Gael maldijo frustrado, ¿Qué mierda le pasaba con esa mujer? ¿Por qué todo lo que antes le parecía placentero y excitante o ahora lo hace sentir sucio y asqueado? Lo peor de todo es que Audrey ya lo había encontrado en actos indebidos en menos de cuatro días y lo peor era que en ninguna de las dos oportunidades había podido terminar, iba a terminar con las bolas moradas antes de que estallara.
Llamó a los de recursos humanos y les dijo que le duplicarán la liquidación a Rachel, él sabía que en parte tenía la culpa, porque desde un principio le siguió la corriente y nunca le puso un alto.
Mason entró en la oficina y lo vio con una ceja levantada, Gael frustrado lo señaló.
—Tú necesitas una oficina donde tú mujer pueda hacer y deshacer — Mason puso sus ojo
Tal y como Mason le había dicho Gael había dejado en paz a Audrey, había decidido trabajar desde la oficina que tenía en el hotel principal del gran club campestre y no desde el club nocturno, iba solamente cuando sabía que ella ya se había ido, ¿y para qué negarlo?, se moría por verla tenía dos días de no verla, la última vez que lo había hecho fue el martes, cuando habían escogido al ganador de la idea para el aniversario, un ganador que curiosamente había ganado ella.Aunque no fue él quien la escogió, sino que se hizo votación entre los empleados, no pudo evitar sentirse muy feliz de que ella fuera la ganadora, dos horas después de ser elegida, él había depositado dos mil dólares al número de cuenta de Audrey, y al día siguiente le había depositado cuatro mil dólares m&aacu
Audrey llegó a su casa y afuera de ella se encontraba William, quien al verla sonrió.—¡Vaya! Hasta que veo, he tratado de verte, y ha sido imposible, pero al menos ahora sé que estás bien, tenía pensado buscarte en el trabajo. — Audrey llegó hasta él y lo abrazó.—Hola, perdona no he querido que te preocuparas por mí, tenía pensado pasar mañana temprano a visitarte. — Audrey abrió la puerta de su casa. — Ven entra.William entró algo precavido, sabía que si Federico se encontraba en casa terminarían peleando como pasaba siempre.—No te preocupes, no está, desde hace una semana que no ha estado. — eso hizo que su amigo frunciera el ceño.—¿Y eso? ¿Por qué? No
Gael había empezado a trabajar desde temprano, hoy era un día muy largo, por lo que antes de que amaneciera ya estaba arriba.Cuando estaba en su segunda oficina, recordó que los contratos por los que hoy venían nuevos socios estaban en su otra oficina, y Mason no se encontraba para que él se los llevara, por lo que decidió ir él mismo.Iban hacer las siete de la mañana, no creía que hubiera nadie ahí, pero cuando llegó y entró a su oficina, una que extrañaba, su cuerpo se quedó congelado, al igual que de la persona que estaba adentro, semidesnuda.—¡Mierda!, ¡Mierda!, ¡Mierda! — Gael no sabía si eso que veía era bueno o malo, porque aunque sabía que debía girarse para no mirar o salir de ahí, no pudo, por el contrario, cerró la puerta
Frustrado y excitado como se encontraba Gael decidió calmarse antes de buscar por lo que había ido. Una vez consiguió los contratos, se sentó en su silla, aún no podía creer lo que había pasado, Audrey se estaba convirtiendo en su obsesión.La forma tan apasionada en que ella correspondía a sus besos, su piel suave y tersa. —¡Mierda! — Estaba duro otra vez, pero debía detenerse, ahora tenía algo en mente y era en las palabras de ella, sabía que decirlas fue un esfuerzo para ella, su sonrojado rostro la había delatado y a él le pareció lo más dulce que jamás había visto, apenar de que odio sus palabras.Mason entró con una gran sonrisa que al ver su jefe tan serio la borró de inmediato.—¿Qué pasa? —Gael le miró ante
—Imaginé un hombre más viejo — dijo William mirando hacia atrás para mirar de nuevo a Gael, que aún tenía la mirada puesta en ellos — además no me gusta cómo nos mira, o bueno te mira — Audrey se movió algo inquieta, estaba molesta por ver como esa mujer había besado a Gael y él se había dejado, ahora tenía la desfachatez de enojarse porque estaba William, porque ella supo que estaba enojado al verle el semblante.—Debe ser simple curiosidad — dijo restándole importancia, no quería que William se diera cuenta de nada. — mejor ven, te presento a Jenny. — Audrey lo tomó de la mano y lo jaló hasta dónde estaba su amiga. — ¡Jenny! — la joven se giró y vio a Audrey venir con un joven apuesto. — Ya se que ya te lo había dicho, pero feliz cumpleaños amiga
—Nunca he dicho que no le crea, por el contrario sus ojos dicen la verdad, pero todo esto es muy nuevo para mí. Nadie nunca me había deseado como lo hace usted y sé que todo esto es por mi virginidad, se que cuando todo esto acabe, dejará de verme de esa forma tan bonita en que lo hace porque cuando usted me mira no me siento acosada, ni me da asco, como me pasa con — se quedó callado por un momento, no quería ocasionar problemas, Gael levantó una ceja para que ella terminara de hablar — con otras personas, pero al parecer mi situación en este momento está atrayendo a muchos y eso me incomoda, pero en fin a lo que voy es que si nos llegamos acostar, nada volverá hacer igual.—Por supuesto que nada va a volver a ser igual, pero no por las razones que crees, pero antes quiero que me digas una cosa. ¿De qué otras personas hablas? — Audrey lo mirab
De largo varias personas los veían con envidia y molestia a esa pareja que estaba tan centrada en ellos mismos.Una de esas personas se fue más que enojada hacia un lugar en específico, uno donde nadie lo vería o eso creía.—Hola señor — le dijo al hombre que tenía una semana de estar encerrado.—¿Qué quiere? — Federico no confiaba en ninguno de los hombres que trabajaba ahí, todos lo trataban mal, y se había jurado vengarse.—¿Yo? Nada, solo he venido a sacarlo, puede irse, eso sí, ni se le ocurra detenerse en el club, primero porque si lo ven lo van a matar a golpes y segundo porque hoy no hay mucha gente, solo los empleados celebrando un cumpleaños. — Federico lo miró confundido, pero se levantó de inmediato, del horrible catre.<
Tanto Audrey como William iba sumergidos en sus pensamientos, él no podía hacerse el tonto a lo que vio.—Sé que no debería, pero necesito preguntarte algo Audrey — ella lo miró sin comprender. —¿Te gusta tu jefe? — ella lo miró sorprendida.—Yo.. no sé… osea, William eres mi amigo, pero también sé que ya no me ves como tal, y no sé cómo hablarte de ciertos temas.. —William asintió, él la comprendía, claro que lo hacía.—Preciosa eres mi amiga, puedes confiar en mí, además el culpable de que hoy no seamos más que amigos es mi culpa, así que no quiero que te sientas incómoda.—No, Will, ¿cómo dices eso? Nada es tu culpa.—Bien sabe q