UN EXTRAÑO EN EL PUEBLO 

-¡Tienes hasta mediodía, quiero toda la información de esa mujer! -Golpeó la mesa enfurecido con los papeles sobre el escritorio.

-Sí señor. -Su secretario salió apresurado y cerró la oficina.

-Conque tienes un abogado de tal renombre a tu lado. -Miró el logo del bufete de abogados. 

Goldbladtt & Asociates.

Y debajo de este la firma de Jacob Stell. Un abogado con quien él y su empresa ya habían tenido problemas. El tipo era bueno en lo que hacía y ahora estaba representando a esa mujer. 

-¿Cómo carajos pasó esto? -Golpeteo sus dedos en el escritorio pensando en la situación. 

Este proyecto era una gran inversión personal para un proyecto personal que nada tenía que ver con sus empresas familiares. Su idea de crear un lujoso barrio privado para las grandes familias millonarias del medio. Con el gran río de Misuri cruzando por los campos de aquella mujer era fundamental adquirir ese rancho ganadero para extender su proyecto. 

Se puso de pie acercándose a la gran maqueta a escala que representaba su gran aspiración. Un nuevo Hamptons en el centro del país. Un lugar donde familias ricas de la ciudad de Kansas pueden pasar el verano y los fines de semana al lado del río de forma cara y exclusiva, con campos de golf, polo y un hipódromo para carreras de caballo, una asociación donde podrían celebrar  eventos exclusivos, fiestas glamurosas y galas benéficas. Deseaba crear este lugar para codearse con la alta sociedad, asistir a estrenos de películas y disfrutar de la compañía de artistas, empresarios y personalidades influyentes

Lo importante era que las tierras aumentaran el valor y así lograr el gran beneficio económico, pero de no tener las hectáreas de la familia Walker no podría cumplir perfectamente este plan. 

-¿Debo jugar sucio? Con tantas deudas apenas puede sacar el cuello del agua para respirar. -Abolló la carta del abogado y la tiró al cesto de basura. 

Se acomodó la corbata y negó la cabeza por preocuparse. 

-No importa que contrates abogados, no puedes pagarlos y si me empeño en algo lo consigo. -Levantó el teléfono y apresuró a su secretario por la información. -¡Tienes tres minutos! 

-Voy a descubrir tus debilidades Isabela. 

∼***∼

Era otro día ocupado y debía ir al pueblo cercano por material para arreglar el cercado. Isa acarició las orejas del border collie y lo dejó subir en la parte trasera de su camioneta. 

-Tom, te dejo a cargo de los muchachos en lo que voy al pueblo… mañana debemos empezar a darle el mantenimiento a esas cercas así que voy por algunos materiales. 

-No se preocupe, me encargo que estos chicos no descansen en la sombra en su ausencia. -El anciano era el más antiguo peón de la estancia e Isa se apoyaba mucho en él, confiaba y contaba con él en algunas cosas que desconocía. 

-Vamos Jefe. -Otro Border collie subió de un salto a la camioneta y Emma salió de la casa cuando encendió el motor. 

-¿Dónde vas? -Corrió colocándose una botas texanas que Isa le prestó para que pudiera ir y venir por la finca sin que ensuciara el lindo calzado que se trajo de la ciudad. 

Dió unos brincos mientras se ponía la última bota y alcanzó el vehículo. 

-Buen día señor. -Saludó extendiendo la mano. 

-Buen día señorita, bueno vayan con cuidado. -Se marchó e Isa le apuntó con la cabeza al asiento de acompañante. 

-No me dijiste adonde vas. -Se quejó cerrando la puerta. 

-Sólo una compra de alambrada y madera en el pueblo .

-Pues voy, necesito comprar también unas botas como estás.-Se quitó el pie derecho y masajeó sus dedos. -Me quedan pequeñas. -Se quejó. -Tu con tu piecito de princesa. 

Treinta minutos en camioneta desde la Finca “El nocedal” hasta el pueblito de infancia de Emma y donde habían asistido a la escuela. 

“Bienvenidos a Silville” 

El cartel viejo y descolorido de una familia agricultora les sonreía al llegar. 

Silville era un pueblo de alrededor de siete mil habitantes, muy pequeño y cerrado, por eso las personas se conocían todas y era una comunidad muy unida. 

-Voy a saludar a mi madre, si se entera que vine de la ciudad y no pasé no me lo perdonará. -Se bajó en cuanto Isa llegó a la tienda. 

-¿Quiere que te alcance? -Un gesto despreocupado con la mano fue la negativa y se alejó saludando a las personas que la reconocían. Después de todo, la madre de Emma siempre presumía los éxitos de su hija con las señoras. 

-¿Cómo va todo Isabela? 

-Como siempre, Bob. -Se quitó el sombrero al entrar a la tienda y comenzó a mirar los precios del material. 

-¿Estás buscando empleados para el trabajo de campo? -Bob se acercó colocando unas piezas en las estanterías. 

-¿No? ¿Por qué preguntas? -Lo miró extrañada y este sólo sonrió apenado. 

-Jaja, hay un hombre que llegó anoche en una chevrolet destartalada buscando trabajo. -Isa giró los ojos al escuchar eso. Bob siempre era tan buena gente, que se ocupaba de extraños que llegaban y luego se aprovechaban de su hospitalidad. 

-Pues no, no estoy en condiciones de contratar a nadie. -Cogió un gran rollo de alambrada y Bob se lo quitó de las manos cargandolo él  mismo hasta el mostrador. 

-Dice que tiene mucha experiencia y por el momento sólo busca un lugar de descanso, comida. -Se encogió de hombros pues era un trato extraño. -Será por poco tiempo, hasta que pueda seguir su camino.

Isa se quedó pensativa, no era un mal trato. casi se podía decir que se estaría aprovechando del pobre hombre. 

-Bueno… me falta mano y sería un alivió si es un contrato por palabra. 

-Es mismo digo yo, él está en apuros y tú puedes ayudarlo. -Le guiño un ojo con una sonrisa satisfecha. Cómo si consiguiera un techo para un perro callejero. 

Dile que pase por La finca para conocerlo en persona y ver si podemos llegar a un acuerdo. 

Bob se ocupó de cargar todo el material en la camioneta cuando terminó la compra. 

-No te preocupes. -Le dijo cuando intentó extenderle un cheque. -Acabas de pagar más de la mitad, cuando puedas sé que vendrás a arreglar lo que falta. 

Ese era Bob, tan amable que la gente se aprovechaba de él. Le agradeció prometiendo saldar la deuda pronto.