — dijo ya harto del asunto. — el doctor dijo que en cualquier momento ella puede despertar y yo quiero estar aquí cuando lo haga, aunque a estado inconsciente, ella se queja en medio de sueños, basta para que yo le hable y ella se queda tranquila, eso me reconforta, así que no pienso dejarla ¿está claro?.—De acuerdo, entonces me voy, debo ayudar a Mason. —Gael asintió.—¿Han hecho lo que les dije? &m
Gael alimentaba a Audrey cuando entró la doctora para darle una última revisión antes de darle el alta. Habían pasado tres días desde que Audrey se despertó y en cuanto el doctor entró ella se puso muy nerviosa, no quería a ningún hombre cerca de ella, por lo que Gael tuvo que mandar a llamar una doctora, cosa que para él era mejor.—¿Cómo estás hoy mi paciente preferida? — Audrey se sonrojó.—Me hacen sentir como una niña — dijo muerta de vergüenza, ya que Gael no dejaba que ella hiciera nada sola y la doctora siempre le hablaba como si tuviera nueve, es sólo que Audrey no sabía que la doctora Stuard, siempre había defendido a las mujeres golpeadas y maltratadas, siempre buscaba como ayudarlas a salir de ese hueco en que muchas entraban y a veces no salían vivas.<